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SpaceX y NASA estudian una misión para prolongar la vida del Hubble

La lenta caída del veterano telescopio espacial es la mayor amenaza a la que se enfrenta a medio plazo. El estudio analizará la viabilidad de que una nave Dragon lo ‘remolque’ hasta una órbita a mayor altitud
SpaceX y NASA estudian una misión para prolongar la vida del Hubble

El telescopio espacial Hubble, en servicio desde 1990, está situado en una órbita alrededor de la Tierra a 570 kilómetros de altitud. El rozamiento atmosférico, por mínimo que sea a esa cota, es constante y va reduciendo lentamente la velocidad que necesita para mantener su órbita, unos 28.000 kilómetros por hora. Para un objeto en órbita, perder velocidad equivale a perder altitud, por lo que el Hubble está cayendo lentamente hacia la Tierra. Se estima que en los próximos cinco años habrá descendido hasta los 500 kilómetros y, con el tiempo, su destino será, irremediablemente, desintegrarse en la atmósfera al acabar reentrando a la Tierra.

El curtido telescopio espacial no cuenta con propulsores para llevar a cabo correcciones de órbita por sí mismo. Antiguamente, el transbordador espacial de la NASA, que realizó cinco misiones de mantenimiento del telescopio entre 1993 y 2009, fue el encargado de remolcar al Hubble y elevarlo nuevamente a su órbita. Pero el programa del transbordador fue cancelado en 2011 y no hay ningún otro vehículo espacial capaz de asistir al Hubble. O tal vez sí…

Dado que el Hubble goza de buena salud y sigue plenamente operativo, la principal amenaza de la continuidad de su misión científica a la que se enfrenta en la actualidad no es otra que su lenta caída hacia la Tierra. Para buscar la forma de retrasar su trágico final y tratar de prolongar su vida útil tanto como sea posible, SpaceX y NASA han iniciado un estudio para calibrar la viabilidad de que una nave Dragon de SpaceX se acople al Hubble y le imprima el impulso necesario para elevarlo a una órbita más alta.

La última misión de mantenimiento que recibió el Hubble, llevada a cabo por el transbordador Atlantis en mayo de 2009, equipó al telescopio espacial con un mecanismo de acoplamiento que ahora podría ser providencial. En su momento, los transbordadores espaciales enganchaban al telescopio mediante su brazo robótico para realizar las operaciones de mantenimiento y mejora de equipos, así como para elevarlo de vuelta a su órbita.

Sin embargo, la Dragon no cuenta con un brazo robótico, por lo que la única opción posible sería la del acoplamiento en órbita entre la nave y el Hubble, gracias al mecanismo instalado en el telescopio en 2009. Así, la Dragon podría acoplarse al Hubble y, mediante el encendido de sus propulsores, elevar el conjunto hasta la órbita deseada.

Cabe la posibilidad de que la misión sea tripulada o totalmente automática, ya que la nave Dragon cuenta actualmente con dos versiones operativas: la Crew Dragon, diseñada para transportar astronautas, y la Dragon 2, concebida como nave de carga autónoma que abastece regularmente a la Estación Espacial Internacional. El estudio tratará de determinar cuál es la mejor opción. No obstante, sea una u otra versión la elegida, la nave deberá ser sometida a ciertas adaptaciones para esta misión debido a la necesidad del realizar ese acoplamiento.

COOPERACIÓN

La NASA no contemplaba ninguna futura misión de mantenimiento del Hubble después de la llevada a cabo en 2009. De hecho, la agencia ni siquiera cuenta en la actualidad con un vehículo capaz de realizar la tarea, por lo que el telescopio parecía haber quedado irremediablemente abocado a su destino. La industria espacial privada acude una vez más al rescate para sacar las castañas del fuego a la agencia espacial, que sigue a expensas de su retrasado y vuelto a retrasar cohete SLS y su nave Orion, del programa Artemisa.

Ha sido una propuesta de la propia SpaceX la que da origen al inicio del estudio para dilucidar la viabilidad del proyecto. En caso de que la misión fuera factible, esta no supondría ningún coste para la NASA, ya que la propia SpaceX y el programa Polaris, financiado por el multimillonario Jared Isaacman, se harían cargo de la factura.

“SpaceX y el Programa Polaris quieren expandir los límites de la tecnología actual y explorar cómo las asociaciones comerciales pueden resolver problemas complejos y desafiantes de manera creativa”, declaró Jessica Jensen, vicepresidenta de Operaciones e Integración de Clientes de SpaceX. “Misiones como el mantenimiento del Hubble nos ayudarían a expandir las capacidades espaciales para, en última instancia, ayudarnos a lograr nuestros objetivos de convertirnos en una civilización multiplanetaria”, concluyó Jensen.

Por su parte, Thomas Zurbuchen, administrador asociado de Dirección de Misiones Científicas de la NASA, aseguró que “Este estudio es un emocionante ejemplo de los enfoques innovadores que la NASA está explorando a través de asociaciones público-privadas.”

Queda patente, una vez más, que el futuro más inmediato de la exploración espacial tripulada, al menos para EE.UU., es un asunto que ha quedado en manos de la industria privada.

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