justicia y tribunales

Ya son tres los imputados por el caso Tradex: 136 afectados han reclamado

La jueza levanta el secreto de sumario a la espera de la extradición de Mukesh y cita como investigados a su pareja sentimental y a su principal comercial; ya son 136 los afectados que han reclamado judicialmente

A la espera de que se consuma la extradición del considerado como principal responsable, Mukesh D. (detenido en Dubai como consecuencia de Orden internacional de búsqueda y captura decretada), la titular del Juzgado de Instrucción Número 3 de Santa Cruz de Tenerife ha decretado el levantamiento del secreto de sumario sobre el llamado caso Tradex, un chiringuito financiero que afecta a centenares de inversores, la gran mayoría vecinos de la capital tinerfeña.

Para ello, ha dictado un auto cuyas principales novedades son las citaciones de dos nuevos investigados, como son la pareja sentimental de Mukesh y su principal comercial, de nombre Imobach.

Los tres tendrán que responder sobre la presunta comisión de los delitos de estafa agravada y de blanqueo de capitales, según consta en dicho documento judicial, al que ha tenido acceso DIARIO DE AVISOS.

Otra de las novedades a destacar de dicho auto es que en el mismo se constata que ya son 136 los afectados en un escándalo que se teme pueda extenderse a cuanto menos el doble de dicha cifra, si bien no todos podrán reclamar judicialmente las cantidades que les deben, habida cuenta que no poseen una justificación legal de la procedencia de dicho dinero.

Testigos
En el auto se cita además de como imputados a la pareja de Mukesh, de nombre Cecilia, y al referido Inmobach, a otras cuatro personas como testigos en una causa que instruye uno de los escándalos financieros más sonados que se recuerdan en Santa Cruz de Tenerife en lo que llevamos de siglo.

Cabe recordar que el caso Tradex se gestó en apenas el año transcurrido desde julio de 2021 al julio pasado, cuando los afectados se dieron cuenta de que su dinero no se invertía en Bolsa, sino que todo consistía, presuntamente, en la clásica estafa piramidal, de tal modo que las inversiones de los últimos en llegar eran usadas para abonar lo prometido a los primeros, hasta que, como era inevitable, se derrumbó semejante castillo de naipes por su propio peso.

No hay duros a cuatro pesetas.

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