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Michelle Alonso, de “rescatar” trofeos de la piscina en Ofra a iluminarla con el oro paralímpico

La medallista rememora, en una visita a su colegio, los años en los que aprendió a nadar, y pide que se recuperen las instalaciones para que sean utilizadas por los alumnos y vecinos del barrio
Michelle Alonso, ganadora de tres medallas de oro en los Juegos Paralímpicos, visita la piscina en la que aprendió a nadar, en el barrio capitalino de Ofra. FRAN PALLERO

Antes de convertirse en campeona paralímpica, Michelle Alonso llegó a “rescatar del agua” los trofeos que los golfillos tiraban al fondo de la piscina de su colegio. En el CEIP Las Delicias de Ofra, siempre la llamaban cuando se daban este tipo de incidentes, ya que era la única alumna capaz de sumergirse tres metros y medio. “Con piernas de rana, recuperaba todo lo que habían tirado al fondo: piedras, trofeos y otros objetos que sacaron de una vitrina que había en un despacho…”, rememora. Ahora, la medallista visita aquella piscina en ruinas “con una pena horrible” y pide que “la arreglen porque era increíble y sería guay que los vecinos y alumnos del colegio puedan disfrutar de ella como yo lo hice”.

En el colegio la reciben por todo lo alto. “Eres una ganadora total, en la natación y en la vida”, le dice Ana, secretaria del centro. Michelle Alonso llega acompañada de su madre, Conchi, que trae algunas fotos de los años en los que su hija nadaba allí. A nadie le sorprende que Educación Física, que era la asignatura en la que los alumnos de Las Delicias iban a la piscina, fuera la materia favorita de la medallista.

La primera vez que nadó en esa piscina fue a los siete años. Antes de eso sabía “flotar” en el agua -aclara Conchi– pero “a nadar aprendió en la piscina del colegio”. La joven explica que había también una piscina pequeña destinada a los niños de Infantil pero, por desgracia, ella no la pudo utilizar pues en su época ya “estaba destrozada”.

Fue usuaria de la piscina hasta el año 2007, cuando terminó la Educación Primaria. En la grada siempre la animaba su madre, por eso no duda en mirar hacia ella cuando es preguntada sobre su mayor apoyo en el deporte. “Yo deseaba que llegara la hora en la que a Michelle le tocaba venir, porque la veía con ilusión. Ella llegaba y veía a la cuadrilla, hablaba y vacilaba. Al principio era como un juego, pero luego la natación se fue volviendo algo más serio”, narra Conchi.

A nivel personal, la natación ha mejorado la vida de la campeona paralímpica: “Gracias a esto tengo muy buenos amigos y con todas las entrevistas que me han hecho cada vez me desenvuelvo más al hablar”. La joven, que tiene una discapacidad intelectual, presentó algunas dificultades con el lenguaje en su infancia, algo que ahora apenas es imperceptible.

En el colegio, todo parece “más pequeño” que antes

Michelle Alonso visita su clase, una de las ‘pequeñas casitas’ que sirven de aula en el colegio público Las Delicias. FRAN PALLERO

La nadadora visita el que fuera su colegio para mostrar a sus antiguos profesores su última medalla olímpica, el oro logrado en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 -donde también ha repetido nuevo récord del mundo-. Buceando entre recuerdos, a Michelle Alonso todo en el lugar le parece ahora “más pequeño”: el salón de actos donde celebraban las fiestas, las sillas de su clase, el patio donde jugaba… “¿Será que lo veo así porque yo he crecido?”, se pregunta entre risas.

El colegio público donde estudió es bastante peculiar en la zona, no solo por tener piscina, sino por conservar el modelo bungaló en el que cada aula parece una pequeña casa independiente que cuenta con sus propios patios para que los niños jueguen. Más tarde se hicieron otros colegios en el barrio, en los que se primaba optimizar espacio construyendo hacia arriba.

En el lugar han cambiado algunas cosas. “Ahí había un árbol” -señala la nadadora- y el director, Genaro Padilla, explica que hubo que quitarlo porque estaba enfermo. También se remodelaron las escaleras, “que eran mortales, sobre todo una vez que me torcí el tobillo y al subirlas se me hacían interminables”, cuenta Alonso.

La Sirenita, futuro nombre de la piscina de Las Delicias

A Michelle Alonso le gustaría que la piscina se recuperara para que otros alumnos del colegio y los vecinos “puedan disfrutar de ella como yo lo hice”. FRAN PALLERO

“¡Qué tristeza, por dios!”, exclamó Michelle Alonso al pasar la puerta que da acceso a la piscina de Las Delicias, ahora en ruinas. Visita la instalación con su tercera medalla paralímpica en el pecho y señala que en su época era “una piscina increíble, con una profundidad aceptable, aunque ya las gradas estaban mal”.

Además de desear que otros alumnos del colegio y vecinos del barrio puedan disfrutarla algún día, Alonso afirmó que “estaría bien que también pudiera usarla algún club, como antes”. En concreto, era la Agrupación Deportiva Santa Cruz, a la que la nadadora pertenecía, la que ejercía funciones de club en el lugar. La medallista señala que su actual entrenador, José Luis Guadalupe, también llegó a nadar en aquella piscina. “¿Quién no ha nadado aquí?”, pregunta la joven, haciendo alusión a una larga cantera de deportistas.

Para Conchi, recuperar la infraestructura es “fundamental” para el barrio dados los “pocos recursos que hay”. La madre de la medallista considera que “en una Isla, los niños tienen que aprender a nadar” y apunta que la disciplina que se adquiere a través del deporte es muy valiosa: “Aprendes a cumplir unos horarios y normas, a cuidar de tu aseo personal, a descargar la energía en el agua y a prestar luego atención en los estudios”.

El éxito que vivió la piscina entre los años 80 y 90 fue según la madre de Michelle Alonso ‘un boom’, ya que “se hacían cursillos de verano y no hacía falta ni promocionarlos, era algo de lo que se hablaba en todo el barrio, iba de boca en boca. Ya no era practicar fútbol o baloncesto, que no a todos les gustaba, era algo diferente”.

Todo esto lo ha constatado durante años Genaro Padilla, el director del CEIP Las Delicias, por eso no cesa en su lucha por recuperar la piscina. En esta última visita de Michelle Alonso al colegio, le prometió que cuando se rehabilite, la piscina será bautizada en su honor con el nombre de La Sirenita.

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