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Un hombre ha vivido 35 años con un diagnóstico erróneo de cáncer cerebral

Hace tiempo se publicó la historia de un adolescente con cáncer terminal cuyo último deseo era la paz mundial. Algunos datos alertaron a un neuropatólogo; era posible que fuera un diagnóstico equivocado
Un hombre ha vivido 35 años con un diagnóstico erróneo de cáncer cerebral
A la izquierda, Jeff Henigson con 15 años, tras ser operado después del accidente; a la derecha, Jeff Henigson con 50 años. | Jeff Henigson

Hace unos años la historia de un chico que pedía la paz mundial como su última voluntad tras un diagnóstico de cáncer terminal se difundió por los acontecimientos tan sorprendentes que se dieron. Hoy, su caso vuelve a conocerse, en esta ocasión por haberse descubierto que este hombre vivió 35 años con un diagnóstico equivocado.

Jeff Henigson tenía 15 años cuando le dijeron que tenía un tumor maligno en el cerebro y que le quedaba poco tiempo de vida.

En 1986 su vida cambió tras sufrir un accidente cuando iba en bicicleta y fue atropellado por un camión. “Venía en la dirección opuesta, no me vio y me impactó directo”, expuso a la BBC. El golpe le dejó inconsciente y despertó en el hospital. Seguidamente fue dado de alta, ya que parecía estar bien.

Pasaron algunas semanas y Jeff sufrió unas convulsiones que lo llevaron nuevamente al hospital donde, tras realizar un escáner de su cerebro, le llegó la noticia que lo marcó durante las siguientes tres décadas: tenía un tumor cerebral.

Diagnóstico erróneo de cáncer terminal

Tras la publicación de BBC News sobre la historia de Jeff Henigson, tres semanas antes de que cumpliera los 50 años, su correo se llenó de mensajes. Muchos de ellos eran felicitando que hubiera sobrevivido y aplaudiendo su lucha, salvo uno. Este último mensaje era de un neuropatólogo, Karl Schwarz, “cuyo trabajo se centró en parte en los astrocitomas anaplásicos, el tejido canceroso que encontraron en mi cerebro cuando era adolescente”, tal y como expusieron en este medio.

Asimismo, añadía que, en sus 38 años de carrera, solo había conocido a tres pacientes que sobrevivieran “mucho más allá de la sombría esperanza de vida del diagnóstico; tras investigar, en dos de ellos el diagnóstico fue erróneo”.

Después de leer este mensaje, Jeff se puso en contacto con Schwarz quien le respondió explicando que “me sentí obligado a acercarme porque es tan inusual que hayas sobrevivido al astrocitoma anaplásico”. Y es que, los neurólogos que habían hablado con Jeff coincidían en que la esperanza de vida media de un tumor cerebral era de dos a tres años.

Una vez hecha esta introducción, la conversación continuó con la pregunta que le hizo Schwarz a Jeff: “Y a pesar de que esto es extraordinario, ¿cree usted que ha logrado sobrevivir?”. A esto le siguió la explicación sobre una demanda en la que Schwarz había sido contratado como experto en nombre de un demandante que afirmaba que los médicos habían diagnosticado cáncer erróneamente a su hermano y, además, el tratamiento había causado daños permanentes a su cerebro. En este caso, le habían dicho que no viviría más de un año y medio, pero estaba vivo cuatro años después, lo que llevó a una revisión del diagnóstico original.

Motivado por esta llamada, Henigson buscó sus archivos médicos para que Schwarz los revisara y en uno de ellos encontró el título “patología quirúrgica” con el diagnóstico de “astrocitoma pilocítico (espongioblastoma)”, un tumor benigno y, otro informe, presentado al día siguiente, ofreció el mismo diagnóstico.

Luego, “encontré un tercer informe, fechado una semana después y que mencionaba la consulta con un neuropatólogo con un diagnóstico completamente diferente, el único que había conocido: astrocitoma de alto grado, muy anaplásico, un cáncer poco común y agresivo”.

