El secretario de Estado norteamericano ha agradecido su colaboración en Afganistán a 26 Estados que ha citado expresamente, una lista en la que no figuró España: los 26 pasos que Pedro Sánchez caminó junto a Joe Biden solo han dado para una breve conversación telefónica sobre el uso de las bases de Morón y Rota en la acogida de refugiados afganos. La debilidad internacional española se ha acentuado por la desconfianza que genera en Estados Unidos y en toda la OTAN la insólita y única en Europa presencia de ministros comunistas en el Gobierno español y su eventual acceso a información sensible. Y no se ha olvidado la imagen de Rodríguez Zapatero sentado al paso de la bandera norteamericana. En aquel país respetan sus símbolos nacionales y no olvidan ni perdonan a quienes los ofenden. El presidente español ha ofendido, además, a todos los ciudadanos de este país, y también a los refugiados afganos, al ser el único dirigente occidental que ha permanecido de vacaciones mientras estallaba la crisis afgana. Y, por mucho que su ministro de Exteriores insista en que su jefe estaba al mando, esa indiferencia se ha traducido en nuestro notable retraso en iniciar la repatriación de los colaboradores e intérpretes afganos, y en el escaso número de ellos que estamos repatriando.
Hemos sido el último país de la OTAN en iniciar esa operación, y, por no citar a Francia o Alemania, países como Bélgica, Italia y hasta Turquía ya han repatriado a un mayor número. En los medios españoles se recogen constantes quejas de muchos de ellos, que no han recibido ninguna llamada que les informe sobre su evacuación. Y no olvidemos que son personas que han puesto sus conocimientos de nuestra lengua al servicio de nuestro personal, y han arriesgado así su vida y la de sus familias. Solo por eso merecen que se les conceda la nacionalidad española por causas extraordinarias. Ante el colapso en el aeropuerto, unidades especiales de la policía francesa y helicópteros alemanes están recogiendo a sus nacionales en Kabul para trasladarlos al pie de los aviones. ¿Y nosotros qué estamos haciendo?
Sánchez es el maestro de la propaganda y la intoxicación informativa, amparado en la impunidad que le proporciona la torpe oposición de Casado y el apoyo de Podemos, partido que ha calificado de banales las críticas de la oposición. Y, al regreso de Lanzarote, ha montado en la base de Torrejón un centro de recepción de refugiados que ha ofrecido a la Unión Europea, a cuyos dirigentes ha podido exhibir ante los medios internacionales. Hay que reconocer que es deshonesto y mentiroso, pero muy buen político. Y que lo vamos a tener demasiado tiempo en La Moncloa.
Aunque muchos refugiados han accedido a los aviones norteamericanos y británicos al amparo del caos existente, se insiste en que solo se admitirá a los que figuran en unas listas; y antes de embarcar se comprueba exhaustivamente su identidad. Es una precaución necesaria porque los talibanes han abierto las cárceles, y el problema es que puedan venir terroristas o agentes talibanes mezclados con los refugiados. Ahora hemos constatado que tenían esos infiltrados en algunas instituciones occidentales, y que, por ello, han confeccionado listas negras de colaboradores con ellas, que buscan casa por casa. La incompetencia no es solo un patrimonio español.