
Fatiga, cansancio, depresión, ansiedad, e incluso mensajes de desesperanza que incluyen pocas ganas de vivir. Estas son las consecuencias que los equipos de atención psicológica a la emergencia se encuentran cada día. Dentro de estos perfiles, la psicóloga Estefanía Martín Sánchez, destaca las secuelas de esta conmoción sobre los menores de edad, un grupo a los que, “desde mi experiencia, he visto con las peores secuelas y consecuencias” en su quehacer diario en La Palma. El día de difuntos es hoy en La Palma, la jornada en la que la que la población de la comarca del Valle de Aridane, busca consuelo tras seis semanas bajo la penumbra del volcán y ante la privación de cumplir con una tradición que les acerca a la expresión de respeto y amor con la visita a los cementerios donde descansan sus muertos. “Nuestro trabajo se fundamenta en ofrecerles herramientas y pautas, promover la verbalización de buenos recuerdos y buscar alguna alternativa de ritual para rendirle culto a sus seres queridos. Hemos observado cómo vienen reclamando esta atención, este acompañamiento y, lo mas importante, este desahogo”. Martín Sánchez, miembro del equipo de la Oficina de Atención a los Afectados por el Volcán, explica que las gentes que llegan hasta la Casa Massieu de Los Llanos de Aridane, “vienen queriendo hablar de sus recuerdos y sus vivencias”, una escucha que Martín pone en valor porque “hay que desmentir los mitos de los psicólogos como autores de simples intervenciones clínicas y plasmar la realidad: que somos tan necesarios como el resto del equipo que esta trabajando para ayudar a todos los afectados del volcán, tanto de manera directa como indirecta”. Esta es una opinión compartida desde hace semanas por miembros del equipo y profesionales de la psicología que han trabajado, durante semanas, como meros voluntarios, hasta que el propio Gobierno de Canarias, alertado ante los riesgos de consecuencias irreversibles si no se garantizaba una atención psicológica a los miles de afectados.
La alcaldesa de Los Llanos de Aridane, psicóloga de profesión ya alertó semanas atrás sobre la prioridad en la “reconstrucción vital” de parte de la población afectada, sometida a unos niveles de estrés muy prolongados en el tiempo, a la que en ocasiones le cuesta encontrar razones para continuar luchando después de haber perdido todo lo realizado en una vida de trabajo y esfuerzo, desplazados de su entorno, muchos sin trabajo y superados por el dolor.
Explica Estefanía Martín en este día de difuntos, que “todas nuestras emociones son válidas, y es necesario expresarlas para poder continuar en este camino de lucha y constancia. Esta expresión de emociones, tanto negativas como positivas, son claves para todos aquellos afectados que temen por sus familiares y conocidos enterrados en el cementerio de Tazacorte y Las Manchas “, amenazados por dos coladas distintas, y dentro de las zonas de exclusión de la emergencia. Otra psicóloga es la capitana Gamboa, la única mujer entre los miembros de la Unidad Militar de Emergencias desplazados a La Palma desde que el volcán entrara en erupción. “Hemos venido para hacer un acompañamiento en la recogida de enseres, intentando evitar bloqueos emocionales y nos retiramos para que los afectados se despidan de sus hogares”. Relata la capitán que “esta despedida de sus hogares es el momento más duro, cuando miran su casa, su negocio con tristeza, un momento muy complicado”. Ni su experiencia ni el intento de tomar distancia del dolor, han evitado el impacto en algunos momentos.