guerra en ucrania

Putin se rodea de 12 ‘halcones’ para tener el poder total

La camarilla de leales al presidente ruso controla cuatro círculos oscuros del Kremlin, son supermillonarios y proceden de los cuerpos de inteligencia de la antigua Unión Soviética
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El Ejército ruso se hizo ayer con el control del mar de Azov y el centro de mariúpol, y lanzó su primer misil hipersónico a 100 kilómetros del territorio que protege la OTAN.

Por Gonzalo Ugidos (El Español). Como todos los zares, Putin tiene un dukhovnik, un consejero y confesor, el padre Tikhon Shevkunov. Es tan temido por su influencia que el entorno del presidente le hace la ola para que les ayude a influir en el Kremlin. Pero el padre Tikhon no es la madre del cordero en las sinuosidades de la mente de Putin. Cuando llegó al poder en 1999, el hombre que ahora ha iniciado una importante guerra en Europa mostró a Occidente una cara amistosa. Putin tenía 47 años y era un líder rodeado de consejeros que incluían a liberales prominentes.

Entonces eran eso, sovetniki; o sea, asesores. Ahora Putin no tiene asesores. Ninguno. Cero. Lo que tiene es un lobby de siloviki, que no es exactamente lo mismo. No hay palabra equivalente en español, pero podríamos llamarlos la camarilla, hombres fuertes en la órbita del presidente, halcones como él de los distintos cuerpos y agencias de inteligencia -KGB, GRU, FSB o SVR-; la mayoría pertenece al Consejo de Seguridad y determina la línea dura de la narrativa geopolítica del Kremlin.

Un adagio entre los eruditos militares es que la guerra es un asunto demasiado serio para dejarlo en manos de los generales. Con Putin hemos visto que es aún peor dejarlo en manos de los exagentes del KGB.

Cuando lanzó su invasión de Ucrania, el presidente ruso parecía que sabía lo que estaba haciendo. En su sesión televisada con el Consejo de Seguridad, dio la impresión de que tenía un plan de guerra preciso y con objetivos claros. Ahora sobran razones para pensar que el Gran Vladímir no sabe lo que está haciendo ni lo que quiere.

Sus desastrosos resultados están siendo uno de los grandes misterios de la guerra. ¿Qué ha ido mal? Todo indica que la competencia entre las diversas facciones oligárquicas dentro del Kremlin colapsa un propósito estratégico central. Los siloviki dominan la agenda, alimentan las ansiedades de Putin y provocan y aumentan la tensión. A lo largo de los años, Putin se ha encapsulado dentro de esa burbuja del Kremlin, un minúsculo grupo de consiglieri de confianza. La mayoría de ellos tienen -como él mismo- antecedentes en el KGB y, por ello, un sesgo paranoico que les hace ver hasta en la sopa siniestros complots occidentales. Todos están en las listas de sancionados de la UE, Estados Unidos o el Reino Unido.

  1. Círculo de finanzas y negocios Cuando, en 2014, Vladislav Surkov dio una charla en la London School of Economics, comenzó afirmando: “Soy el autor del nuevo sistema ruso”. Audaz declaración, pero no sin fundamento, porque Surkov es un jugador detrás de escena que ejerce una enorme influencia. Es la réplica rusa del Frank Underwood de House of Cards, el titiritero y oculto guionista del putinismo. Lo llaman el “Cardenal Gris”, un equivalente del Cardenal Richelieu. Fue uno de los fundadores de Nashi, el movimiento juvenil de Rusia Unida, el partido de Putin, réplica de las Juventudes Hitlerianas. Pero es más venerado en su país por su teoría de la “Democracia Soberana”. En la práctica, esta acuñación postula un Leviatán sin oposición.

Socio de Putin

A sus 70 años, Gennady Timchenko ha amasado una fortuna de 18 mil millones de dólares y ocupa el puesto 85 en la lista de milmillonarios de Forbes. Una señal de su cercanía a Putin es que el presidente le regaló un cachorro de su perra Connie. Juegan juntos al hockey desde que, hace más de 20 años, empezaron a hacer negocios. Es natural que exhiba un estilo de vida lujoso, porque fue pobre. Su mujer contó que vivieron en un pequeño apartamento en San Petersburgo con “chinches y olor a sopa borscht”. Nacido en la Armenia soviética y criado en Alemania Oriental y Ucrania, en 1997 fundó Gunvor, que vendía en el extranjero el petróleo de las empresas estatales.

El amigo petrolero

Vaguit Alekpérov tiene 71 años y ha amasado una fortuna de 22.000 millones de dólares, que lo coloca como cuarto hombre más rico de Rusia y en el puesto 54 del ranking de Forbes. Fue viceministro del Petróleo y Gas de la Unión Soviética. Cuando se desintegró la URSS, fue uno de los fundadores del consorcio petrolero Langepás-Urái-Kogalimneft, que Boris Yeltsin convirtió por decreto en Lukoil, la mayor petrolera rusa y una de las más grandes del mundo en reservas. Veterano a la hora aguantar las sanciones impuestas por Occidente, se vio afectado por restricciones desde 2014 y durante los últimos días su fortuna ha mermado en 3.500 millones a causa del desplome de los mercados bursátiles rusos.

