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Llegan a Tenerife los primeros turistas británicos vacunados de la era COVID

El aeropuerto del Sur empieza a recobrar el tráfico perdido por la pandemia; hasta 14 vuelos procedentes del Reino Unido aterrizaron ayer en sus pistas y el sábado, día de mayor actividad, se esperan 122 en Canarias
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El “día de la libertad” trajo al Archipiélago a los primeros turistas británicos de la pandemia. En la imagen, un grupo, ayer, en la terminal del aeropuerto Tenerife Sur. Sergio Méndez
El “día de la libertad” trajo al Archipiélago a los primeros turistas británicos de la pandemia. En la imagen, un grupo, ayer, en la terminal del aeropuerto Tenerife Sur. Sergio Méndez

La tensa calma que reinaba en los principales aeropuertos canarios como consecuencia del temido cero turístico se tornó ayer, tras más de un año y medio de pandemia, en un trasiego de vehículos, maletas, carritos y hasta abrazos de reencuentro. Las restricciones que trajo consigo la irrupción de la COVID-19 en nuestras vidas han dado paso, con el levantamiento de las limitaciones para viajar en varios países emisores de turistas al Archipiélago y los altos índices de vacunación, a un vaivén de pasajeros en la terminal de Tenerife Sur. No en vano, dicho enclave recibió, en el transcurso de la jornada del lunes, 14 vuelos procedentes de Reino Unido, a los que se unen cuatro llegadas registradas en Gran Canaria, ocho en Lanzarote y dos en Fuerteventura, sumando un total de 28 operaciones, según datos de Aena.

“Freedom day” o Día de la Libertad fue la denominación escogida por los tabloides británicos para bautizar a la relajación de las medidas decretadas para prevenir contagios; desescalada en la que se empecinó el primer ministro, Boris Johnson, a pesar de los presagios de que en las próximas semanas se podrán alcanzar los 100.000 contagios diarios vista la alta incidencia de la variante delta del coronavirus, un 60% más transmisible que la cepa original. Así lo recogían las portadas de The Daily Telegraph y el Evening Standard. Este último, de hecho, ilustraba la noticia de primera con la foto de una celebración en la que ninguno de los inmortalizados portaba mascarilla. “Que comience la fiesta: multitudes en los exteriores de un club nocturno antes de la reapertura de medianoche”, decía el pie de la instantánea.

Y ese mensaje de presunta libertad, que recuerda a los eslóganes empleados por el Partido Popular de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones a la Comunidad de Madrid, animando a retomar unos hábitos previos a la crisis sanitaria que de acuerdo con los expertos todavía son distantes, ha calado entre los visitantes de distintas nacionalidades. Al menos, ayer se expresaban en la misma línea turistas como Branislav y Elisabeth, dos jóvenes que aterrizaban a media tarde en Tenerife tras partir, horas antes, de Praga, la capital de República Checa. “Vinimos porque es un lugar muy accesible con la COVID-19”, señalaban a DIARIO DE AVISOS, aludiendo a que en otros lugares son mayores los requisitos para desaplazarse. Ambos portaban unos morrales, por lo que la pregunta era casi obligatoria: “¿Van a hacer senderismo?”, a lo que respondieron que sí; “pensamos que Tenerife era un buen sitio para caminar por la naturaleza”.

Grupo de turistas, ayer, saliendo de la terminal del aeropuerto de Tenerife Sur | SERGIO MÉNDEZ

Haciendo tiempo mientras Álex terminaba de vapear, su compañero Julian -los dos naturales de Austria- permanecía sentado sobre su maleta. El año pasado habían acudido a Gran Canaria, llevándose una buena impresión de las Islas, y este año querían incorporar más territorios a la ruta: “Iremos otra vez a Gran Canaria, pero primero venimos a Tenerife y luego pasaremos por Fuerteventura”. ¿Los motivos que les han hecho embarcarse en un avión con la que está cayendo? “En Austria, cuando vamos a un restaurante tienes que llevar el certificado de vacunación; si no estás vacunado, no puedes entrar. Aquí no sabemos si nos lo piden, pero cuando compramos los pasajes nos dijeron que no, y, en general, en Canarias es todo más accesible”. Tras el último Consejo de Gobierno regional, precisamente se habló sobre la conveniencia o no de que los comensales, para acceder al interior de la hostelería y restauración, deban acreditar su inmunidad al virus. No obstante, en los escasos días que van a estar estos dos austriacos visitando la Comunidad, es poco probable que se dé luz verde a la medida, que por ahora es solo un planteamiento.

