crisis migratoria

Al menos ocho desaparecidos en otro naufragio de una patera hacia Canarias

Una embarcación de recreo alertó de la tragedia tras dar con el único superviviente, que flotaba en pleno océano aferrado a duras penas a un bidón de combustible en una zona al sur de Gran Canaria
Embarcación de Salvamento Marítimo

Otra patera de la muerte, y la cuenta resulta ya inabarcable, porque esta tragedia no deja de repetirse una y otra vez, por mucho que sea cierto que el tráfico de la migración irregular por vía marítima desde el continente africano hacia Canarias se haya reducido con respecto al año pasado.

El balance provisional de la nueva desgracia en forma de naufragio en principio se cifra en, al menos, otras ocho vidas que se han perdido irremediablemente por el simple afán de quienes buscan una vida mejor, lejos de la miseria -si no la guerra-, que les obliga a abandonar su hogar y a su familia pese a lo incierto -y terriblemente arriesgado- de la aventurada apuesta.

Alarma

Lo cierto es que, tal y como informa la agencia Efe, el barco y el helicóptero de Salvamento Marítimo que ayer rastrearon la zona al sur de Gran Canaria, donde se ha vuelto a hundir una patera con cerca de una decena de navegantes, apenas encontraron varios restos del naufragio, pero por ahora ningún cuerpo ni superviviente más que el único que parece haber escapado de tan triste destino, el mismo que dio la alarma y al que lograron encontrar a flote gracias a que se aferró a un bidón del combustible que daba energía a la barquilla en cuestión.

Solo han aparecido otros tres bidones como el que salvó la vida al único que ha logrado sobrevivir, así como algunos restos más que, supuestamente, estaban a bordo de la patera, según informó un portavoz de Salvamento.

La Salvamar Macondo siguió ayer durante horas y horas, inasequibles al desaliento sus tripulantes, pese a que eran conscientes de que buscaban una aguja en el inmenso pajar que supone esta zona del Océano Atlántico, batiendo la franja marítima en cuestión, situada a unos cinco kilómetros al sur de la punta de Maspalomas, localidad del término municipal de San Bartolomé de Tirajana.

Empeño

No estaban solos en tan loable empeño, por cuanto contaron con ayuda de dos helicópteros, uno de Salvamento Marítimo y el otro del Gobierno de Canarias, que se estuvieron relevando en las tareas de búsqueda para que sus limitaciones de operatividad no restaran la más mínima posibilidad de, al menos, encontrar a otra persona con vida.

Este dispositivo se puso en marcha poco antes de las diez de la mañana de ayer, cuando una embarcación de recreo rescató a un hombre magrebí de 35 años que flotaba, como se ha dicho, agarrado a un bidón de combustible, y a quien detectaron tras oír sus gritos de auxilio cuando pasaba por esa zona.

El superviviente del naufragio primero dijo que otras diez personas viajaban con él en la patera cuando esta volcó, pero luego comentó que eran solo cinco. Al final sostuvo que había ocho migrantes más, versión que a priori se da por la correcta, cuando, felizmente trasladado a puerto seguro, recuperó la calma de espíritu en lo posible después de tan semejante experiencia.

También contó este varón que llevaban tres días en el mar cuando se produjo el naufragio, así como que habían zarpado de un punto situado ligeramente al sur de Tan-Tan, lo que implica una travesía de 350 a 400 kilómetros y durante la cual sobrepasaron Fuerteventura por el sur sin lograr alcanzar su costa, que en principio era su objetivo.

Más de 1.500 personas han fallecido desde 2021, según Naciones Unidas

Si algo caracteriza a la ruta canaria de las pateras es lo mortífera de la misma, como confirman los datos recabados por Naciones Unidas, que desvelan lo tremendo de la hecatombe que nos ocupa. Desde 2021 hasta el pasado mes de octubre, han muerto al menos 1.553 personas intentando llegar al Archipiélago desde distintos puntos de África Occidental, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Siempre por la información de la OIM, el 27,6% de dichos fallecimientos se produjo por falta de comida, de agua y por condiciones ambientales propias de estas travesías, que, como es obvio, llegan a resultar tan dramáticas.

Así, de la muerte de al menos 23 de esas personas se desconoce la razón, mientras que otros 21 migrantes fallecieron por enfermedades o por falta de acceso a asistencia sanitaria, otros cuatro más por violencia, dos por accidentes en los medios de transporte que llevan a los migrantes a los puntos de partida de las pateras y, en total, 1.053 por el hundimiento total de las embarcaciones. Al menos, el tráfico se ha reducido en un 15% respecto a 2021.

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