El lunes llega para su análisis y visto bueno al Plan Insular de Emergencias de La Palma (Peinpal), con la opinión de los científicos, la propuesta de trazado sobre la lava para conectar el barrio llanense de La Laguna con Puerto Naos, a donde sigue siendo imposible acceder por los niveles letales de dióxido de carbono que se registran y que pueden persistir, según expertos del Involcan y del IGN, días, meses o años.
Esa propuesta de trazado es lo más novedoso del balance hecho por el Cabildo cuando se cumplen tres meses desde el fin de la erupción del volcán. Anunciada esa obra por el presidente y vicepresidente de la institución, Mariano Hernández y Borja Perdomo, respectivamente, la expectativa en los trabajo entraña una enorme complejidad.
“Nos encontraremos con muchos inconvenientes tal y como ya nos lo señalan los estudios, porque la temperatura de las coladas en esa zona es bastante elevada, pero vamos a arrancar con la idea de no parar hasta no lograr comunicar La Laguna con Puerto Naos”, explicaba Perdomo.
Esta es una obra que, aseguran vecinos del barrio de La Laguna, “necesitamos para ver que se avanza y que recuperamos ese tramo”. Frente a ellos, los ingenieros consultados por este periódico, que confirman que “ya se ha tenido que retirar una pala, porque al entrar en contacto con la colada en temperaturas superiores a 300 grados el trabajo es imposible, incluso se ve afectada la maquinaria”.
En el balance del Cabildo atravesado el umbral del primer trimestre sin erupción, queda también la respuesta clara a uno de los escenarios más imprevisibles: una dudosa vuelta a Puerto Naos, en un horizonte intemporal por la persistencia de los gases en niveles letales. El titular del Cabildo explica que “lo que nos hacen llegar los científicos es que no hay ninguna tendencia que indique que esto va a menos, pero tampoco hay ninguna tendencia de que esto va a ser eterno y de que no se vaya a terminar en algún momento”. Y frente a los datos objetivos, entre lo que el propio presidente recuerda que ante “las altas acumulaciones de CO2, que superan las 50.000 partículas por millón (ppm), que llegan incluso a distorsionar los sensores”, el principal objetivo es “acortar de manera efectiva las zonas donde hay gases”.
Mariano Hernández afirma que “el único escenario en el que trabajamos es que estos gases puedan desaparecer”. Inversiones públicas con subvenciones y programas de empleo, ayudas al sector primario y la movilización de 7,1 millones de euros de las arcas insulares, no pueden ocultar las dificultades de los retos técnicos y materiales, vinculados al rastro de la lava.
“Esto ha hecho mucho daño, pero desde el Cabildo trabajamos para convertir este fenómeno natural en una verdadera oportunidad para lograr la Isla que queremos, un territorio sostenible y desarrollado para lograr una territorio vertebrado con futuro”. Acompañado por todos los miembros del grupo de Gobierno, Hernández compareció con el vicepresidente y consejero de Infraestructuras, Borja Perdomo, que reconoció que “es una obsesión para nosotros procurar una recuperación justa de los afectados por el volcán para afrontar el futuro con tanta solidez como las coladas que tanta destrucción han generado”.
El consejero habla de cómo están “atacando todos los caminos que se encuentran en los bordes de la colada y que se pueden recuperar para acceder a zona aisladas de viviendas y zonas agrícolas que no se vieron afectadas”.