
María Concepción Brito (31 de marzo de 1977) o más conocida como Mari Brito asumió el cargo de alcaldesa de Candelaria en el año 2015, aunque lleva trabajando en el Ayuntamiento desde 2003 como técnica primero y después como concejala. Es licenciada en Matemáticas por la ULL, nada que ver con la política, pero reconoce que precisamente estas habilidades para resolver problemas es lo que le ha ayudado en su día día. Le encanta su trabajo porque “consiste en mejorar la vida de las personas”. La honestidad y el esfuerzo son valores que aprecia mucho porque le fueron inculcadas desde siempre por su familia. Es una gran aficionada al baloncesto y sigue con pasión al Canarias, club del que es abonada. Una vez en semana, cuando el tiempo se lo permite, reserva un hueco para practicar un deporte que la divierte mucho: el padel. Por ahora solo mira a la Alcaldía. No piensa en otras administraciones públicas.
-¿Cómo pasa una licenciada en Matemáticas a ser alcaldesa?
“Bueno siempre he tenido vocación de servicio público y desde muy niña he estado vinculada a movimientos asociativos con la idea de ayudar a las personas y mejorar su vida y su entorno. Además en mi familia la política se ha vivido de forma muy intensa, tanto por parte de mis abuelos como de mis padres. El Partido Socialista en Candelaria confió en mí para presentarme a la Alcaldía y aquí estoy. Y no se crea, las matemáticas me ayudan mucho en el día a día porque aportan muchas habilidades para razonar y resolver conflictos. Buscar soluciones a los problemas y mejorar la vida de la gente es el trabajo de un político. Y a esto hay que unir los valores y la educación que me inculcó mi familia, como la honestidad y el esfuerzo. Son valores que han hecho de mí lo que soy ahora”.
-Todo problema tiene una solución…
“Sí, a veces es complejo, pero es lo que intento: llegar a un acuerdo para construir una sociedad y un pueblo mejor para todos. Y contar con un buen equipo es primordial para que los proyectos políticos salgan adelante. El pensar en el ciudadano y ver cómo podemos ayudarlo, aunque no tengamos la competencia, es una tarea muy satisfactoria”.
-Cuando estaba en todos esos movimientos asociacionistas ¿se veía de alcaldesa?
“No era mi objetivo. No lo tenía en mente, la verdad. Yo lo que quería era colaborar para conseguir un entorno mejor y más calidad de vida para los ciudadanos. Pero una cosa lleva a la otra… Mire, como alcaldesa no tengo horario. Soy alcaldesa las 24 horas, a tiempo completo. Esto no es: salgo del Ayuntamiento y listo, no. Pero es que no me molesta, ésa es mi vocación, es como yo entiendo la política. Y siempre tratando de cumplir con la palabra que hemos dado a los ciudadanos”.
-Supongo que ha tenido que renunciar a nivel personal a muchas cosas ¿vale la pena?
“Claro que sí. Todo el esfuerzo y sacrificio vale la pena y, además, yo tengo la enorme suerte de contar con el apoyo de mi marido y mi familia. Compensa al 100% sobre todo cuando se resuelve un problema de algún vecino. Es muy satisfactorio”.
-Al final las mujeres nos pasamos la vida conciliando ¿Se ha encontrado con algún problema por ser mujer?
“No. Las cosas han cambiado. Es cierto que aún queda camino por recorrer, pero se están rompiendo muchas barreras. La lucha no está terminada, todavía nos quedan cosas por hacer, pero también le digo una cosa: Yo soy de las que piensan que no se nos debe tratar diferentes por el hecho de ser mujeres sino valorar las capacidades y los méritos de las personas. Hay que seguir alzando la voz”.
-¿Es la alcaldía la mejor escuela del político para saltar a una administración mayor?
“Sin duda. En un ayuntamiento se palpa la realidad y, de primera mano, qué es lo que las personas necesitan- Es una enorme responsabilidad y un compromiso que hay que cumplir. Cada día es una prueba y un aprendizaje continuo, pero también es un privilegio el poder tener contacto cercano con los vecinos y poder actuar y ayudarles”.