
Por mucho que la erupción surgida el pasado 19 de septiembre en la zona de Cumbre Vieja apenas ha dado respiro a los palmeros y palmeras, cuya existencia desde entonces ha cambiado para mal en mayor o menor medida, ayer fue otro de esos días donde las malas noticias que genera este volcán resultaron ser particularmente dolorosas.
Así, una nueva fisura situada al sur del cono principal expulsó otra colada de lava que acabó sembrando la destrucción a su paso por el barrio de Las Manchas, arrasando con construcciones y cultivos, y, para dolor de los vecinos y vecinas, ni el propio cementerio (que alberga los restos de 3.160 difuntos y el único crematorio de la Isla) se libró de sucumbir frente al incandescente material, cuya velocidad llamó la atención de los expertos, al descender a unos 600 metros por hora, en cálculo llevado a cabo a media tarde por técnicos de Involcan.
Otro de los destrozos más llamativos fue el de la planta foltovoltaica. El director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, ya había informado horas antes de que esta nueva colada había discurrido con bastante velocidad al principio de la jornada, pero el material destruido que iba arrastrando la dotó de mayor viscosidad y ralentizó su marcha, avanzando a unos 25 metros por hora. Pero como no las tenían todas consigo, el propio Morcuende reconoció en la rueda de prensa que la situación era “preocupante”, dado que esta nueva colada, que prácticamente avanza unida a la 10, discurría en una zona de “mucha concentración urbana”, en la que hay viviendas y edificaciones vinculadas a tierras de labranza, para luego entrar en una zona de fuerte pendiente que reanimó su celeridad, hasta el punto de que, como se ha dicho, por la tarde llegó a esos 600 metros por hora.
En cuanto a la evolución del resto de coladas, la portavoz del Comité Científico, Carmen López, apuntó que se ha producido un aumento de la tasa de emisión, con ramificaciones de canales lávicos y desbordamientos que afectan a la misma zona de ayer, entre las coladas 4 y 7, y rodeando la zona noreste de la montaña de Todoque (zona 5).
Debido a estos nuevos flujos lávicos, la superficie afectada hasta el momento alcanza ya un total de 1.100,44 hectáreas, 11,6 más que el día anterior. Asimismo, la superficie del delta lávico del sur se mantiene en 43,46 hectáreas y la del delta lávico del norte, en 5,05. La anchura máxima entre coladas exteriores ha aumentado 50 metros y se sitúa en 3.350 metros. Según datos del catastro, un total de 1.484 edificaciones han sido destruidas por la lava, de las que 1.195 son de uso residencial; 160, de uso agrario; 67, de uso industrial; 34, de ocio y hostelería; 13, de uso público, y 15, de otros usos. La superficie de cultivos afectada se cifra en 340,59 hectáreas, 5,08 más, de las que 211,19 son plataneras, 60,02 son viñedos y casi 26,4 son aguacateros.
En lo que se refiere al número de albergados, hay 513 personas en centros hoteleros, ocho más que el día anterior. Del total, 441 se hospedan en el hotel de Fuencaliente y 72 en Los Llanos de Aridane. Además, hay 43 personas dependientes atendidas en centros sociosanitarios insulares.
Por otro lado, el director técnico del Pevolca destacó la elevada cantidad de gases que se vienen detectando a lo largo de las últimas semanas, sobre todo en Las Manchas y en la zona de La Bombilla. También indicó que en el Puesto de Mando Avanzado (PMA) el pasado miércoles se celebró una reunión con el alcalde de El Paso, Sergio Rodríguez; la alcaldesa de Los Llanos de Aridane, Noelia García, y representantes de vecinos afectados por la situación de emergencia en la zona sur de las coladas, sobre todo, de Las Manchas. Morcuende resaltó que las emisiones de dióxido de azufre (SO2) asociadas al penacho volcánico, que el pasado miércoles se situaron en un rango entre 1.000 a 29.999 toneladas diarias, continúan siendo muy altas, aunque la tendencia general sigue siendo descendente desde el pasado 23 de septiembre, lo que no deja de ser una buena noticia.