Como si de un mantra se tratara, de nuevo otros visitantes entonaban la palabra “accesible” para referirse a las restricciones vigentes en las Islas. Aunque no todos apuntaron a este privilegiado punto bañado por el Atlántico por su aparente flexibilidad sanitaria. Un hombre alemán, acompañado de sus dos hijas pequeñas, se manifestaba orgulloso de haber dado con un destino como Tenerife fijándose especialmente en sus parajes naturales: “Lo encontré buscando por Internet y nos encantó”. Su esposa estaba averiguando, en uno de los mostradores -que, por momentos, tuvieron mucho tránsito- cuál de las guaguas fletadas por un turoperador debían tomar, y en ese impasse, él aprovechó para atender a este periódico. Nada tenía que ver la estampa de hace unos meses, con los estacionamientos frente al cartel de “Bus” vacíos, con la concurrencia de ayer. Se respiraba la sensación de estar asistiendo al renacer de la actividad sobre la que se ha cimentado la economía isleña.

Vanessa, también ciudadana germana, encaraba junto a sus padres y su pareja la puerta de salida de la terminal. Miraban a un lado y otro, sin saber exactactamente qué rumbo tomar. Su padre, sin embargo, tenía claro qué es lo que quería hacer. Una vez abandonado el edificio tomó distancia, se metió la mano en el bolsillo y sacó un cigarrillo; su madre, incluso, al traspasar la puerta, presidida por el letrero de “Llegadas”, ya tenía un Marlboro en los labios. “Es mi primer viaje fuera de Alemania y nos gustó Tenerife porque está cerca, es Europa, y con la pandemia no queríamos irnos muy lejos”, reconocía actuando como portavoz de su familia, dado que es la única que habla inglés.

LOS BRITÁNICOS

Pero, pese a la afluencia de pasajeros centroeuropeos en el aeropuerto del Sur, los protagonistas de la jornada eran los británicos. Londres había levantado la obligatoriedad de guardar cuarentena a los viajeros a su regreso, permitiendo que hicieran turismo fuera del país siempre que pudieran demostrar que han recibido la pauta completa de la vacuna. Y a última hora de la tarde, con cerca de una hora de retraso, tomaban tierra dos aviones procedentes de Glasgow (Escocia) y Belfast (Irlanda del Norte). Entre las esperas en origen, la duración del vuelo y la demora para bajarse del aparato, una familia escocesa salía rápidamente a crear un rincón del fumador. No podían con la abstinencia. Y, tras su dosis de nicotina, ya contaban con la paz necesaria para atender al DIARIO. “Desde hace años venimos a venimos a Canarias porque amamos el mar. El año pasado estuvimos durante 10 días, y esta vez también lo haremos. Pero nada de ir al monte; preferimos tumbarnos en la playa”.

Según previsiones, el sábado será el día de la semana en que mayor número de llegadas a Canarias habrá de Reino Unido, con un total de 61, más otras 61 salidas. El domingo, despegarán otros 48 vuelos de vuelta a la tierra del Brexit, y el viernes, como tercer día de más tránsito, se esperan hasta 84 desplazamientos en un sentido y en otro. Es decir, que en las siete primeras jornadas de reapertura británica, con las Islas se llevarán a cabo 574 operaciones. Conscientes o no de la relevancia que su llegada, tres generaciones de una familia oriunda de Glasgow se dirigían hacia la guagua que los llevaría hasta el hotel. La matriarca, andador en mano, comandaba la expedición, y durante su trayecto dejaba constancia de que la razón por la que están en Tenerife es que ella lo había decidido. Su alegato solo se vio interrumpido por la intervención de su nieta, que destacó que “otros sitios son aburridos, pero aquí tenemos sol y puedo ir a la playa; es muy divertido”. La abuela, por su parte, resumía la situación del mundo en dos frases: “Tenerife está en ámbar y nosotros venimos de un país con peores cifras y Alemania… ¿Has visto las inundaciones?”.

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