La Semana Santa lagunera entró el Viernes Santo en su recta final con la celebración de algunas de sus procesiones más importantes y que más fieles y curiosos congregan de toda la Isla, en unos días llenos de fervor y emoción tras la vuelta de los pasos a las calles tras dos años sin poder hacerlo por la pandemia.
Así, la jornada arrancó con la emblemática procesión de la madrugada del Santísimo Cristo de La Laguna, una de las más emotivas del municipio, y continuó con la del Lignum Crucis y Nuestra Señora de la Piedad, a las 11.00 horas desde La Concepción; así como con la del Cristo de la Unción, Nuestra Señora del Mayor Dolor, Santos Varones, San Juan y Santa María Magdalena, a las 11.50 horas desde Santo Domingo, y el Santísimo Cristo Difunto, a las 16.15 horas desde Santo Domingo.
Otro de los momentos más emblemáticos del día llegaría con la procesión magna y sus 24 pasos de la pasión, que a las 17.00 horas salía desde la Catedral y en la que multitud de fieles se congregaron para admirar toda la belleza y tradición de la iconografía e imaginería religiosa lagunera en estos pasos, acompañados de sus respectivas hermandades y cofradías.
El Viernes Santo concluyó con otra emotiva procesión, la del Silencio, que a las 22.00 horas salió desde la Catedral y recorrió el centro en otra fría noche lagunera.
El último fin de semana de la Semana Santa lagunera cerró ayer con la procesión de La Soledad, a las 19.00 horas desde la parroquia de Santo Domingo de Guzmán. Además, esta es una noche de vigilia en honor del Señor, conmemorando la noche santa en la que resucitó, por lo que el obispo de la Diócesis, Bernardo Álvarez, presidió en la Catedral la Solemne Vigilia Pascual, a las 22.00 horas, según informó el Obispado.
Mientras, hoy, Domingo de Resurrección, el obispo presidirá en la Catedral la solemne Eucaristía Pontifical de la Pascua, a las 12.00 horas, en la que se impartirá la bendición papal. Asimismo, a las 13.00 horas tendrá lugar la procesión de su Divina Majestad, que saldrá desde la Catedral.
La Laguna culmina así su Semana Santa, una de las más especiales de su historia, al recuperarse su presencia en las calles y entre los fieles,