
La cuenta atrás ha empezado nuevamente y esta vez con más fuerza que nunca después de la intensa jornada de ayer, en la que miles de personas volvieron a disfrutaron de uno de los días más esperados en Los Realejos, la celebración de los Fuegos y de las Cruces, que tiene lugar en el municipio cada 3 de mayo, declarada en 2015 Fiesta de Interés Turístico Nacional y camino de elevar su condición a la de Interés Turístico Internacional con su promoción mundial y la presencia, nuevamente, de una delegación de periodistas de distintos medios de comunicación en el extranjero.
Más de 300 cruces se engalanaron en el municipio norteño, especialmente en el núcleo de La Cruz Santa, donde se concentran un total de 93, y en las calles de El Sol y El Medio Arriba, en el Realejo Alto. Estas dos últimas, además del tradicional pique pirotécnico en el cielo realejero, se disputan el de los enrames florales de sus capillas y en la decoración de la vía pública, en las que los vecinos y vecinas ponen todo su esfuerzo.
Este año, los de la calle El Medio apostaron por flores de papel recicladas de años anteriores de diferentes colores, pero renovaron las cintas. En el caso de la calle El Sol, todos los arreglos fueron nuevos: 14.000 flores de papel de plástico, resistentes al agua, en color blanco, naranja, amarillo y rojo.
La fiesta se vivió con total intensidad después de sobrevivir dos años seguidos sin 3 de mayo por la pandemia, como rezaba una de las tazas souvenir que vendían en la calle El Sol. Los realejeros supieron esperar pacientemente para poder disfrutar al aire libre del día grande.
Se retomaron los traslados turísticos con salida desde la Avenida de Los Remedios hasta La Cruz Santa; las calles estuvieron amenizadas con música, el pasacalle de la Fanfarria Realejos y el de la 101 Brass Band, con gigantes y cabezudos; hubo feria gastronómica en la plaza de Viera y Clavijo, y los ventorillos regresaron a la Cruz Santa, donde la tarde-noche del lunes las familias volvieron a abrir los patios de sus viviendas para compartir el vaso de vino blanco y los dulces con los más allegados, una tradición que sirve de antesala al Día de la Cruz.
Los enrames: auténticas obras de arte
Los santos maderos, tanto de viviendas particulares como de calles y capillas, fueron vestidos con más devoción, mimo y cuidado que nunca. Los enrames de flores, auténticas obras de arte hechas por asociaciones de vecinos, diferentes colectivos y familias, fueron contemplados con admiración por un público, que no dudaba en hacer fotos a cada instante.
Tras la celebración de la eucaristía al mediodía en la parroquia matriz del Apóstol Santiago, se inició la procesión con el Santo Madero por el recorrido de costumbre de Avenida de Remedios, y las calles El Sol, de La Pila y El Medio. Antes de la entrada al templo tuvo lugar la gran traca pirotécnica, que este año duró 12 minutos y que concentró a cientos de personas, niños y adultos, que aplaudieron con fervor.
La jornada terminó con el traspaso de la Santa Cruz en la calle de La Pila, divisoria de las dos anteriores y la batalla pirotécnica entre los Hermanos Toste, en representación de la calle de El Sol, y Hermanos Caballer, de El Medio, que lucharon un año más por ganar protagonismo en el cielo realejero, un espectáculo extraordinario que atrae cada año a miles de personas al municipio, que desde primeras horas de la tarde buscan el mejor rincón para poder disfrutarlos.
Mayo ha vuelto a florecer en los corazones de los realejeros. Y como apuntó el concejal de Fiestas, José David Cabrera, lo ha hecho para “devolver la ilusión, la magia y ese particular brillo que dibuja la pólvora en sus pupilas cada 3 de mayo”.
El reloj instalado junto a la Oficina Municipal de Turismo, en la plaza de La Unión, frente a la plaza Viera y Clavijo, comienza desde hoy otra vez la cuenta atrás para mayo de 2023.