El Tribunal Supremo (TS) ha anulado de forma parcial una sentencia por la que meses antes había condenado a cárcel a un sacerdote por robar “decenas” de objetos religiosos, como cálices, un reclinatorio, misales o un manto de la Virgen de los Dolores, en varias parroquias de Galicia. Los magistrados acuerdan que la Audiencia Provincial de Lugo celebre de nuevo el juicio después de que familiares informaran de que el cura sufría problemas mentales.
La Sala de lo Penal, en una sentencia a la que ha tenido acceso Europa Press, entiende que “se justifican dolencias psíquicas” en el cura “en la época de la comisión delictiva objeto de condena, pero también la dificultad derivada de esa dolencia para tener conciencia crítica de su comportamiento y de la extensión de su dolencia”.
En octubre de 2021, la misma Sala alivió la condena que le había impuesto la Audiencia Provincial al reducirla a dos años y medio de prisión y bajó la multa a 1.800 euros, ya que en Lugo había sido condenado a tres años y medio de cárcel, más 2.700 euros de multa, como responsable de un delito continuado de apropiación indebida.
Después de esa sentencia, familiares del sacerdote aportaron en su segundo recurso ante el Alto Tribunal una serie de informes médicos que acreditarían la existencia de trastornos esquizofrénico y depresivo mayor en el condenado cuando ocurrieron los hechos, por lo que el cura habría actuado con sus facultades mentales afectadas.
Sobre por qué no había presentado antes esos informes, la defensa alegaba que el condenado no era consciente entonces de su trastorno esquizofrénico, pero sí de tener depresión. Así, solicitó al Supremo la nulidad parcial de su sentencia y que devolviera las actuaciones a la Audiencia de Lugo para realizar un nuevo juicio, ahora sí incorporando como prueba el historial médico completo del cura. También pidió que un médico forense analice su estado de salud.
El Supremo también ha anulado parcialmente la sentencia de la Audiencia de Lugo, cuyo relato de hechos probados dio por acreditado que el cura, nacido en 1980 y sin antecedentes penales, “se apoderó e incorporó a su patrimonio decenas de objetos religiosos y de culto” con “ánimo de ilícito enriquecimiento” desde que fue nombrado párroco de diferentes parroquias en los municipios de Ribadeo y Trabada a finales de 2008 por el obispo de la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol. Los bienes robados figuraban en el Inventario Artístico de Lugo, así como en los de la Iglesia y el Ministerio de Cultura.
Parte de los objetos religiosos robados se los dio a otra persona
Muchos de esos objetos religiosos, explica el Supremo, al ser bienes eclesiásticos, están sometidos a un régimen de especial naturaleza reconocido por las leyes de Patrimonio Histórico y Cultural.
Hasta que fue cesado a principios de 2012, el cura cometió los robos “en momentos no determinados” y entregó a otro condenado algunos de esos bienes, como una campana de hierro fundido del siglo XVIII, una imagen de San Francisco del mismo siglo y dos sagrarios. Eso lo cambió por dos cuadros en una carpintería a sabiendas de que eran robados y acabó castigado a un año y tres meses de cárcel.
Con el tiempo, el Obispado de Mondoñedo consiguió recuperar una parte de lo robado: dos ángeles, restos de una cómoda, crismeras de plata, candelabros de bronce o varias imágenes de santos, “efectos todos ellos entregados voluntariamente” por el cura tras ser cesado. Pero se desconoce el paradero de un manto de la Virgen de los Dolores bordado en oro, cinco misales antiguos, cruces, floreros, una mesa del siglo XVIII, una cómoda o un banco, entre otros.