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Policías nacionales, unos custodios tan impecables como implacables

La Policía Nacional tinerfeña celebra su día con el orgullo de sus excelentes resultados ante el crimen y el pesar por el volcán palmero, que se suma al de la pandemia
Como es habitual, la Policía Nacional homenajeó a sus caídos durante el acto. Fran Pallero

La Policía Nacional, imprescindible hasta el punto de ser una de las claves de bóveda sobre las que asienta la democracia española, celebró ayer, por lo que respecta a la provincia tinerfeña, la festividad de los Santos Ángeles Custodios, más conocidos popularmente como los Ángeles de la Guardia y que, como no podía ser de otra manera, son los patronos del Cuerpo Nacional de Policía.

Con su escenario habitual para este festejo, en el santacrucero Teatro Guimerá, los policías nacionales tinerfeños vivieron su festejo con sentimientos contradictorios, por cuanto tienen motivos más que sobrados para festejar sus excelentes resultados en la lucha contra el crimen a la par que saben de sobra hasta qué punto son tiempos difíciles los actuales, dado que a los esfuerzos redoblados que les exigió hacer frente y adaptarse ante la pandemia se suman ahora los que llevan a cabo a cuenta de la erupción en La Palma, donde prestan servicios sin mirar el reloj tanto sus miembros adscritos a la Comisaría de la capital palmera como los desplazados desde Tenerife.

Por todo ello, los custodios que visten de azul no dudaron en ceder el protagonismo del evento a La Palma con un emotivo vídeo que supo captar ese tono de mesurada consternación por parte de un cuerpo de la seguridad del Estado cuyo personal se arremangó como el que más a la hora de, por ejemplo, ayudar a los afectados en las evacuaciones llevadas a cabo a toda prisa en la Isla Bonita.

Impecables, sí, pero implacables, también. La Policía Nacional de la provincia tinerfeña se presenta este año a su particular rendición de cuentas en octubre con la tarea hecha de forma sobresaliente, a tal punto que es uno de los territorios estatales con mayor descenso de la criminalidad, más de un 8%, un dato que mejora al recordar, como hizo el comisario provincial, Ignacio Bádenas, que la bajada en los delitos contra la propiedad son notables.

Precisamente, Bádenas fue involuntario protagonista por las palabras cariñosas que para él tuvo el jefe superior de la Policía Nacional en Canarias, Rafael Martínez López, quien desveló que se jubila “en los próximos días” su compañero, al que calificó como un “gran profesional” del que destacó su “enorme compromiso” y sobre quien acabó diciendo que “no te has ido y ya te echo de menos”.

Martínez López también acertó de pleno al agradecer el esfuerzo de los policías nacionales para hacer frente a la emergencia generada por la inmigración irregular, no solo por los servicios prestados en la primera línea del frente que supuso la acogida temprana de miles de supervivientes llegados en barquillas, sino también como látigo inmisericorde de quienes se lucran miserablemente del sufrimiento ajeno y, en consecuencia, practicar más de 150 arrestos entre los patrones de pateras y/o cayucos.

Como cada año, la Policía Nacional tinerfeña entregó sus condecoraciones a los miembros merecedores de las mismas, pero también hubo tiempo para agradecer la colaboración externa con la entrega de plazas a la magistrada del Juzgado de Instrucción Número 4 de La Laguna, Ana Serrano Jóver López; Pedro Machado (responsable de Comercio Exterior en la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife), y José Trasobares de Dios (Jefe provincial de la Inspección de Trabajo), entre otros.

Asimismo, junto a los responsables de la Policía Nacional citados, presidieron el acto el alcalde capitalino, José Manuel Bermúdez, y el general Jefe de la Guardia Civil de la zona de Canarias, Juan Miguel Arribas, así como el subdelegado del Gobierno de España para la provincia tinerfeña, Jesús Javier Plata, quien, como Martínez, excusó la ausencia del Delegado, el palmero Anselmo Pestana, por motivos obvios.

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