
Las autoridades regionales e insulares esperan que la dirección técnica del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) continúe en manos de Miguel Ángel Morcuende a partir del lunes. El sentido de esta decisión no se despejará hasta ese mismo día, una vez que se produzca la bajada a semáforo amarillo, tras cuatro semanas y doce días, y la gestión de la emergencia pase oficialmente a manos del presidente del Cabildo, Mariano Hernández Zapata, y de la consejera de Emergencias de la institución, Nieves Rosa Arroyo.
La disposición de Morcuende es la de continuar “con lo poco que pueda aportar”. Así lo afirma el ingeniero técnico forestal y de montes y jefe del Servicio de Medio Ambiente en la Isla, al que la erupción volcánica le sorprendió a punto de jubilarse. “Tengo disposición para lo que necesite tanto el Cabildo como la comunidad autónoma”. Así las cosas, el hombre sobre el que ha recaído la gestión de hasta 1.000 intervinientes en la crisis volcánica que ha sacudido la vertiente oeste de la Isla explica: “Si el Cabildo necesita que yo asuma o continúe al frente de la dirección técnica durante un tiempo, pues no voy a poner ninguna objeción”.
La permanencia de Morcuende en el cargo, aun cuando hay otras personas de la máxima competencia que podrían sustituirle, da sensación de tranquilidad, especialmente en las primeras semanas de la bajada de nivel de rojo a amarillo, cuando las autoridades locales e insulares temen que se produzca una falsa sensación de seguridad y una relajación en el cumplimiento de las medidas preventivas y de las prohibiciones, avivada no solo en el caso de los potenciales curiosos, sino entre los afectados, muchos de los cuales continúan desalojados.
El propio Morcuende recuerda que “hay que estar atentos a la dirección de la emergencia y es importante mantener todas las prevenciones que a partir del lunes dé la presidencia del Cabildo; el nivel inferior de la emergencia no nos puede hacer obviar que seguimos en la emergencia y que se van a tener que seguir adoptando medidas”. En esa misma línea apeló “al civismo del que ha hecho gala el pueblo de La Palma para continuar avanzando, ahora, en la fase de reconstrucción”.
En los mismo términos se manifestó la consejera de Emergencias, Nieves Rosa Arroyo, quien se refirió a “la necesidad de que la población esté atenta a las recomendaciones y a extremar las precauciones en zonas que siguen siendo de riesgo para las personas mientras persista la presencia de gases”, en clara referencia a La Bombilla y El Remo, donde los sensores de medición instalados por el Instituto Geográfico Nacional y por Involcan sigue mostrando niveles altos de dióxido de carbono.
“En esta fase poseruptiva persisten algunos peligros volcánicos, continúa registrándose actividad sísmica y geoquímica anómala”, según se recoge en el último dictamen del Comité Científico, órgano asesor de la dirección del Pevolca, cuyas observaciones no son vinculantes a la hora de tomar decisiones sobre la ejecución de obras o intervenciones tanto en la colada como en sus proximidades. Los científicos recomiendan una distancia de seguridad en la navegación en el entorno de los deltas lávicos, puesto que existen cambios en la profundidad que aún no han sido cartografiados, que debe ser de al menos 250 metros de los frentes de los deltas lávicos y de 500 metros de la línea de costa entre los deltas lávico 4 y el sur del delta lávico 1-2.