tribuna

Las fiestas del reencuentro

San Cristóbal de La Laguna ha vivido en estos días las que probablemente sean sus Fiestas del Cristo más emotivas de las últimas décadas. Yo he querido denominarlas “las fiestas del reencuentro”, porque tras dos años muy duros, en los que nos hemos visto obligados a unas celebraciones de carácter simbólico, por las restricciones de la pandemia, la ciudadanía ha podido recuperar los cultos y su programa de festejos con la intensidad de antaño. Y lo ha vuelto a hacer, por fin, en nuestras calles y plazas, recuperadas como espacios para la convivencia.

La ciudadanía ha respondido de manera multitudinaria a este reencuentro con su fiesta, viviendo con entusiasmo y llenando los aforos en cada uno de los actos del programa, que todavía se prolongará hasta finales del mes de septiembre. Más de cincuenta propuestas en las que jóvenes, adultos, mayores, niños y niñas, familias enteras, han podido disfrutar de nuevo de conciertos, espectáculos teatrales, actividades deportivas, culturales y de ocio de todo tipo al aire libre.

Se equivocan quienes consideran que las fiestas son un mero entretenimiento o una válvula de escape ante las exigencias del día a día; o que, a lo sumo, no suponen más que un estímulo, eficaz pero limitado, para lograr cierta dinamización económica y comercial.

Las fiestas no son una evasión, sino una celebración en vida de la vida. Constituyen un sólido factor de cohesión social y propician el sentimiento de pertenencia a una comunidad. Nos vinculan con una tradición, que va más allá de nuestro tiempo, que nos conecta con nuestras raíces y nos proyecta hacia el futuro esperanzado. Poseen, por añadidura, un valioso componente cultural que nos enriquece como sociedad.

El Gobierno de La Laguna tiene un firme compromiso con sus valores patrimoniales, como corresponde a una ciudad reconocida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Y entre esos valores se incluye nuestro patrimonio inmaterial y etnográfico, del que las Fiestas del Cristo son un extraordinario exponente.

Aunque esta tradición festiva nace y se sustenta en su carácter cristiano, su trascendencia sobrepasa los límites de creencias o vivencias religiosas. No en vano, La Laguna ha mantenido viva durante más de cuatro siglos la llama de su devoción a una imagen que representa los mejores valores de la sociedad lagunera, más allá de la fe personal y los credos religiosos: la respuesta solidaria y el ejercicio diario de la justicia social con las personas que más sufren injustamente. Las Fiestas del Cristo son expresión de una ciudad abierta, respetuosa, integradora y cosmopolita, y así ha vuelto a quedar demostrado en este 2022.

En este punto, me corresponde agradecer, en nombre de toda la Corporación municipal, el comportamiento ejemplar de la ciudadanía, así como la implicación de personas y entidades, que han hecho posibles estas “fiestas del reencuentro”.
Nos invita el Cristo a mirar al futuro con renovada esperanza porque, aunque ciertamente seguimos viviendo en tiempos de incertidumbre, la historia nos enseña que no hay crisis que no podamos superar, si afrontamos juntos los desafíos que se nos presentan en nuestro camino hacia el porvenir.

*Alcalde de San Cristóbal de La Laguna

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