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Casa de Acogida Virgen de Candelaria: tecnología para cercar el Alzheimer

El centro de mayores cuenta con más del 80% de sus 91 residentes con esta demencia, logra unos grandes resultados con terapias innovadoras como la foca-robot, la sala sensorial, la música y las proyecciones 3D
María José de Ara, directora del centro, junto a un residente ciego-sordo, durante una terapia con la foca Nuka / SERGIO MÉNDEZ

Hoy será un día especial en la Casa de Acogida Virgen de Candelaria, aunque todos los días lo son, recuerda María José de Ara, directora del centro que los padres Dominicos construyeron entre Las Caletillas e Igueste de Candelaria y que gestiona la Fundación Gerón. Más del 80% de los 91 residentes que hay actualmente en el centro -tiene capacidad para 94- padecen Alzheimer, la enfermedad más extendida entre nuestros mayores que hoy celebra su Día Internacional.

El Alzheimer es una larga enfermedad cerebral producida por cambios patológicos que van alterando el funcionamiento de las neuronas. Es cuando empiezan a aparecer los indicios de deterioro cognitivo, normalmente con los problemas de memoria, cuando termina en convertirse en una demencia, propia de estos tiempos en que la esperanza de vida supera los ochenta años en nuestro país. “Aquí -nos dice María José- la edad media de nuestros residentes es de 87 años, yendo desde los 65 hasta los 101 años; la gran mayoría padece Alzheimer”. Quizás por eso destaca entre las múltiples acciones que se realizan en la Casa de Acogida Virgen de Candelaria, las innovadoras apuestas por la tecnología para cercar el avance de esa enfermedad, sin olvidar que “más un centro de mayores nuestra intención es que sea una gran casa, que se sientan como en familia, que no pierdan la dignidad”, destaca Rosa, una de las 60 trabajadoras del centro.

La terapia con animales sigue siendo habitual en la Casa de Acogida Virgen de Candelaria / SERGIO MÉNDEZ

Gracias al apoyo del Gobierno de Canarias, con los proyectos subvencionados del IRPF, el centro dispone desde 2020, casi coincidiendo con el inicio de la pandemia, de una sala sensorial única en residencias de mayores en Tenerife. La sala Snoezelen mezcla sensaciones de luz, de sonidos, de olores, de gustos y de experiencias táctiles variadas, en las que los que se ayuda a los residentes a recuperar parte de la memoria. En este aspecto, tanto María José como Rosa, así como el fisioterapeuta Diego, exponen que “resulta gratificante ver como no se acuerdan de lo que desayunaron y cuando le pones una canción, la recuerdan y tararean”, destacando así el beneficio de la música-terapia.

Desde hace unos años, los residentes del centro de Candelaria, reciben casi a diario terapia con animales, en este caso con un perro labrador, pero la gran novedad desde hace unos años es la foca Nuka, un robot dotado de una altísima tecnología que le permite interactuar con cualquier persona, mostrando sus sentimientos y emitiendo sonidos, moviendo su cola y sus ojos y respondiendo a los estímulos que le trasmite la persona que le tiene en sus brazos. Apenas pesa tres kilos y tiene un coste de 6.000 euros. Impresiona ver como Erasmo y Luis, los dos únicos residentes ciego-sordos, se relacionan con la foca, como lo hacen Piluca y Andrés, quienes no pierden ocasión de visitar la sala sensorial o de colocarse las gafas 3D para viajar a los Picos de Europa y recordar la Asturias natal de Piluca. “Nuestra misión es que sigan teniendo ilusión, de que hay cosas aún por hacer en la vida”, relata Alfredo, el veterano psicólogo del centro, que pese a su edad parece un juvenil “entusiasmado con la tecnología”, reconoce.

Rosa atiende a Piluca y Andrés, en la sala sensorial que cambia de colores, sonidos y olores / S.M.

La directora del Centro de Acogida Virgen de Candelaria destaca que de las 94 plazas, 82 son concertadas con el Cabildo y 12 privadas, destacando que “mayoritariamente nuestros residentes son del Valle de Güímar, La Laguna, Santa Cruz y El Rosario”. Lamenta que aún no haya llegado la completa normalidad a las residencias de mayores, como ocurre en la calle, “para retomar todas las actividades que hacíamos antes con nuestros mayores”, incidiendo que “durante la COVID tuvimos algunos brotes, pero ninguno grave, el hecho de ser un centro muy ventilado nos ayudó muchísimo”, valorando “todo el esfuerzo y cuidado realizado por nuestros 60 trabajadores”.

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