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1 Dólar = 1 Euro

Para entender mejor porqué el dólar ha alcanzado la paridad con el euro por primera vez en 20 años (desde 2002), tenemos que partir de la base de que la economía norteamericana se ha mostrado más robusta que la europea en los últimos años
DÓLARES

Por PUNEET VASWANI.| Durante las últimas semanas, una de las noticias más sonadas en el panorama económico internacional ha sido la progresiva depreciación del euro frente al dólar, hecho que se manifiesta como expresión de la fragilidad de las economías de la Unión Europea, situación agravada por el entorno inflacionista a escala global, y en particular en Europa, catapultado por el conflicto bélico en Ucrania, dada la dependencia energética de los países de nuestro entorno. Mientras tanto, al otro lado del Océano Atlántico, la economía estadounidense se muestra aún resiliente, con su moneda erigiéndose de nuevo como el principal “valor refugio” a nivel mundial.

Para entender mejor porqué el dólar ha alcanzado la paridad con el euro por primera vez en 20 años (desde 2002), tenemos que partir de la base de que la economía norteamericana se ha mostrado más robusta que la europea en los últimos años; con unos datos de empleo, de crecimiento económico y de producción envidiables. Sin embargo, si nos remontamos a la crisis originada por la pandemia, ésta propició muchísimo daño en las economías, el consumo interno y el comercio internacional, en el que la nación estadounidense supo reponerse de manera más rápida y eficaz que su contraparte europea, recuperación sustentada en gran parte por las políticas monetarias y fiscales ultra expansivas, implementadas por la Reserva Federal y el gobierno estadounidense, animando el consumo privado, principal motor de su PIB.

En la UE, también se han aplicado medidas similares, incluso inéditas, tales como los fondos NEXTGEN y la emisión de deuda dentro del marco del Programa de Reconstrucción. Por tanto, estábamos saliendo de la crisis pandémica, pero la invasión rusa y sus efectos derivados ha provocado estragos en el Viejo Continente, especialmente en el ámbito energético. Si bien la crisis energética venía de atrás, con el encarecimiento del crudo por la infra-inversión de la última década, la enorme dependencia europea del gas ruso está pasando factura en los últimos meses, alimentando una espiral inflacionaria en la cadena de suministros que afecta a todos los eslabones de la economía.

Para resolver el problema de la inflación, las autoridades monetarias tienen como antídoto la subida de los tipos de interés oficiales. La FED ha actuado desde principios de año, elevando el precio del dinero en 1’75 p.p., subidas que, aunque aún no hayan tenido su efecto sobre datos de inflación, sí que han catapultado al dólar como moneda baluarte, al ofrecer mayores rentabilidades los instrumentos financieros denominados en dicha divisa. Si la FED sube tipos y el BCE aún no, existe un claro incentivo para invertir en la divisa norteamericana, pues la rentabilidad de los bonos del Tesoro estadounidense estará muy por encima que la de la deuda europea.

Por otro lado, el BCE apenas ha anunciado una (relativamente) pequeña subida de tipos de 25 p.b. para finales de este mes, mientras que se espera otra subida algo mayor para septiembre. Con unos datos inflacionistas como los que se viven en Europa (8,6% interanual) y en EE.UU. (9,1%), está claro que los bancos centrales han llegado tarde, pero en la Eurozona aún no se ha actuado, lo cual ha lastrado la imagen y fortaleza de la moneda europea.

Desde el punto de vista del comercio internacional, esta paridad favorecerá notablemente a las empresas europeas exportadoras, pues sus productos se beneficiarán de una mayor competitividad, potenciando así sus ingresos. Asimismo, para los turistas estadounidenses, ahora mismo se ven beneficiados por esta paridad, para gastar en sus viajes a Europa.

La incertidumbre acerca de la recesión que descuentan los mercados, para EE.UU. y para Europa, el sentimiento inversor, las curvas de la deuda pública, la crisis energética y los datos de inflación, marcarán la evolución del cambio EUR/USD, si bien consideramos que, en los próximos meses, el USD continuará fuerte como reserva de valor y, a su vez, como divisa líder para los pagos energéticos, así como por estar EE. UU. por delante de Europa en cuanto al ritmo y robustez de sus subidas de tipos (se espera la próxima subida de a finales de este mes, posiblemente llevando los tipos al 2,5%). En este sentido, el BCE ha de apretar ligeramente el acelerador en cuanto a las subidas de tipos para que el EUR/USD recupere un poco de valor. En este entorno incierto, es complicado trazar una estrategia de divisas clara, por lo que recomendamos cautela.Recuerden, asesórense bien.

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