sociedad

Ayudando a las personas a mejorar sus vidas

El Servicio de Ayuda a Domicilio, que gestiona Clece, atiende a Jose Robles, enfermo de ELA que se comunica a través de un ordenador

Daida recibe un mensaje de WhatsApp en su móvil. Es de Jose Robles, uno de los usuarios del Servicio de Ayuda a Domicilio del Cabildo de Tenerife, que gestiona Clece. Jose padece ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) y utiliza las nuevas tecnologías para comunicarse con Daida y así transmitirle sus necesidades. “Mantenemos una comunicación fluida”, comenta Daida Gutiérrez mientras mira su móvil.
Esta tinerfeña coordina dos servicios de ayuda a domicilio del Ayuntamiento de Güímar y el Servicio de Ayuda a Domicilio especializado del Cabildo de Tenerife, ambos gestionados por Clece. A esta trabajadora social le fascina la actitud que tiene Jose ante la adversidad: “Padece una enfermedad que no tiene tratamiento, yo en su lugar me habría venido abajo. Sin embargo, él siempre está de buen humor, y tiene un chiste o te dedica una sonrisa”. Daida admira la resiliencia con la que este tinerfeño de 53 años afronta esta enfermedad desde hace 8 años.
Esta semana se celebró el Día Internacional del Trabajo Social, una efeméride que rinde homenaje a un colectivo que constituye un valioso aporte para garantizar el bienestar de personas como Jose. Y eso fue precisamente lo que impulsó a Daida a abandonar sus estudios en Psicología, animada por un profesor de la Universidad de La Laguna, para estudiar Trabajo Social porque “me gusta trabajar con las personas y ayudarles a darles herramientas para mejorar su vida. Esto es un trabajo vocacional”, confiesa Daida. Lejos de lo que muchos se imaginan la tarea de un trabajador o trabajadora social no es realizar obras de caridad, sino actuar con los conocimientos adecuados en las situaciones en las que existen conflictos, desigualdades, desajustes sociales y ciertas situaciones de necesidad personal, familiar y social. “Vemos situaciones complicadas, a veces no puedes ayudar en todo. Para ejercer esta profesión te tiene que gustar el trato con las personas”, comenta Daida.

Una nueva y dura vida
El 8 de abril de 2014 es la fecha que marca un antes y un después en la vida de Jose Robles. Ese día le diagnosticaron ELA, “imagina cómo se te queda el cuerpo, pero tenemos mucha suerte ya que somos muy positivos y alegres, y lo más importante es aceptar la enfermedad y adelantarse a los síntomas”, dice. Hoy, ocho años después, Jose depende de terceras personas las 24 horas del día para todo. Para él, que su esposa, Mari, como él la llama cariñosamente, “no tenga que bañarme ya es un alivio, porque luego el resto del día está pendiente de mí”. Jose cuenta diariamente con el apoyo de una auxiliar, una enfermera y una fisioterapeuta, personal ofrecido por el servicio de ayuda a domicilio que coordina Daida Gutiérrez desde Clece.
Uno de los síntomas de ELA es la pérdida de habla porque la enfermedad afecta a la respiración y a los músculos necesarios para hablar. Por ello, para comunicarse con los demás, Jose adquirió un innovador dispositivo con cámara e infrarrojos que le detecta el iris y con la ayuda de un software puede manejar el portátil para escribir. A través de este aparato Jose nos transmite que “la labor de la trabajadora social debe ser vocacional como es el caso de Daida que se implica. Es una todo terreno”. Jose reconoce que está encantado con el trabajo que realiza Daida y todo su equipo “estoy contento no, contentísimo, pero no se lo digo mucho para que no se le suba a la cabeza”, expresa entre risas. La llegada de Daida a la vida de Jose ha contribuido a mejorar su vida diaria, y el humor nunca le falta para admitir entre risas: “Daida me tiene muy mimado a pesar de los WhatsApps que le envío para picarla”.

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