Una una cadena de montes submarinos a más de 4.000 metros de profundidad y a 200 millas al suroeste de El Hierro. Es conocida como las abuelas de Canarias y, más allá de este curioso nombre, esconde un secreto: es una de las mayores reservas marinas de metales críticos de toda Europa.
Son volcanes submarinos extintos con importantes depósitos minerales de costras de manganeso, nódulos polimetálicos y fosforitas, muy ricos en metales críticos estratégicos para las energías limpias. Algunas de estas montañas marinas tienen dimensiones comparables a las islas de Canarias. Una de las más conocidas es Tropic, con una reserva única en el mundo de telurio (unas 2.600 toneladas) y cobalto. Estas estimaciones, publicadas en la revista Science en 2016, podrían servir para cubrir las necesidades de 277 millones de coches eléctricos y para construir tantos paneles solares como para cubrir el consumo eléctrico de la mitad de Reino Unido.
Estas montañas, que alcanzan alturas hasta los 1.000 metros de distancia de la superficie del mar, no esconden estos minerales en su interior, sino que están cubriendo sus faldas. “En el fondo, en lugar de haber arena o fango, encontramos depósitos duros de costras de manganeso, fosforitas o nódulos que van cubriendo toda la cara exterior del monte submarino”, explica a El Español Javier González, investigador del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC).
Disputado por Marruecos y España
El descubrimiento de la riqueza de las abuelas de Canarias fue, casi, por serendipia, de casualidad. El equipo se embarcó en el año 2011 en el Miguel Oliver para cartografiar y conocer en detalle la naturaleza de estos montes submarinos y si correspondían a un vulcanismo similar al que se conocía en las islas.
Esta expedición estaba enmarcada en un proyecto para demostrar la soberanía de España sobre estas aguas y ampliar la plataforma continental. La propuesta, presentada ante Naciones Unidas en 2014, consistía en sumar unas 150 millas más de lo contemplado en la normativa internacional.