visiones atlánticas

Tornaviaje en Canarias

En el Museo del Prado en Madrid se inauguró el 5 de octubre la Expo Tornaviaje-Arte Iberoamericano en España. El Tornaviaje es el viaje circular que unía Europa con América, desde Cádiz hasta Cuba, Venezuela y México. En el Pacífico de Acapulco a Filipinas, navegó el Galeón de Manila por 250 años en el tornaviaje, descubierto por Andrés de Urdaneta (1508-1568) en 1565, como las Haway y Australia 200 años antes que Cook. Ambas rutas se enlazaban por tierra Acapulco-Veracruz. Debían subir hasta los paralelos 40º Norte, en Japón y Filadelfia. Configuraron la primera ruta comercial global, uniendo Europa, América y Asia. El Galeón de Manila o Nao de Acapulco, llevaba a Filipinas la plata del cerro Potosí y “frailes” para la evangelización de Asia. La plata era el instrumento de pago en la economía del imperio chino. Retornaban con porcelanas, especias y sedas de China, Indonesia, Japón e Indostán, luego de 14.000 kilómetros marinos, en viajes de 4-6 meses. En 1815 tuvo lugar el último viaje del Galeón de Manila, en la fragata Magallanes, cuando se independiza México. Así podemos entender la Expo del Prado, que se cuenta en cuatro secciones, Geografía, conquista y sociedad, Imágenes y cultos de ida y vuelta, Las Travesías del Arte e Impronta Indiana. Se exhiben más de un centenar de obras elegidas por su valor artístico, cultural y simbólico, que nos trasladan el legado cultural de España en su imperio global. Para valorar el Tornaviaje Atlántico y Pacífico y su mundo simbólico en la Expo del Prado analizamos tres conceptos. El sincretismo nos permite conciliar doctrinas y teorías diferentes y opuestas. La religión católica obligada a expandirse se acomoda e integra religiones animistas de Sudamérica y África. Choca en Asia con el sintoísmo japonés, el confusionismo chino y el budismo Indostán. El español se convirtió en lengua de comunicación, incluso en Filipinas, que aún hoy es católica. La sincronicidad es un término del suizo Carl Jung, prologando el Yi Ching chino, traducido al alemán por Richard Wilhem. Es opuesto a la causalidad europea, y en ella la coincidencia de hechos en el espacio y tiempo, es algo más que el azar. Existe interdependencia entre los hechos y el estado subjetivo del observador. En la transculturación se integra por un grupo social formas de otro, generando nuevas culturas. Como nos enseña el cubano Fernando Ortiz en su obra de 1929, prologada por Malinowski, que escribió en Icod de los Vinos su obra cumbre de la Antropología Social en 1921. Es contrapuesto al indigenismo, que implica una deriva irreal del pasado. En él señala que para los canarios Cuba era la “tierra de promisión”, con influjos africanos, asiáticos, latinoamericanos y europeos. En la Expo está Canarias, en la Cruz Procesional de plata traída de Cuba, de 2,50 metros (1663), de la iglesia de San Marcos de Icod, como la talla de madera policromada de la Virgen de las Angustias (1741) del Amparo y su cocodrilo, mexicanos. La talla de madera policromada guatemalteca de la Virgen de Guadalupe (1776), de Santa Úrsula de Adeje, encargada por el VII Marqués de la Casa Fuerte, D. Domingo de Herrera Ayala y Ponte. Arcas policromadas de Breña Baja y joyas de la Virgen de las Nieves de la Palma. Arcas de plata y madera de Las Palmas. Alcancía policromada y de plata de La Laguna. Pieza capital, el Biombo de los Correa, de inspiración japonesa de 2,10m x 6,15m (1692-96), con Tenochtitlán de la conquista y el México colonial. Tesoros del Tornaviaje enviados a Canarias, protagonista de ida y vuelta desde los virreinatos hispanos, Nueva España (1535-1821) con capital en México, Perú (1542-1824) Lima. Nueva Granada (1717-1822), Caracas y Río de la Plata (1776-1814) Buenos Aires. La Laguna será la primera ciudad americana en su trazado urbanístico, que repetiría Sudamérica, luego EE.UU. y las colonias europeas.

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