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Elena Castillo: “Verano de Cuento es un lujo, y más en estos tiempos”

La narradora es una de las participantes en el festival que se desarrollará en El Sauzal desde el 23 de julio y hasta el 27 de agosto
Elena Castillo. / Jesús S. Notario

Elena Castillo será una de las narradoras que dará vida a la vigésimo segunda edición del Festival de Narración Oral Verano de Cuento. Es una de las habituales de este encuentro y en esta ocasión se mostrará al público de la escalera de El Sauzal en la tarde noche del 20 de agosto, con una propuesta titulada El arte de perder, compartiendo noche con Omaira Morales. Verano de Cuento se celebrará durante los fines de semana del 23 de julio al 27 de agosto.

-¿Para contar bien un cuento es necesario tener un talento innato?

“El talento innato para algo dará ventaja, en el ámbito que sea, pero a contar se puede llegar de muchas maneras: por oficio, por gusto, por amor a las criaturas que tengas en las cercanías, por compromiso, por vocación, porque es tu profesión o por una mezcla de todo esto y más. El asunto fundamental es comunicar, conectar con quien escucha. Creo que para contar hace falta, sobre todo, pasión por contar, pero el talento también se entrena”.

-¿El arte del cuentacuentos también evoluciona o todas las grandes historias ya están escritas?

“Bueno, la tecnología ha llevado a los cuentos hasta las pantallas. No se podía llegar a la gente de otra manera, y es posible que esta se instale para siempre, aunque yo no cuento online. Luego están los recursos y elementos que cada cual tenga a bien incorporar a su estilo. Respecto a qué se cuenta, y aunque los clásicos ya lo hayan contado todo, sigue quedándonos todo por contar: somos únicos, aunque nos enfrentemos a circunstancias parecidas, y nos vamos contando aquello que nos pasa, porque los seres humanos somos la especie fabuladora. Por eso nos sigue gustando reunirnos alrededor del fuego de las palabras, porque a través de ellas cualquier historia puede ser muy grande, iluminarnos en tiempos oscuros y acompañarnos toda la vida”.

-¿Cuáles son sus principales fuentes de inspiración para las narraciones?

“Empecé con cuentos literarios, pero desde 1998 fui intercalando anécdotas personales que poco a poco se adueñaron del repertorio. Ana María Matute decía que cada persona es un cuento que está vivo, y a mí me gusta contar lo vivido porque soy lo que me queda más cerca; el público puede identificarse con algo que me pasó hace mucho, y nos reímos juntos de lo que en su día me hizo llorar, aunque no todo lo que cuento provoque risa. Me valen los recuerdos familiares, lo que sucede por los alrededores, lo que veo en el periódico o escucho por la radio, y cualquier acontecimiento, de antes o de ahora mismo, que me retumbe por dentro”.

-¿Qué anécdotas compartiría con nosotros en sus casi 25 años como narradora?

“La más importante para mí es cómo he llegado hasta aquí. Un día de enero de 1994 fui a un sitio donde no había estado nunca, para asistir a algo que no sabía que existiera y ahí escuché cuentos por primera vez, en la voz de Mayra Navarro. La noche que me cambió la vida. Por eso me parece tan fascinante el azar. Y por eso mismo cuento la historia de mi tío Ramón, el que murió por no llamarse Pepe”.

-¿Cómo valora usted un festival como Verano de Cuento?

“Como un lujo, y en estos tiempos, más. Ha crecido con todas las actividades que ahora se programan y con las que ni se soñaba en sus inicios, así que felicito a los organizadores. Me gusta venir a contar, a escuchar y a encontrarme con más gente apasionada por lo mismo: se nos nota porque llegamos cojín en mano, todo un sello de identidad de Verano de Cuento, al que le deseo larga vida”.

-¿Sería capaz de relatarnos aquí un cuento en cinco o seis líneas?

“No, mis historias son largas, y además, sería un escrito que otros leen. La narración oral escénica requiere compartir un espacio, mirar a los ojos de quien está frente a nosotros contándonos algo de viva voz o con lenguaje de signos, y dejarnos llevar por el gesto, la mirada y sus palabras. Con suerte, el viaje es largo y llegamos a sitios muy lejanos… o a algo que estaba dentro de nosotros mismos”.

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