Los barcos de última generación diseñados para el turismo de cruceros parecen auténticas ciudades flotantes.
Tarde o temprano, la gran mayoría de ellos acaban por recalar en Canarias, que, dada su situación estratégica, forma parte de las rutas de los grandes trasatlánticos.
Uno de ellos acaparaba anoche las miradas de los transeúntes de la avenida de Anaga, junto a la Estación de Cruceros de la capital. Se trata del Azura, de la compañía P&O Cruises, construido en los astilleros italianos de Monfalcone.