Muerte de un viajante (Death of a salesman, 1949), uno de los textos más emblemáticos del dramaturgo y guionista estadounidense Arthur Miller (1915-2005), y también del teatro contemporáneo, se escenificará en octubre en Tenerife. Este nuevo montaje del clásico de la escena es una adaptación de Natalio Grueso que dirige Rubén Szuchumacher y su reparto está encabezado por Imanol Arias, quien se mete en la piel del icónico Willy Loman.
La ácida crítica al sueño americano -a la imposibilidad de alcanzarlo, pero especialmente a su engañoso discurso y a sus más que cuestionables motivaciones- recalará el 21 de octubre (20.00 horas) en el Teatro Guimerá de la capital tinerfeña. Además del actor vasco nacido en León en 1956, en el elenco figuran su hijo Jon Arias, Jorge Basanta, Fran Calvo, Cristina de Inza, Virginia Flores y Carlos Serrano Clark.
Muerte de un viajante -es lo que tienen los clásicos- no ha perdido un ápice de actualidad. Quien fuera el tercer y último esposo de Marilyn Monroe, autor de obras como Todos eran mis hijos o Las brujas de Salem y Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2002, abordó a mediados del pasado siglo una disección en torno a las ideas de éxito y fracaso, las que posee el individuo y también las que asume, publicita e impone la sociedad, casi cualquier sociedad, contemporánea.
El pasado mes de junio, durante la presentación de la obra en el Teatro Romea de Barcelona, según recogía la Agencia EFE, Imanol Arias confesaba que poco antes de preparar su papel de Willy Loman no tenía ni idea de a lo que se iba a enfrentar. Cuando se inició ese proceso, la complejidad del personaje le llevó a sufrir gran estrés y ansiedad, algo que le condujo a perderse en sí mismo. Tanto fue así que, previamente a su estreno en Bilbao, comenzó a soñar con que se quedaba “en blanco interpretando la obra y no podía respirar”. Por prescripción médica estuvo ingresado en un hospital durante cinco días. Sin embargo, superadas todas estas dificultades, el intérprete no ocultaba su satisfacción por subir a los escenarios con un texto de esta magnitud que “continúa teniendo vigencia hoy en día”.
EL ARGUMENTO
Tal y como se puede leer en la sinopsis que acompaña a este nuevo montaje de Muerte de un viajante, la obra refleja la “crueldad de un capitalismo salvaje en el que el ser humano solo vale lo que sea capaz de producir, la frustración por los sueños no cumplidos, la incapacidad de padres e hijos para expresarse su amor, las complejas relaciones de pareja y la necesidad de triunfar y ser aceptado por los demás”.
A este respecto, el actor que desde 2001 encarna a Antonio Alcántara en la popular serie de TVE Cuéntame cómo pasó aseveraba en junio no sentirse demasiado identificado con Willy Loman, pero sí poseer su misma “gran autoestima y un ego muy dañado”. También afirmaba que su hijo Jon Arias, quien a su vez interpreta a Biff Loman, uno de los hijos de Willy, ha sido un gran apoyo para abordar esta obra.
¿Pero quién es Willy Loman? Así lo explican en el texto introductorio de esta versión del clásico de Miller: “Un viajante de comercio que ha entregado todo su esfuerzo y su carrera profesional a la empresa para la que trabaja. Su único objetivo es darle una vida mejor a su familia, su mujer y sus dos hijos, que le adoran y a los que quiere inculcarles la ambición por triunfar y progresar en la escala social. Pero ahora, con 63 años, exhausto y agotado tras una vida sin descanso, ve cómo su posición en la empresa se tambalea”.
“Sus ventas ya no son las que eran y su productividad cae en picado, lo que provoca que la relación con sus jefes se haga insostenible. Su matrimonio tampoco va bien y la relación con sus hijos esconde un antiguo secreto que les llena de resentimiento y amenaza con destrozar la estabilidad familiar. Todo ello le lleva a una espiral de depresión y autodestrucción, en la que su único apoyo es su esposa. A medida que se complican los acontecimientos y los sueños se desvanecen, todo se precipita hacia un final trágico al que el viajante parece abocado”.