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Juzgan en Tenerife a los 8 patrones de una patera que partió de Mauritania a las Islas con 105 ocupantes

Ocho personas se sentarán la próxima semana en el banquillo en la Audiencia de Santa Cruz de Tenerife acusados de patronear una embarcación que partió de Mauritania con 105 ocupantes y que tras quedar a la deriva fue rescatada en altamar antes de ser evacuados hasta Tenerife
patrones de una patera

Ocho personas se sentarán la próxima semana en el banquillo en la Audiencia de Santa Cruz de Tenerife acusados de patronear una embarcación que partió de Mauritania con 105 ocupantes y que tras quedar a la deriva fue rescatada en altamar antes de ser evacuados hasta Tenerife.

La Fiscalía pide para cada uno de ellos 6 años y 9 meses de prisión para los patrones de una patera por los delitos de favorecimiento de la inmigración irregular y de lesiones por imprudencia grave.

Como consecuencia de las “pésimas condiciones” de la travesía, uno de los ocupantes sufrió neumonía basal, ulcera por presión, deshidratación, múltiples excoriaciones, infección de partes blandas y anemia normocitica normocronica que precisó de internamiento hospitalario.

Así se recoge en el escrito de calificación del Ministerio Público, en el que también hace constar que los acusados, en connivencia con los organizadores del viaje que se quedaron en tierra, aceptaron de manera concertada y conjunta hacerse cargo del manejo de la embarcación, que partió de Mauritania con destino a Tenerife.

Sostiene la Fiscalía que los procesados se encargaron de patronear, asumir el mando y la dirección de la embarcación a bordo de la cual viajaban “hacinadas”, según las manifestaciones de los ocupantes, 105 personas, a las que se les había cobrado unos 600 euros por el viaje.

Estos se encargaban además de repartir y racionar la comida y bebida, cuyo manejo y distribución quedaba a su voluntad, y no dudaban en emplear amenazas de muerte contra los ocupantes si no hacían caso a sus órdenes.

La embarcación, de unos 20 metros de eslora, era “absolutamente inadecuada” para este tipo de viaje.

Estaba provista de dos motores y carecía de las medidas de seguridad y estabilidad necesarias para enfrentarse a las condiciones de una travesía en alta mar.

No había chalecos salvavidas, como tampoco herramientas para poder reparar averías, luces de posicionamiento que marcara su ubicación, instrumentos de comunicación en caso de emergencia o medio alguno para protegerse del sol, viento o lluvia.

Además, el aprovisionamiento de víveres y bebida era escaso. 

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