Henigson llamó a Schwarz, que intervino al terminar de leer el primer informe. “Su diagnóstico, astrocitoma pilocítico, es un tumor benigno. ¿Por qué se sometió a radiación y quimioterapia?”. Lo mismo se extrajo del segundo informe.

A continuación, le leyó el tercer informe, a lo que Schwarz respondió: “Este es el diagnóstico completamente falso. No tuvo lugar en su hospital local. Alguien quería una segunda opinión de una institución respetada. Los hallazgos fueron enviados a esa persona. Pero, en cualquier caso, estaba equivocado”.

Asimismo, añadió que “cualquiera de los dos resultados es profundamente significativo. Si sobrevivió al astrocitoma anaplásico, entonces es el resultado de un milagro de proporciones bíblicas. Si se hizo un diagnóstico erróneo, que creo que es lo que sucedió, entonces el suyo es una advertencia importante. Los patólogos, como todos los demás, cometen errores”.

Henigson investigó si podía emprender acciones legales, pero descubrió que el límite para poner en marcha demandas por negligencia médica en California había vencido hace más de 30 años.

Después de todo esto escribió una lista de las consecuencias del diagnóstico erróneo de cáncer cerebral. Por un lado, “la radiación cerebral dañó mi visión, mi audición y mis hormonas, y su efecto a largo plazo sobre el tejido cicatricial de mi cerebro posiblemente sea la razón por la que soy epiléptico”. Además, “la quimioterapia dañó mi función pulmonar”. En suma, “la casi certeza de mi muerte prematura me llenó de miedo” y, también, “mi diagnóstico causó estragos en cada miembro de mi familia, dañándolos, hiriéndolos, durante muchos años”.

“Había tanto por lo que estar enojado”, añadió Henigson. Así bien, “ha aparecido una tercera emoción. Durante 35 años temí que mi tumor volviera a aparecer, que el cáncer me matara. Se me está filtrando ahora, por primera vez, que el cáncer probablemente nunca lo fue. En esto, encuentro un mínimo de alivio”.

Jeff Henigson quería lograr la paz mundial como su última voluntad

Esta no es la primera vez que se habla de Jeff Henigson, es más, las primeras noticias relacionadas con él dieron lugar a que un experto le escribiera y le expusiera la posibilidad de que su diagnóstico de cáncer cerebral fuera erróneo.

Hace un tiempo BBC News contaba la historia de “El adolescente que se moría de cáncer y quiso conseguir la paz mundial (y amor)”.

Contaban que, cuando a Henigson le dijeron que tenía un cáncer terminal, una asociación caritativa de niños le otorgó el sueño de su vida, “pero Jeff no pidió ir a Disneyland o conocer a su deportista favorito. Jeff solo quería lograr la paz mundial”.

Este chico, con tan solo 15 años era ambicioso y su sueño era trabajar en la NASA.

La organización Starlight Children’s Foundation ayudaba a adolescentes a cumplir sus deseos. “Pregunté: ¿hay alguna forma de llevarme a la próxima misión en el espacio? Pero me miraron como si estuviera loco y rechazaron esa posibilidad”, recuerda Jeff.

Entonces, le preguntaron por un segundo deseo. Jeff cuenta que “me enojaba que invirtiéramos tanto en armas nucleares. Pensé que, en su lugar, era mejor idea destinar recursos a la investigación contra el cáncer”.

Así que pidió “viajar a la URSS y reunirme con Mijaíl Gorbachov (entonces jefe de Estado) para discutir un plan con el que poner fin a las armas nucleares y la Guerra Fría”.

Ante esto le preguntaron por un tercer deseo, a lo que “respondí que entendía completamente si no se podía cumplir, pero que esa era mi última voluntad”.

Finalmente, comenzó así su “aventura soviética” que comparten en BBC.

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