la palma

La emergencia bajará a nivel amarillo, pero persisten los riesgos

La gestión pasará el lunes a manos del Cabildo después de cinco semanas del fin de la erupción volcánica y con un escenario de bloqueo para Puerto Naos y La Bombilla
La decisión fue adoptada en la última reunión del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias, visto el informe del comité científico. DA
La decisión fue adoptada en la última reunión del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias, visto el informe del comité científico. DA

La emergencia pasará en unos días, el próximo lunes, a manos del Cabildo palmero. El traspaso de tareas, el trasvase de información y el control de la situación ante improbables pero posibles escenarios que entrañen complejidad se hará en el marco de una comisión mixta.

La Palma y el Valle de Aridane pasan a nivel amarillo tras algo más de un mes desde que se dio por finalizada la erupción volcánica, tras 10 días de impás, y una vez el volcán dejó de tener actividad. Esta decisión, que formaba parte de un calendario previsto a la vista de la aminoración de riesgos, la apertura de parte de la zona de exclusión y el inicio del regreso de unas 2.500 personas a sus hogares, solo está teñida por la decepción ante las condiciones que impiden el acceso de más de 3.000 vecinos a los barrios de La Bombilla y Puerto Naos. Eso sí, el consejero de Justicia y Seguridad del Gobierno de Canarias, y responsable del Pevolca, Julio Pérez, recuerda que aun cuando esta gestión pase al Cabildo, la emergencia continuará activa, por lo que las limitaciones permanecen. La Isla pasa de nivel rojo a amarillo, rango de consideración con el que “se mantiene la información a la población y las medidas de vigilancia y monitorización de la actividad volcánica y sísmica”.

El dictamen del Pevolca insiste en recordar que la erupción se ha dado por finalizada, pero se continúa en la fase post-eruptiva, en la que “persisten algunos peligros volcánicos”, además de que “continúa registrándose actividad sísmica y geoquímica anómala”.

Reflejo de esa situación son los altos niveles de dióxido de carbono tanto en la que fuera principal zona turística de la Isla y durante más de cuatro meses vacía como en La Bombilla, con una población flotante de 600 personas y 126 cuyo único hogar sigue allí. El Remo, en cambio, es ya una zona de acceso, aunque restringido. La ejecución de las obras que insisten en pedir sectores económicos y afectados, debe tener en cuenta no solo que la zona del edificio volcánico sigue registrando “altas temperaturas e inestabilidades del terreno”, sino el hecho de que en los bordes de las coladas donde ya se actúa se han certificado 300 grados centígrados, que llegan a ser 500 en fragmentos de lava extraídos. El mensaje del comité científico es claro: “Estas actuaciones requieren estudios previos que garanticen la seguridad en su ejecución”.

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