  1. Círculo militar. Desde que comenzó la invasión de Ucrania, Valery Guerasimov, jefe del Estado Mayor del Ejército, se ha convertido en figura central. Cuando Putin no está solo en la pantalla, por lo general están cerca Guerasimov y el ministro de defensa Shoigu, que son los rostros de la guerra. A los ojos de Putin, son los artífices de la campaña para anexionarse Crimea en 2014, la estrategia militar en Siria y el apoyo a los rebeldes prorrusos en el Donbás.

Compañero de caza

Serguéi Shoigu es el jefe político de Guerasimov. Ministro de Defensa desde 2012, ha mantenido la presión y reforzado el sentimiento de inseguridad en Occidente. Él fue el encargado de esgrimir la amenaza “técnico-militar”, un eufemismo de la guerra lisa y llana, que no engañó a la inteligencia americana. Shoigu, de 66 años, es de Tuva, una república budista en Siberia que limita con Mongolia. Putin y él cogen regularmente vacaciones cortas de caza y pesca en Siberia o en el Lejano Oriente para rastrear al tigre. Eso le da al amigo siberiano acceso sin obstáculos al líder. Putin le debe la modernización del Ejército, así como el éxito de la intervención militar en Siria.

  1. Círculo de los ‘segurócratas’. Involucrado en asesinatos y otras operaciones siniestras, una investigación policial del Reino Unido en 2016 apuntó que la operación del Servicio Federal de Seguridad (FSB) para matar a Alexander Litvinenko probablemente fue aprobada por Nikolái Patrushev. The Guardian reveló que agentes rusos acusados del intento de derrocar al gobierno de Montenegro en 2016 salieron del país en el avión de Patrushev. Oficial de inteligencia de carrera, este silovik conoce a Putin desde la década de 1970, cuando ambos trabajaban en el KGB. Halcón de halcones, sucedió a Putin como jefe del FSB y desde hace 14 años es jefe del Consejo de Seguridad, donde se ha revelado un conspiranoico convencido de que las potencias occidentales traman la destrucción de Rusia.

Verdugo de la oposición

Alexánder Bórtnikov, jefe del FSB, es clave en el mantenimiento del control del país. Su aparato de seguridad emplea a cientos de miles de personas y tiene ojos para todo, desde la lucha contra el terrorismo hasta la seguridad fronteriza, la contrainteligencia y la vigilancia electrónica.

Extraoficialmente, se encarga de aterrorizar a la oposición. Como tantos otros siloviki, también conoce a Putin desde los 70, cuando ambos servían en el KGB de Leningrado. Como Patrushev, colocó a su hijo en la nomenklatura de Putin, que lo nombró presidente del banco estatal VTB.

4. Círculo del Gobierno. Serguéi Lavrov, de 72 años, ha estado echando horas extras desde antes de estallar esta guerra. Es el inoxidable ministro de Exteriores, que ha multiplicado reuniones y llamadas. Es la voz del Kremlin para el mundo, un diplomático que no ha dejado de estar bajo el foco desde su nombramiento en 2004. Es el decano de los ministros de su ramo. (El mandato más largo en ese cargo lo ostenta el difunto príncipe Saud al-Faisal de Arabia Saudita, que ocupó el Ministerio de Exteriores durante 40 años).

El que le guarda la silla

Dimitri Medvédev era un perfecto desconocido cuando Putin lo llevó a la presidencia de la Federación Rusa en 2008. Expresidente y exprimer ministro, ahora es el segundo del Consejo de Seguridad. Es de San Petersburgo, como Putin, y trabajó con él para el alcalde Anatoly Sobchak a principios de los 90. Cuando su viejo amigo se mudó a Moscú y se convirtió en primer ministro, Medvédev lo siguió y fue nombrado subjefe de gabinete de Yeltsin. En 2008, él y Putin se conchabaron para alternarse en la cúspide en un controvertido relevo. Putin ya había cumplido dos mandatos como presidente y constitucionalmente no podía aspirar a un tercer mandato consecutivo. Medvédev le guardó la silla y nombró a Putin primer ministro. Cuatro años después, volvieron a intercambiarse los papeles.

El depredador cauteloso

Igor Sechin tiene 61 años, fue colaborador de Putin cuando era teniente de alcalde de San Petersburgo y viceprimer ministro en el gabinete de Putin de 2008 a 2012. Su influencia no disminuyó cuando dejó su cargo en el Gobierno. El periódico Nezavisimaya Gazeta realiza una encuesta mensual que clasifica a los 100 rusos con mayor influencia política. Siempre ha estado en el top ten. Y ahí sigue. Pasa por ser la segunda persona más influyente del país después de Putin. Lo llaman Darth Vader y es sospechoso de numerosos delitos económicos, abuso de cargo oficial, corrupción y crimen organizado.

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