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La erupción no acabará a corto y medio plazo, según los expertos

El volcán se lleva por delante 640,27 hectáreas y alcanza un ancho máximo de 1.227 metros; el catastro detecta un total de 937 edificaciones destruidas, 763 son casas
Imagen nocturna de las coladas del volcán de Cumbre Vieja vistas desde La Laguna, barrio de Los Llanos de Aridane que sigue amenazado por una de las lenguas de lava. Foto: Marcos del Mazo

DIARIO DE AVISOS / EFE

Los indicadores que monitorizan los científicos en el volcán de Cumbre Vieja, sobre todo las emisiones de dióxido de azufre, hacen pensar que el final de la erupción no se va a producir ni a corto ni a medio plazo, según confirmó ayer la portavoz del Comité Científico previsto en el Pevolca (Plan de emergencia volcánica de Canarias), María José Blanco.

El volcán está lanzando un penacho de gases a 3.000 metros de altura con cantidades elevadas de dióxido de azufre, 17.774 toneladas diarias, y esa medida tendría que bajar hasta 100 para pensar que la erupción toca a su fin, señaló la portavoz tras un encuentro del órgano director de la emergencia en el que participó el presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez.

Los otros dos parámetros que determinan la energía del sistema volcánico, la deformación del terreno y la sismicidad, también mantienen valores estables con respecto a días anteriores.

El director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, informó de que la colada del flanco norte del volcán, que fluye hacia el oeste y noroeste y que el martes obligó a la evacuación de unos 800 vecinos del barrio de La Laguna, en Los Llanos de Aridane, “avanza muy lentamente” y cabe la posibilidad de que “aborte, que no vuelva a caminar”.

Esa colada está a 200 metros de la costa, pero su brazo noroeste, el que el martes atravesó en diagonal el polígono industrial del Callejón de la Gata, es el que “pierde fuelle”, mientras que la colada que se mueve más rápido, a 50 metros por hora, y que avanza hacia el sur es “la que acumula más energía y empuje”, explicó.

Los últimos datos, correspondientes al día 12, indican que la lava cubre 640,27 hectáreas, 27,94 más que la víspera, y se ensanchó hasta un máximo de 1.770 metros, 250 más.

Por la información de los satélites del programa Copernicus de la Unión Europea, hay 1.541 edificaciones o construcciones afectadas, de ellas 1.408 destruidas. Los datos obtenidos del catastro reducen la cifra a 937, de las que 763 serían de uso residencial, 89 de uso agrario, 45 industrial, 22 de ocio y hostelería y 18 de uso público.

La erupción ha obligado hasta ahora a la evacuación de 6.400 personas, 5.700 en la primera fase de la erupción y otras 700 el martes, pero del total son unos 6.000 residentes y 400 turistas que fueron trasladados finalmente a Tenerife. De los evacuados, 280 personas están albergadas en el hotel Princess de Fuencaliente.

Las previsiones meteorológicas apuntan a que la operatividad del aeropuerto no se verá afectada al menos durante los próximos tres días, porque soplará un viento sahariano desde el continente que dirigirá las cenizas hacia el oeste. Sin embargo, el aire seco y una probable inversión térmica puede ser desfavorable para la calidad del aire mañana y pasado.

En el cráter, la única novedad que se dio a conocer ayer en la comparecencia diaria del Pevolca es que se ha reactivado una emisión en el flanco sureste, pero que no ha supuesto nuevas coladas. Ante la difusión de algunas informaciones sobre la Isla, Miguel Ángel Morcuende subrayó que la estabilidad geológica del edificio insular es “absoluta”.

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