la palma

Medio centenar de días en el infierno del Cumbre Vieja

DIARIO DE AVISOS repasa cómo se ha vivido en la Isla Bonita, durante 50 días, el peor proceso eruptivo de los últimos 75 años que ha tenido lugar en Europa
Instantánea de la primera noche de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, que estalló en la zona de Cabeza de Vaca, en el término municipal de El Paso | FRAN PALLERO

Los habitantes de La Palma han aprendido, en los 50 días que han transcurrido desde que entrara en erupción el volcán de Cumbre Vieja -el pasado 19 de septiembre-, a lidiar con los temblores, el rugido de la bestia, los problemas en la calidad del aire y el rojo incandescente de la lava por las noches. También han incorporado a su rutina diaria un repaso a las fuentes oficiales para conocer el avance de las coladas, si ha habido novedades significativas en torno al proceso que les trae en vilo o si al fin se han puesto de acuerdo las administraciones para dar las ayudas a los damnificados. Pero a lo que más cuesta acostumbrarse es a la incertidumbre, que ya venía arrastrándose de la pandemia de la COVID-19.

El 11 de septiembre tuvo lugar un enjambre sísmico al sur de la Isla Bonita. Podría haber pasado inadvertido, pero, como informó DIARIO DE AVISOS, no se trataba de un evento como los anteriores, puesto que venía acompañado de deformación del terreno. Primeramente, la tierra se elevó seis centímetros respecto a su altura original, para luego hacerlo diez. En algunos lugares del planeta, con esa misma elevación había comenzado a emanar lava. No obstante, si bien los expertos consultados por este periódico advertían de que el magma estaba buscando por dónde salir, lo cierto es que no se tenía ninguna certeza de que fuera a suceder a corto plazo, hasta que el domingo 19 estalló, y no donde se preveía.

Teniendo en cuenta la ubicación de los seísmos, los integrantes del Comité Científico del Pevolca -otro término con el que nos hemos familiarizado y que no es otro que el Plan de Emergencias Volcánicas regional- apuntaron a Jedey (El Paso) y Montes de Luna (Mazo) como los dos enclaves en donde era más probable una virtual erupción, pues allí se concentraban las sacudidas. Aunque el Cumbre Vieja decidió hacerlo en Cabeza de Vaca, trazando un camino hacia pequeños núcleos densamente poblados antes de llegar al mar en la víspera del Patrón de la Isla, San Miguel Arcángel, el día 29. A su paso, las rocas calientes han sepultado centenares de viviendas, fincas y recuerdos, hasta borrar del mapa el barrio de Todoque, en Los Llanos de Aridane.

En seguida surgió la comparativa con los incendios, a los que la población canaria está más habituada. “El fuego al menos te deja el terreno, esto ni eso”, se escuchaba por las calles de la Isla Bonita. Y es esta denominación de la que han intentado hacer gala algunas instituciones, y con mayor ahínco el Cabildo, para remontar la crisis de imagen que ha traído consigo el volcán. “Somos un territorio seguro”, se ha repetido desde las patronales empresariales y turísticas también, con el objetivo de que en el exterior se perciba que, a pesar del sufrimiento en los municipios del Valle de Aridane (Los Llanos, El Paso y Tazacorte), además de la afección de las cenizas en la práctica totalidad de localidades palmeras, la maquinaria debe continuar funcionando. No en vano, las cuotas de la Seguridad Social hay que seguirlas abonando; los trimestrales ídem, y las hipotecas y préstamos bancarios.

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ha visitado la Isla en seis ocasiones, al igual que diversos ministros y responsables del Ejecutivo autonómico. En su boca, multitud de compromisos, y en las de los afectados, otras tantas peticiones, que se han plasmado en solicitudes en la oficina de atención abierta en tiempo récord en la Casa Massieu de Argual, en Los Llanos. La semana pasada -la séptima-, se habilitaba un portal web desde el que canalizar las mismas, que recibiría en sus primeras 24 horas de funcionamiento 130 instancias, tanto de personas afectadas directamente -las que han perdido sus primeras viviendas o medios de vida-, como de las que han sufrido secuelas por la presencia de ceniza, las evacuaciones o las taras para regar sus cultivos en zonas como Puerto Naos, en el litoral aridanense, adonde cada vez es más difícil acceder por los cerca de 64 kilómetros de la red viaria que han quedado completamente inservibles.

Y es que se trata, tal y como han declarado el Instituto Volcanológico de Canarias y el Instituto Geográfico Nacional, de la peor erupción de los últimos 75 años en Europa. Precisamente a colación de este hecho, ha habido decisión para darle más importancia a estar prevenidos frente a catástrofes similares. Esta tragedia y este sufrimiento viene aparejado de nuevas políticas, normativas, protocolos y de una entidad, el Involcan, que asumirá un papel preponderante en la gestión del vulcanismo isleño, con la adquisición de parte de sus acciones por parte del Gobierno regional.

El Valle, la zona más próspera en lo que a cultivo de plátano se refiere, ha sido la más golpeada por el Cumbre Vieja. Ese fruto, cuyo declive por la emergencia ha conllevado el cierre de empaquetadoras y reubicación de otras, no es el único símbolo que ha caído. Lo hizo la Iglesia de Todoque, como antesala de lo que estaba por venir. ¿Y el símbolo de la reconstrucción? La unidad de la gente, con muestras de solidaridad llegadas desde distintos lugares de España y el mundo. La Palma está en el foco. Los palmeros son importantes, y han pedido en prácticamente cada una de sus intervenciones públicas que no se les olvide; que cuando el volcán se apague, habrá cerca de 80.000 personas habitando sus 700 kilómetros cuadrados de superficie, cuidando sus montes, transitando sus calles y, sobre todo, deseando volver a tener un techo bajo el que cobijarse.

INCERTIDUMBRE

Continuando con el paralelismo de la erupción y la crisis sanitaria de la COVID-19, el funcionario insular Miguel Ángel Morcuende -jefe de Servicio de la Consejería de Seguridad y Emergencias del Cabildo- se ha convertido en el Fernando Simón del suceso. No es un experto vulcanólogo, aunque sí de gestión de situaciones críticas. Diariamente, y con pequeñas intermitencias en las que toma el relevo Rubén Fernández, comparece para hablar sobre el avance de las coladas, la calidad del aire y todo lo concerniente al día a día de los palmeros. Junto a él, María José Blanco, del IGN; reputada científica que ha sido escogida para ser la cara visible del Comité Científico, en el que también participan, directa o indirectamente, otros primeros espadas como Nemesio Pérez (Involcan), Stavros Meletlidis (IGN) o Vicente Soler (CSIC). Además, de fondo se escucha la experimentada voz de Juan Carlos Carracedo.

La misma incertidumbre que marcó la pandemia, cuyo origen todavía se desconoce -con un eslabón perdido-, ha girado en torno al volcán. Un día hay clases presenciales, al siguiente no; en una jornada puede romperse el cono principal, que en la inmediatamente posterior ya se ha recompuesto; las coladas de lava avanzan lentamente, pero en cuestión de horas aceleran el paso… y un sinfín de variables que, por el momento, se reducen a una triste afirmación: no hay indicios de que el proceso esté cerca de finalizar.

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