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La isla de La Palma necesita la recuperación del plátano

Reponer el cultivo de las 230 hectáreas de plátano de Canarias sepultadas por la lava es un objetivo compartido por toda la sociedad palmera
La isla de La Palma necesita la recuperación del plátano. EP

La erupción del volcán de Cumbre Vieja ha dejado tras de sí múltiples daños al tejido social y económico de la isla de La Palma. Uno de ellos, el plátano, estratégico y especialmente importante en la zona del Valle de Aridane. Sin embargo, dos meses después de la finalización de la erupción, se ha avanzado muy poco en la recuperación de las 230 hectáreas que quedaron sepultadas por la lava.

Cerca de 500 familias plataneras han sido afectadas directamente por la lava, pero carecen de información acerca de la situación, y esto favorece la desconfianza en que el objetivo que la mayoría de ellos comparte se haga realidad. “El volcán ha arrasado el pasado y el presente de muchas familias, pero cuando, además, se lleva por delante tu medio de vida, también pierdes tu futuro”, manifiesta Miguel Ángel, uno de los productores afectados con la pérdida de cultivo.

El plátano representa el 30% del empleo del municipio del Valle de Aridane y más de 2.500 los productores trabajan en la zona. Un cultivo de pequeños productores y vida familiar.

Ante esta situación, el sector platanero de Canarias propuso en diciembre iniciar los trabajos de recuperación para sorribar 230 hectáreas sobre la lava volcánica, tal y como ya se hizo sobre la colada del Volcán de San Juan. De esta forma, los propietarios recuperarían un patrimonio equivalente al que tenían, así como el medio de vida de sus familias.

Técnicamente, el proyecto no es único ni representa retos inabarcables. Tal y como se expuso desde la propia Vicepresidencia del Gobierno de Canarias el pasado mes de diciembre, “roturar el malpaís, ejecutar los caminos y muros de contención para abancalar, aportar tierra vegetal y construir infraestructuras de regadío” son pasos factibles y sin gran complejidad técnica. Otra cuestión es el laberinto normativo y los recursos que son necesarios para ello.

Desde el sector, la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátano de Canarias (Asprocan) ha instado a desarrollar una colaboración con el Cabildo de la Isla y el Gobierno de Canarias para poner en marcha un proyecto de recuperación del cultivo del plátano. El Cabildo palmero ha puesto a disposición del proyecto el trabajo técnico que previamente al volcán venía desarrollando en el marco de mejoras para el 2030.


Y el Comisario europeo de Agricultura y Desarrollo Rural, Janusz Wojciechowski, expuso en su visita al Valle de Aridane el pasado mes de enero la disposición financiera de la UE, aunque advirtió de que “la iniciativa debe venir propuesta por la Administración local y los afectados”. En este propósito, Asprocan ha canalizado a través de sus organizaciones de productores la representación de los productores afectados para contribuir con una sola voz, habiendo puesto, además, en marcha un censo de plataneros afectados que no existía de forma específica por parte de las instituciones.

Un proceso de concentración parcelaria, como el apuntado ya por la Vicepresidencia del Gobierno de Canarias, que permitiera afrontar la recuperación de la zona para la parcelación, con el realojo de los productores afectados en parcelas equivalentes en la zona, y la dotación de infraestructuras comunes con tecnología de mayor eficiencia, que compatibilice la eficiencia energética y medio ambiental, con la gestión y propiedad privada de cada uno de los propietarios, es una vía que no debería suponer mayor retraso.

En cualquier caso, contar con un proyecto finalista de inversión y ordenación del territorio cuanto antes es necesario para aprovechar la disponibilidad de fondos comunitarios. La recuperación del cultivo del plátano de Canarias en el Valle de Aridane significaría la vuelta al trabajo y recuperar el futuro de miles de afectados en la Isla, cuya vida se vincula al plátano de forma directa e indirecta.

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