La Rambla de Santa Cruz es uno de los principales atractivos de la capital, con un recorrido de algo más de tres kilómetros que permite, en su paseo central, disfrutar no solo del porte de los árboles que lo embellecen, sino también de las esculturas de prestigiosos autores o de los espacios infantiles. Sin embargo, los peatones no pueden atravesar de forma continua este espacio central debido a la presencia de tráfico, que obliga a cruzar las aceras en determinados puntos, para volver a retomar el paseo. Conseguir acabar con esa discontinuidad siempre ha estado entre los proyectos del Ayuntamiento de Santa Cruz, incluso algunos se han llegado a redactar y esperan pacientemente en los cajones municipales a que se dé la oportunidad para hacerlos realidad.
En estos momentos, tal y como se anunció en el último Pleno, y como confirmó a DIARIO DE AVISOS tanto el concejal de Servicios Públicos, Guillermo Díaz Guerra, como el de Infraestructuras, Dámaso Arteaga, el primer paso que se va a dar en este sentido es encargar la actualización y estudio de viabilidad de dos de esos proyectos. El primero es el soterramiento de la avenida de Bélgica a su paso por la Rambla, mientras que el otro, es la modificación de la docena de cruces que salpican el paseo central de tres kilómetros con el objetivo de dar esa continuidad al peatón. La diferencia entre uno y otro es de unos cuantos millones de euros.
El soterramiento de la avenida Bélgica comenzaría con la entrada a un túnel a la altura del parque La Granja, que se prolongaría hasta la avenida de San Sebastián, donde tendría su salida, justo antes del cruce con el puente Galcerán. Según se recoge en el proyecto que data de 2006, la solución de paso inferior se consigue mediante un marco de hormigón armado enterrado, de dimisiones interiores de 9 metros en horizontal por 6,25 metros en vertical. La longitud total de ese túnel será de 196 metros, y se desarrollaría entre la avenida Madrid y el comienzo de la avenida San Sebastián.
Según el mismo proyecto, la sección de 9 metros de ancho es suficiente para alojar dos carriles de 3,5 metros de ancho, de sentido único, además de una acera de emergencia de 1,6 metros de ancho. La rampa de entrada en la avenida Bélgica comenzará a la altura del aparcamiento de la casa de la Cultura y se desarrollaría con el 10,5% de pendiente a lo largo de todo el parque de La Granja. La rampa de salida, en la avenida de San Sebastián, aflora en superficie a la altura de la calle Heliodoro Rodríguez López, con una contrapendiente del 3,5%. Ambas rampas de entrada y salida están delimitadas por muros.
En superficie, en el tramo de rampa de la avenida de Bélgica se mantendría la acera existente más un carril de 3,5 metros por la izquierda, preparado para el transporte urbano tanto en sentido ascendente como descendente. Por la derecha, se habilitarían dos carriles, de 3 y 3,5 metros respectivamente con el objetivo de albergar el carril-bus. Esto obligaría a invadir el parque de la granja en 3,5 metros, ocasión que se aprovecharía par reordenar este frente, favoreciendo su integración en el entramado peatonal.
El tramo de la avenida de Bélgica entre la avenida de Madrid y la plaza de la República Dominicana se repondría en las mismas dimensiones actuales, si bien se reordenan los anchos de los carriles para permitir el carril-bus a la izquierda.
En el diseño de la plaza de la República Dominicana se primaría el itinerario peatonal del eje Rambla, de forma que 15 años atrás se pensaba que peatonalizado la rotonda, con un paseo central bordeado por dos jardineras laterales, era el más adecuado. Las aceras que bordean la plaza se ampliarían someramente, respetando el espacio necesario para el tráfico rodado. Se diseñarían jardineras al borde de la calzada para aislar al peatón del tráfico rodado.
Es lógico pensar que los ajustes de este proyecto pasarían por reducir la longitud del túnel o aplicar quizá soluciones de pasos elevados frente al coste del soterramiento. En cualquier caso, esta sería la opción que desde Servicios Públicos quieren actualizar, aunque, como admite su responsable, Guillermo Díaz Guerra, “hay que adaptar este proyecto, priorizando la continuidad de la Rambla y ajustándolo a nuestra capacidad de inversión sin perjuicio de que la evolución de la ciudad exija actuaciones posteriores”, y es que la inversión total de este proyecto, supera los siete millones de euros, que con los precios actuales es probable que supere de largo esa cifra.
“Ya en el borrador del presupuesto está previsto que el próximo año se redacten esos proyectos. Hemos acordado que haya una partida específica para la redacción de los soterramientos de los grandes viarios en su cruce con la Rambla de Santa Cruz”, apuntó Díaz Guerra en el último Pleno, en el que también añadió que, “nunca he entendido que una ciudad que está limitada por la Refinería por un lado, y por el macizo de Anaga, por otro, se empeñe en crecer en horizontal, desechando la verticalidad”, dijo. El área del edil cuenta con 600.000 euros para actualizar y estudiar nuevos proyectos.
Continuidad peatonal
Frente a esta opción está la de reordenar el tráfico en el entorno de la Rambla, mucho menos costosa (unos 700.000 euros), y que también cuenta con un proyecto desde hace años que no se ha ejecutado, y que en este caso está en el área de Infraestructuras, al frente de la que está Dámaso Arteaga. Este plan aborda la docena de cruces que intersectan la Rambla con el cambio de pavimentos, reordenación del tráfico, cambio en la señalización, pintando pasos de peatones donde no hay o prohibiendo giros, como ya se ha hecho en la intersección con la calle Viera y Clavijo. Por ejemplo, en la rotonda que une la avenida Bélgica con la Rambla, se haría una acera en el lateral para que el peatón pudiera cruzar desde el paseo central hasta el otro lado, con la consiguiente reordenación del tráfico a través de pasos peatonales y colocación de semáforos. Con todo ello se conseguiría un itinerario continuo. Según este proyecto, las cifras para adaptar cada intersección van desde los 95.000 euros de la Rambla Pulido, pasando por los más de 70.000 de la calle Dr. José Naveiras o Méndez Núñez, a los poco más de 800 euros del cruce de la Rambla con la calle Pablo Picasso. Todo en precios de 2004.
“La posibilidad de sortear los cruces en la Rambla a través de prohibir giros, reducir las interrupciones del tráfico, son medidas que permiten priorizar al peatón”, defiende Arteaga.