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El curso político empieza con CC rebajando sus críticas al PSOE

La relación histórica entre el PSOE y CC está llena de idas y venidas, desde la hostilidad durante el Gobierno de Clavijo al entendimiento entre Paulino Rivero y José Miguel Pérez
Clavijo y Torres durante la investidura del líder socialista como presidente de Canarias/Sergio Méndez
Clavijo y Torres durante la investidura del líder socialista como presidente de Canarias/Sergio Méndez

La segunda parte de la legislatura ya está aquí y los partidos comienzan a trazar sus estrategias de cara a las elecciones de 2023. Una de las sorpresas de esta semana ha sido la cordialidad del secretario general de CC, Fernando Clavijo, con el presidente del Gobierno, Ángel Víctor Torres, y su disposición a contribuir a la estabilidad del Ejecutivo, especialmente tras los roces internos en el Pacto de Progreso a cuenta de la elección de los miembros de la Junta de Control de Radiotelevisión Canaria o el polémico proyecto del Puerto de Fonsalía.


Si antes del verano, CC criticaba con extrema dureza a Torres y le achacaba su “sumisión” al Gobierno de Sánchez por el tema del REF del cine, estos días ha emergido un Clavijo ‘estadista’ partidario de los grandes acuerdos para el periodo de la pospandemia. “Damos nuestro apoyo para que haya estabilidad y para que el presidente Torres pueda, con tranquilidad, sacar los asuntos. Lo único que pedimos es diálogo, consenso y transparencia”, afirmó durante una entrevista en la Cadena SER.

Apariencia o no, lo cierto es que parece un cambio de tono del expresidente, precisamente el principal dinamitador del entendimiento político que se produjo entre socialistas y nacionalistas durante el Gobierno de coalición entre Paulino Rivero y José Miguel Pérez. Y en un momento de debilidad de CC, alejados de la capacidad aglutinadora que tiene el poder y a la baja en los sondeos, según el Sociobarómetro que se publicó en el primer trimestre de este año y que le daba una pérdida de 5.7 puntos. Un acercamiento a los socialistas, aunque fuera para estar de ‘segundón’ en un Gobierno con el PSOE en la próxima legislatura, le permitiría a Clavijo calmar las aguas en su partido, intranquilo en algunas islas como Fuerteventura por el sesgo derechista que ha ido cogiendo CC, tan asociado a los grupos de poder económico, tan cercano a las estrategias de Pablo Casado y Teodoro García Egea. Y tan beligerante con la izquierda en los discursos que pronuncia su portavoz en el Congreso, Ana Oramas. Además, ser ‘segundón’ por un tiempo no significa nada. Ahí tienen a Manuel Hermoso, que fue vicepresidente del socialista Jerónimo Saavedra y aprovechó la primera oprtunidad que tuvo para traicionarlo y convertirse en presidente. La clave es saber manejar los hilos del poder. Y en eso, la derecha canaria que habita en CC tiene un máster.

La relación entre PSOE y CC está lleno de tiras y flojas. Pero con cambios suficientes para saber que todo es posible. A la beligerancia de Juan Fernando López Aguilar con Paulino Rivero y el “clientelismo” de CC durante la campaña electoral de 2007, le siguió la cordialidad de José Miguel Pérez en 2011, que no tardó nada en entenderse con Rivero para un pacto de Gobierno que duró los cuatro años de legislatura, algo insólito en la historia de Canarias.

La cosa va por barrios: a nadie se le escapan las ambiciones del sector grancanario de Sebastián Franquis, que suspira por arrebatarle algún día la presidencia del Cabildo de la isla a Nueva Canarias y ve a CC más como un posible aliado en ese intento que un rival político. Otra cosa distinta es lo que piensa el sector de Augusto Hidalgo, asentado en su papel de alcalde más relevante de la izquierda canaria, gracias a un tripartito con Unidas Podemos y Nueva Canarias. Tampoco hay que escarbar mucho para detectar el malestar que hay entre algunos socialistas palmeros por el papel subalterno que juegan en el Cabildo de esa isla tras cederle la presidencia al PP, a pesar de que los populares tuvieron menos votos, para desalojar a Nieves Lady Barreto, de CC, del poder. En la legislatura anterior, socialistas y nacionalistas gobernaron durante cuatro años juntos en la isla. Y aguantaron bien. Pero también está Tenerife, cuya militancia es históricamente reacia al entendimiento con CC y tiene influyentes alcaldes, como Luis Yeray Gutiérrez, en La Laguna, trabajando cómodamente con un pacto de izquierdas, o dirigentes como el ‘recuperado’ Santiago Pérez, hostiles hasta la médula a todo lo que representa la CC que viene del insularismo de ATI, y el recién elegido portavoz del PSOE en el Congreso, Héctor Gómez, que sufrió los desplantes de Clavijo a los socialistas canarios durante el corto y tenso Gobierno en el que convivieron el líder de CC y la socialista Patricia Hernández. Pero también hay históricos como Aurelio Abreu, que estuvo la mar de cómodo gobernando con CC en el Cabildo de Tenerife.

Una parte de todo esto pasa siempre por La Gomera, donde Casimiro Curbelo tendrá que deshojar la margarita para decidir si regresa al PSOE, como le ha ofrecido Ángel Víctor Torres, o si monta su propio proyecto regional. Con quien seguramente no forme un partido es con Román Rodríguez, de quien se le ve cada día más distanciado, bien por RTVC, bien por Fonsalía. Curbelo, además, es hombre cercano a Fernando Clavijo. Nueva Canarias y Unidas Podemos siguen apostando por un acuerdo progresista para transformar canarias en los próximos años. Habrá que ver si la izquierda del PSOE tiene suficiente fuerza para que no regresen las viejas alianzas

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