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“El volcán se llevó toda mi vida, pero el empleo me ha dado esperanza”

Maite y Alejandro vieron cómo la lava del volcán Cumbre Vieja se cruzó en sus caminos y destruyó todo lo que habían conocido hasta ese momento, pero el empleo les ha dado una nueva oportunidad para volver a empezar
REPORTAJE CLECE LA PALMA
REPORTAJE CLECE LA PALMA

El pasado 26 de septiembre de 2021, el volcán de Cumbre Vieja se llevó la casa y la plantación de plátanos de sus antepasados. Maite Cruz Páez nunca pudo imaginar que su terreno situado en Todoque sería tragado por 30 metros de altura de lava. “El volcán se llevó toda mi vida, la de mis antepasados y el futuro de mis hijos”, comenta Maite con resignación. 

Ahora comparte un piso de alquiler con su hijo en Los Llanos y desde el año pasado trabaja en Clece prestando servicios de limpieza en el Hospital General de La Palma. Este trabajo representa mucho para ella, “porque ahora tengo la certeza de que tengo algo mío. Lo demás lo tiene todo el volcán. Solo me quedan dos coches y este trabajo. Esto es mi vida ahora”. 

A sus 50 años de edad, vive el reinicio de una nueva vida y contar con un contrato de trabajo estable, “me da paz”, comenta. Pero hay algo que destaca por encima de todo: sus compañeras de trabajo de Clece. “Se han portado genial conmigo. Como una familia. Preocupándose de mí en todo momento”. 

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A su jefa de servicio, Eva García Díaz se le hace un nudo en la garganta cuando recuerda aquellos días. “La Palma es muy pequeña y enseguida nos enteramos de que no podía ir a trabajar. Desde el primer minuto estudiamos qué podíamos hacer por ella”. Y así fue cómo los compañeros de Maite crearon un fondo para que ella pudiera tener una casa, víveres o todo aquello que pudiera necesitar. Además, la dirección de Clece se involucró desde el principio y puso en marcha un dispositivo para ayudar a los compañeros damnificados por el volcán de Cumbre Vieja, que incluía apoyo jurídico. “Yo la llamaba todos los días para escucharla y que no se sintiera sola. Ese acompañamiento te hace sentir el dolor con ellos. Es duro escucharles y ponerte en su piel”, comenta Eva emocionada.

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Un empuje para empezar de nuevo

Uno de los compañeros de Maite también ha vivido una situación muy similar. Alejandro Holt Lorenzo también vio como el volcán se tragaba la casa de su familia en Todoque, uno de los pueblos sepultados por la lava en las primeras semanas de erupción, situado al suroeste de la isla de La Palma. “Me siento como si me hubieran cambiado la vida”, recuerda este palmero que lleva dos meses trabajando en labores de mantenimiento y limpieza en el Hospital General de La Palma junto a Maite. Alejandro no tenía un empleo cuando el volcán Cumbre Vieja devoró su casa y “este trabajo es un empuje para empezar de nuevo. El trabajo te ayuda. Es como empezar una nueva vida”, dice mientras mira de frente.

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