erupción en la palma

El volcán sigue extendiendo su manto destructivo por el Valle de Aridane

Anoche hubo que evacuar más barrios de Los Llanos en otro capítulo de una pesadilla que no solo sepulta el pasado de buena parte de La Palma sino que volatiliza el futuro de miles de personas
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, rodeado de las autoridades canarias, ayer en La Palma. La Moncloa

“A partir de las 21.00 horas y hasta las 00.00 horas, las personas afectadas por esta orden de evacuación deben desalojar sus viviendas, con sus pertenencias y animales domésticos, y dirigirse al punto de reunión ubicado en el Campo de Lucha Camino León de los Llanos de Aridane”. Así arranca el parte de evacuación decretado anoche desde el Plan especial de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) para los residentes de más barrios del municipio de Los Llanos de Aridane (La Palma) amenazados ante el imparable avance de la última colada de lava generada por la erupción del volcán de Cumbre Vieja, un monstruo del que ya nadie duda que está protagonizando la mayor catástrofe natural acaecida en Canarias durante al menos los últimos cien años y, seguramente, la peor erupción volcánica sufrida por estas Islas desde que la lava se apoderó de Timanfaya durante tres años, allá por el siglo XVIII.

Nadie sube, ni puede saber, por qué este volcán, que el pasado 19 de septiembre fisuró la corteza terrestre en un paraje de la Cumbre Vieja llamado Camino de Cabeza de Vaca, ha roto la dinámica prevista hasta entonces para las erupciones palmeras, cada vez más cortas y más al sur hasta la llegada de esta catástrofe, que no solo ha borrado del mapa la superficie de un 8% de la más bonita de las Islas Canarias sino que ha hecho volatilizar el futuro de tantos palmeros y palmeras con su incesante fuente de lava.

Parece evidente que, por desgracia, este demonio ha encontrado el camino que conecta una gigantesca bolsa de magma con la superficie, lo que está provocando que el desparrame de tan incandescente material no cese en su tarea destructiva, afectando además -precisamente- al Valle de Aridane, desde hace tanto el corazón económico y demográfico de La Palma.

Por eso, el mismísimo presidente del Gobierno de España cumple ya su cuarta visita a la Isla, y las que le quedan, consciente como es Pedro Sánchez de que nada será igual. Por mucho que se pretenda tranquilizar a la ciudadanía, tanto científicos como políticos están siendo lo suficientemente responsables como para no ocultar la gravedad de la situación generada por una erupción que, ojalá, cese antes de que termine el año.

Pero anoche -como hoy- lo que importa son los vecinos de la zona comprendida al sur del Camino de la Cruz Chica en el cruce con Camino de Los Campitos, siguiendo por Camino Morro Cabrito hasta alcanzar la carretera LP-2, justo los que tuvieron que dejar sus hogares sin saber si podrán volver a ellos.

Allí, donde había un monte, ahora está un monstruo del que, hay que insistir, duele que sepulte el pasado, pero lo peor no es eso. Lo peor es que destruye el futuro.

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