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El retorno de la Guerra Fría

La visita de Biden a Europa dibuja un futuro incierto
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El retorno de la Guerra Fría. / DA

Europa está despertando a una nueva realidad, la ilusión de una era de paz perpetua se ha desintegrado al ritmo de las explosiones en Ucrania. La visita de Biden para dirigirse a los líderes de la OTAN y la Unión Europea en Bruselas y su viaje a Polonia, una nación en la frontera de un país invasor, evidencian que la visita del presidente norteamericano a Europa con una guerra en el continente marca el inicio de una nueva etapa.

Desde la caída de la Unión Soviética, los presidentes estadounidenses han viajado a Europa e idealizado las victorias de Occidente sobre el nazismo y el comunismo en ceremonias en Normandía o discursos en países de la Europa oriental que lograron librarse del yugo soviético. Europa volvió poco a poco a la normalidad y abrió los brazos al estado del bienestar, a sistemas sanitarios y educativos con atención universal, a programas socialistas que auguraban prosperidad y progreso, descuidando e incluso renegando de la importancia de mantener un sistema de defensa en caso de agresiones externas.

Habíamos evolucionado, la paz y la estabilidad de Europa eran permanentes. Hasta ahora. Han pasado más de tres décadas desde que Europa tuvo que preocuparse por los refugios antiaéreos, y los recuerdos de la Guerra Fría han ido muriendo con la edad de quienes la vivieron. Estados Unidos se enfocó hacia el ascenso de Asia y su próxima superpotencia rival, China.

Rusia no quiere caer en el olvido

El presidente ruso Vladímir Putin, alimentando los agravios sembrados impotente ante la caída del comunismo de Alemania Oriental como oficial de la KGB y obsesionado con revivir la grandeza rusa, se propuso retomar el terreno perdido.

Como consecuencia, un nuevo Telón de Acero ha descendido sobre Europa, esta vez uno virtual de sanciones económicas que ha cortado las conexiones aéreas, embargado el dinero de los oligarcas y cerrado las cadenas de restaurantes y tecnologías que daban la falsa impresión de que Rusia podría subirse al caballo del progreso, o del capitalismo, según se mire.

En medio de una campaña militar pobremente planeada, en un mundo en el que las guerras se luchan desde otros frentes, la estrategia de Putin no solo pone a Rusia en peligro de convertirse en irrelevante al poner de manifiesto sus debilidades, sino que ha reforzado las alianzas que nacieron justamente para frenar las ansias imperialistas rusas, con la OTAN enviando grupos de batalla a estados de primera línea como Hungría, Rumania, Bulgaria y Eslovaquia, y con países en el Báltico que hasta ahora se habían resistido a entrar en la Alianza del Atlántico Norte, cambiando de parecer.

Como dijo el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en una entrevista con Christiane Amanpour de CNN: “Debemos asegurarnos de que Putin sea derrotado… Esta es una cuestión de seguridad, para el futuro de Europa y el futuro del mundo. “

Tratando de frenar la avalancha de mala prensa en su propio país, Putin dio un giro de tuerca a la censura de los medios, aumentando a su vez las campañas de desinformación. Una teoría de la conspiración rusa que ha ganado algo de fuerza, es la de que EE.UU. opera laboratorios de armas biológicas en Ucrania. Biden dijo durante su visita a Europa que si Rusia utiliza armas bioquímicas en Ucrania habrá consecuencias, pero no explicó cuáles.

Unidad de la Alianza

Esta es una oportunidad para Biden de fusionar la inesperada unidad de propósito en la Alianza. Sin embargo, se avecinan duras negociaciones sobre la severidad de las sanciones, especialmente sobre el deseo de EE. UU. de que las potencias clave de la UE se separen de las fuentes de energía rusas de las que dependen y que mantengan el flujo de dinero occidental en Moscú.

Estados Unidos buscará aumentar las exportaciones de gas natural líquido a Europa en al menos 15 mil millones de metros cúbicos este año con el objetivo de proporcionar mayores envíos en el futuro. Biden y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunciaron el nuevo acuerdo el viernes en una aparición conjunta, enfatizando que la iniciativa reducirá la dependencia de Europa de la energía rusa y mantendrá a los países encaminados para cumplir sus objetivos climáticos. Aún así, el nuevo acuerdo requiere una nueva infraestructura, incluidos los oleoductos.

Durante mucho tiempo, la UE ha dependido en gran medida de la energía rusa. El plan era renunciar poco a poco en el proceso de migración hacia las energías renovables, pero la invasión rusa de Ucrania ha acelerado el proceso, y a su paso ha creado disrupción en las economías occidentales.

Punto de inflexión

Occidente está tratando de disuadir y contener a Rusia en su intento de reforzar la lucha por la democracia y la independencia de Ucrania, que no es miembro de la OTAN, mientras evita un enfrentamiento directo con Rusia que podría volverse nuclear. Este parece ser el mayor desafío estratégico que enfrenta Occidente al menos mientras Putin esté en el poder, sin importar cómo termine la guerra en Ucrania. Y no hay garantía de que una Rusia posterior a Putin simpatice más con Occidente, especialmente si las sanciones de castigo perjudican aún más a la élite del poder y aumenta el rencos de la sociedad rusa hacia Estados Unidos y Europa.

A EE.UU. no les gusta la respuesta de Biden en Ucrania

Una nueva encuesta de NPR/Ipsos destacó que la mayoría de los estadounidenses piensa que el presidente Biden no ha hecho un buen trabajo en su gestión de la guerra. Más de 6 de cada 10 estadounidenses quieren que EE. UU. brinde a Ucrania parte del apoyo que desea, mientras intentan evitar un conflicto militar mayor con Rusia. Menos de dos de cada 10 dicen que Estados Unidos debería darle a Ucrania todo lo que quiere, incluso si corre el riesgo de una guerra más amplia. 

Esas respuestas fueron notablemente consistentes en todo el espectro político con fuertes mayorías de republicanos, demócratas e independientes, todos de acuerdo. Pero cuando se les pide a los estadounidenses que evalúen el desempeño del presidente Biden, ese consenso bipartidista se desmorona, y cómo es de esperar quienes más desaprueban la gestión son los republicanos: el 81 % de los republicanos calificó la respuesta de Biden como regular o deficiente.

El 45% de los encuestados dice que el presidente Biden ha sido demasiado cauteloso en su apoyo a Ucrania, el 39 % que piensa que debería estar haciendo más.  A pesar de toda la atención que recibe Ucrania, no es uno de las principales temas para la mayoría de los estadounidenses, cuya mayor preocupación, con diferencia, es la inflación. Los estadounidenses son muy conscientes del aumento de los costos: el 94 % dice que el costo de los alimentos, el gas y la vivienda aumentó el año pasado. 

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