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La cuidadora familiar, la esclavitud del siglo XXI

Es la gran asignatura pendiente, una de las actividades más precarias que debería regularse por una ley de protección
Las mujeres renuncian a su proyecto vital para dar cuidados y un mínimo de bienestar a sus familiares.
Las mujeres renuncian a su proyecto vital para dar cuidados y un mínimo de bienestar a sus familiares. DA

El reciente estudio sobre las Personas Cuidadoras Familiares en Canarias realizado por la Asociación de Cuidadoras/es, Familiares y Amigos/as de Personas con Dependencia, Alzheimer y otras Demencias (Acufade) pone sobre la mesa y reconoce una situación de esclavitud con los cánones actuales por jornada de trabajo y pérdida de derechos. Es una situación injusta que han soportado las mujeres a lo largo de toda la historia, el cuidar a sus familiares, solas y sin recibir prestación.


Hablamos de mujeres, casi en un 80%, que se excluyen y renuncian a sus proyectos de vida para poder atender y dar un mínimo de bienestar a sus familiares. Una gran parte de las cuidadoras atienden a personas con enfermedades demenciales (mayoritariamente alzhéimer), y cuando hablamos de las fases iniciales es un cuidado de 24 horas, porque se escapan de casa, tienen unos comportamientos agresivos y hay un momento de la demencia en que es tan dura la situación, que necesitan dos o tres personas para cubrir el cuidado de los enfermos adecuadamente. Si observamos patologías degenerativas como el ELA, también se necesitan dos o tres personas para asistir a una que necesita una atención las 24 horas.


Esta situación se ha visto agravada por la incoherencia de una la Ley de Dependencia, que habla en todo momento del binomio persona cuidadora/persona dependiente, “pero que solamente articula un triste recurso, que, además, resulta obsceno hoy en día como es la PECEF, Prestación económica de cuidado en el entorno familiar, que plantea un máximo de 387 euros mensuales a una persona que dedica 24 horas al día los 365 días del año, sin ningún otro tipo de recurso ni apoyo”. “Cuando tienes una persona dependiente a tu cargo es cuando te das cuenta de lo solo que estás, y te preguntas a quién puedo recurrir, porque tienes unos recursos muy exiguos y encima esos recursos de una persona que necesita de otra, no cubre las 24 horas diarias”, reconoció la directora de Acufade, Elena Felipe.


Además, la persona dependiente si tiene un grado III para cualquier actividad de su vida, el máximo que se le plantea para poder tener servicios a su alcance son 715 euros al mes si cuenta con una pensión mínima, porque si supera los 1.000 euros, ya no tendría derecho a la prestación, “porque el sistema es muy perverso y dice que tienes soporte económico suficiente para poder costearste el recurso con tus propios medios”, señaló la directora de Acufade.

La cuidadora familiar no profesional lo hace sin recibir recursos a cambio, validando un sistema sustentado en la discriminación.

“Cuidado y sexismo van de la mano”, señala el estudio en el que se asegura que “no existe duda de la poca implicación masculina en el trabajo y cuidado familiar”, ya que los hombres “se ocupan, han estado y están, en el ámbito público”. Llama la atención el dato de que “los hombres cuando cuidan reciben mucho más apoyos que las mujeres, y el 80% cuenta con el apoyo del resto del entorno familiar; sin embargo, el 50% de las mujeres que se hacen cargo de esta tarea cuidan en solitario a su familiar, con más de 12 horas diarias, un 20% sin contraprestación económica, tampoco tienen recursos al no haber cotizado, mientras que solo el 52% de ellas percibiría 400 euros o menos al mes”.


El 78% reconocieron que cuidan a su familiar por obligación (por motivos morales, legales o por tradición social) y es lo que se espera de ellas. “Es lo que hemos mamado de pequeñas y estamos expoliando la vida de las mujeres”, denunció Elena Felipe. Un estudio internacional señala que en España hay más de 16 millones de personas trabajando 8 horas al día en cuidados no remunerados, es decir, más de 130 millones de horas diarias, lo que supondría un 15% del PIB nacional si hubiera que remunerarlas. “Este trabajo lo hacen, principalmente, las mujeres a costa de su proyecto vital, dejar de estudiar y renunciar a trabajar, por lo que careciendo de recursos para subsistir durante al menos 10 años”. Por tanto, desde Acufade se incide en que “el cuidado familiar es la gran asignatura pendiente en la actualidad, es una de las situaciones más precarias y que debe regularse”; se ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas para que a través de una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) se promueva una Ley Orgánica de protección del cuidado a la altura de la ley de Dependencia. “El cuidado está presente en la sociedad, es inherente a la vida, es el mayor garante de uno de los derechos fundamentales más importantes, el de la vida.

Algo tan esencial como el cuidado recae en la responsabilidad de las mujeres de la familia, una imposición social. El cuidado familiar es la esclavitud del siglo XXI, expoliando la vida de las mujeres para que otro sector de la población, la dependiente, esté atendida.


La sociedad ha validado todo un sistema que “está sustentando en la discriminación histórica de que son las mujeres las que cuidan” y, por lo tanto, no se han articulado recursos para ello. “Estimamos que solo el 3% tiene una PECEF, hay muchísimas cuidadoras que no tienen ningún tipo de recursos. Hay muchas que desconocen que pueden acceder a ella, pero, sobre todo, está la creencia de que no merece la pena tramitarlo en Canarias, es un engorro administrativo para que la vengas a recibir cuando haya fallecido el familiar. Hay al menos 100.000 personas cuidadoras en Canarias que podrían recibir la PCEF, pero no la solicitan, es la punta del iceberg. Regular, apreciar y proteger el cuidado es la gran asignatura pendiente”.


Pocas personas cuidan por vocación. Se considera una buena mujer, esposa, madre, abuela, hija o nuera cuando cuidas de los tuyos. “Esta discriminación e injusticia está tan integrada que tenemos que tomar conciencia”. Por tanto, “queremos que se articule y dé respuesta a la injusticia social que hemos sufrido las mujeres históricamente. La tarea más antigua del mundo es cuidar y continúa sin apreciarse ni valorase. Habría que articular recursos y reconducir todo el sistema para atender esa situación de injusticia”. “Hace 20 años los hombres lograron eliminar la discriminación e injusticia del servicio militar obligatorio. ¿Cuándo será el turno de las cuidadoras?”.

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