Los resultados de las últimas lluvias caídas sobre el Sur ya se aprecian en el paisaje, que ha cambiado su aridez habitual por el verde de las tabaibas florecientes y de una vegetación que confirma una vez más lo agradecida que es la tierra en la comarca meridional. El contrapunto lo ha aportado en las últimas fechas la calima, con uno de los episodios más duraderos que se recuerdan en los últimos años.
Las largas extensiones secas tan características de esta zona de la Isla han desaparecido tras el paso de la última borrasca, aunque las precipitaciones registradas distan mucho del fenómeno tormentoso de comienzos del año pasado por los coletazos del temporal Filomena, que cubrió de nieve el centro peninsular.
Aquel frente borrascoso entró con viento de suroeste para cambiar después a noroeste, lo que permitió regar toda la Isla. Fue el más generoso en lluvias en un lustro y, al igual que el de la última semana del pasado mes de enero, también cubrió de blanco el Teide. En la estación de Grafcan de La Escalona (Vilaflor) se llegaron a recoger 280 litros por metro cuadrado en tres días, y los medidores del Cabildo en Granadilla, San Miguel y Guía de Isora contabilizaron hasta 500 litros entre el 4 y el 11 de enero de 2020.
No son, ni por asomo, las cantidades que se han recogido en las últimas fechas, pero el agua caída, que llegó a inundar algunos garajes en El Palm-Mar hace dos semanas tras la rápida formación de un fenómeno tormentoso, ha sido recibida con alegría por los agricultores y ganaderos en plena cosecha de la gran siembra de papas de Canarias, que comenzó en noviembre y finalizará este mes, y cuya recogida tendrá lugar a partir de abril y hasta principios de julio.
Pero si la cara es la lluvia, la cruz ha sido la calima. El tiempo sur ha envuelto a las Islas en una intensa nube de polvo en suspensión procedente del Sáhara, lo que ha perjudicado a las plantaciones de papas, viñedos y árboles frutales, circunstancia que, unido a las temperaturas por encima de lo habitual en esta época del año, acorta los tiempos de riego. Los hombres y mujeres del campo tampoco esconden su decepción por las previsiones meteorológicas fallidas de hace 10 días en las que se anunciaban hasta 15 litros por metro cuadrado en una hora. Pero la perturbación modificó su trayectoria y esquivó el Archipiélago.
Mientras el Sur turístico celebra el regreso a la estabilidad y a los días soleados, el campo de la comarca sigue mirando al cielo, confiando en que el invierno, al que le queda más de un mes de calendario, no haya bajado la persiana y colocado el cartel de cerrado por vacaciones.