
La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife celebra la semana que viene dos juicios por presunta tentativa de homicidio que versan sobre hechos muy parecidos y que están enmarcados en esa lacra de nuestro tiempo que supone la violencia machista. Afortunadamente, en ninguno de los sucesos hay que lamentar el fallecimiento de la víctima, si bien ambas mujeres sufrieron heridas gravísimas por las que tardaron meses en recuperarse. Es más, si están vivas se debe a que sus presuntos agresores -siempre según el relato de lo acaecido por parte de La Fiscalía- dejaron de darles cuchilladas al dar por hecho que habían terminado con su vida.
Es precisamente la Fiscalía Provincial tinerfeña desde donde se facilitan las conclusiones que dicho Ministerio Público ha obtenido del trabajo policial y pericial en ambos casos, y que coinciden en lo sustancial, como es el hecho de que los dos encausados habrían agredido a sus parejas por la inmadurez de quien no es capaz de aceptar una ruptura sentimental. Pero también en lo circunstancial, habida cuenta de que estos hechos tuvieron lugar en Tenerife y con apenas dos meses de diferencia.
El primero de los temas que nos ocupa se produjo el 11 de marzo de 2020 en Icod de Los Vinos, pocos días antes de que se declarase el primer estado de alarma por la actual pandemia. Faltaban unos minutos para que fueran las diez y media de la mañana en una vivienda de la calle de San Francisco cuando el acusado, identificado como Santiago Moisés W.H., de unos 40 años y con antecedentes penitenciarios, reaccionó al anuncio de su pareja, identificada como M.C.G., de 38 años, sorprendiéndola en el servicio para asestarle “una cuchillada en el abdomen apretando mientras la mujer trataba de levantarse para luego extraer el arma y decirle que no iba a salir viva de casa”, sostiene la Fiscalía.
Aunque la víctima logró llegar hasta la puerta de la vivienda, “fue interceptada en la puerta por su agresor, quien la agarró del pelo, la llevo al interior y en el suelo le asestó con el mismo cuchillo otra puñalada en la cavidad abdominal”. Aprovechó entonces para interrogarla y obtener así sus datos bancarios, tras lo cual, “con la intención final de degollarla, le hizo un corte de 11 centímetros en la región cervical que no llegó a interesar estructuras vitales, por lo que, creyéndola muerta, tras darle varios golpes y comprobar que no se movía”, abandonó el lugar.
Posteriormente, retiró sin autorización cerca de 3.000 euros de sus cuentas corrientes (que compartía con su madre) hasta, finalmente, ser capturado en un gasolinera de La Laguna. Por la tentativa de homicidio, la Fiscalía pide 15 años de cárcel y otros cinco por el robo con violencia con uso de arma.
En cuanto al segundo caso, tuvo lugar en mayo del mismo año en una vivienda de Santa Cruz de Tenerife. De nuevo, el acusado reaccionó al anuncio del cese de la convivencia apuñalando a la mujer minutos antes de las siete de la mañana, cuando todavía ella, de 36 años, se encontraba en la cama.
Allí la alcanzó Moby M.E., de 45 años de edad, con un cuchillo de cocina que le clavó en el pecho izquierdo, a pesar de lo cual la mujer logró salir de la habitación primero e incluso del piso donde la familia residía en la Carretera General del Rosario. Pese a que sus pequeños hijos (dos gemelos, de 8 años de edad a la fecha de los hechos, y una niña de 7 años) clamaron por su madre, el encausado -siempre según la Fiscalía- siguió apuñalándola durante el trayecto para, finalmente, “cogerla por el pelo, y, con el mismo cuchillo, realizarle un corte en el cuello, que alcanzó la arteria carótida, con rotura parcial de la misma, y que provocó que la mujer cayera al suelo, quedando sentada contra la pared, sangrando de forma abundante por la última de las heridas causadas”.
Allí la dejó, pensando que estaba muerta, y llevándose consigo a la pequeña. La Policía Local de Santa Cruz de Tenerife lo capturó al poco tiempo en el popular barrio de Miramar.
Por todo ello, la acusación pública solicita una pena de 17 años de prisión.