
El Espacio de La Granja de Santa Cruz de Tenerife y el Teatro El Sauzal ofrecen hoy viernes y mañana sábado, respectivamente, el nuevo espectáculo de la compañía La República, Madre, que dirige Nacho Cabrera, con un reparto en el que figuran los actores Lili Quintana, Toni Báez y Saulo Valerón como protagonistas.
El recinto cultural que gestiona el Gobierno de Canarias en la capital tinerfeña será el primer escenario en el Archipiélago en el que se pone en escena la obra, que inicialmente estaba programada para noviembre en el Cuyás de Gran Canaria, pero que tuvo que suspenderse al registrarse varios positivos en el seno de la compañía. La función de hoy comenzará a las 20.00 horas, idéntico horario en el que se pondrá en escena Madre mañana en el Teatro El Sauzal.
Madre es “una invocación al antibelicismo” articulada alrededor del texto de Bertolt Brecht Madre coraje y sus hijos, escrito en 1939 y llevado por primera vez al escenario en Zúrich dos años más tarde, cuando el dramaturgo huía de la devastación nazi. Según su director, “ahonda de manera especial en la situación de la mujer en los procesos de guerra, de modo particular en los actuales conflictos bélicos en Palestina y en todo el Oriente Medio y, sobre todo, en el Sáhara”. El director de escena dirige, más de 80 años después, esta singular versión del clásico antibelicista, que se ha atrevido a situar en el contexto del drama extremo que vive el pueblo saharaui, en guerra con Marruecos desde hace 46 años.
“A pesar de que situamos en primera línea de combate a una mujer, su historia es el símbolo sobre la inutilidad de la guerra, de la invisibilización de la mujer en los conflictos armados, la metáfora de la víctima perfecta, ya que mayoritariamente son las asesinadas, violadas, enviudadas, desplazadas, refugiadas y empobrecidas”, añade Nacho Cabrera, director y fundador de la compañía La República, radicada en Gran Canaria.
Madre es un espectáculo que “nos invita a mirar hacia adentro y enfrentarnos a nuestras propias miserias. La guerra es un laberinto de horrores a lomos de convoyes de camiones y de carros blindados, un poemario de atrocidades inconclusas y de silbidos de balas que murmuran la muerte. Y nuestra Madre, vive de ello”.
Para Cabrera, “la guerra siempre tiene rostro de mujer”, un fenómeno que constituye “la quintaesencia del machismo”, porque “aunque no son las mujeres quienes las empiezan o ejecutan, ineludiblemente son quienes sufren las mayores secuelas que dejan a su paso” los conflictos armados.