El 21 de diciembre es la noche más larga del año en el hemisferio norte, así como el día más corto.
Los solsticios son los momentos en los que la duración del día o de la noche es la máxima del año, y se dan en dos fechas: en junio y en diciembre. Así bien, los solsticios de verano e invierno marcan el cambio de las estaciones junto a los equinoccios de otoño y primavera.
El solsticio de junio, que tiene lugar entre el 20 y el 21, marca el inicio del verano en el hemisferio norte, recibiendo el nombre de solsticio de verano, mientras que, en el hemisferio sur, marca el principio del invierno.
En el caso del solsticio de diciembre, que se da entre el 21 y el 22, se conoce como solsticio de invierno en el hemisferio norte, pues marca el inicio de esta estación y, en el hemisferio sur, marca el comienzo del verano.
Tal y como explican en National Geographic, “los solsticios ocurren porque el eje de rotación de la Tierra está inclinado a unos 23,4 grados respecto a la órbita terrestre alrededor del Sol. Esta inclinación da lugar a las estaciones de nuestro planeta, ya que los hemisferios norte y sur reciben cantidades desiguales de luz solar a lo largo del año”.