conversaciones en los limoneros

“Los pasajeros del vuelo de Malaysia Airlines regresarán un día a la Tierra”

El comandante de aviación Juan Reyes Rodríguez, con 27.000 horas de vuelo, 42 años de servicio en la aviación comercial y 27 de ellos en Air Europa, llegó a la cima de la compañía y se jubiló en ella
Juan Reyes Rodríguez, comandante de aviación
Juan Reyes Rodríguez, comandante de aviación. | Fran Pallero

El comandante de aviación Juan Reyes Rodríguez, con 27.000 horas de vuelo, 42 años de servicio en la aviación comercial y 27 de ellos en Air Europa, llegó a la cima de la compañía y se jubiló en ella. Es titulado en investigación de accidentes e incidentes aéreos del Colegio Oficial de Pilotos de Aviación (COPAC) por la Universidad Politécnica de Madrid. Ha colaborado en cientos de casos que tienen que ver con estas investigaciones y, sobre todo, cree que existe vida en otros planetas. Y además me revela algo muy interesante: “Ellos están más preocupados por nosotros que nosotros por ellos, vienen en son de paz y existen evidencias tan notorias de su presencia que no entiendo cómo puede haber gente que no crea en esa presencia”. Tiene experiencias en avistamientos escalofriantes, sobre todo una, sobre la ciudad de Vigo, ocurrida cuando regresaba de Nueva York el día 17 de marzo de 1997. El avistamiento fue confirmado por la tripulación de un DC-10 de Iberia que volaba detrás del aparato de Air Europa, un Boeing 757/200, que pilotaba el comandante Reyes, tinerfeño, formado en las instalaciones del Aero Club de Tenerife y con una experiencia grande en el mando de los más importantes aviones fabricados en el mundo. Es la segunda vez que lo invito a esta galería de personajes y siempre responde con amabilidad y valentía. Tenía yo especial interés en que hablara de sus experiencias, sobre todo de la ocurrida sobre la ciudad de Vigo. “Como perito en investigación de accidentes e incidentes aéreos tengo un código ético: descubrir la verdad y no siento miedo alguno en contar lo que pienso”

-¿Cómo fue?

“Te sitúo la escena. Volábamos a 39.000 pies en la ruta Nueva York-Madrid, es decir a unos 11.800 metros sobre el nivel del mar”.

-Y en un momento dado no puedes explicar lo que vieron quienes iban en cabina.

“Sí, claro que lo podemos explicar; vimos, sobre el mar, un objeto extraño, circular, enorme, con una forma parecida a la isla de Gran Canaria y un tamaño desproporcionado, que yo creo que se encontraba sobre el agua, o muy cerca de ella, auto iluminado por dos enormes focos, cuyos reflejos llegaban hasta nuestro avión”.

-¿Lo detectó el radar?

“No, ni el nuestro, ni el del avión de Iberia que volaba detrás de nosotros, ni siquiera apareció en el radar del sistema Pegasus, que es el núcleo de nuestra defensa aérea, circunstancia que supe más tarde”.

-¿Tampoco la tripulación del avión de Iberia lo detectó en su radar, entonces?

“No, te lo repito. Y ellos lo vieron, igual que nosotros. El DC-10 de Iberia procedía de Montreal, seguía nuestra misma ruta hacia Madrid, con los diez minutos de diferencia de rigor. El comandante del vuelo IB 6010 confirmó todo nuestro informe al control de tráfico aéreo y quedamos en Madrid para comentar esos informes. Aquella nave, o lo que fuera, nos pareció realmente estremecedora, sobre todo por sus dimensiones”.

-¿Pudiste calcular el tamaño de ese objeto?

“No, con exactitud, pero hablamos entonces de unos cuarenta por cuarenta kilómetros, aproximadamente; es decir unos 1.600 kilómetros cuadrados, era de forma circular. Pregunté a control sobre si había algún notam (parte de incidencias) que pudiera justificar alguna anomalía en la zona y me respondieron que no”.

Juan Reyes Rodríguez, comandante de aviación. | Fran Pallero

-¿Hubo investigación posterior?

“Sí, por parte de las autoridades de aviación civil, que pasó sus conclusiones al CESID (hoy Centro Nacional de Inteligencia, CNI), uno de cuyos agentes me interrogó profusamente. Yo le conté, sencillamente, lo que había visto. Supongo que lo mismo le habrá relatado mi compañero de Iberia”.

-Juan, ¿tú crees que “ellos” están aquí?

“Sí, a pie juntillas. Existen evidencias notorias de que alguien que no conocemos se interesa por nosotros. Mucho más que nosotros por ellos. Y, desde luego, son pacíficos. Y yo creo que están preocupados por la deriva nuclear del planeta Tierra. Porque si la Tierra desaparece ellos podrían desaparecer también, dentro del equilibrio espacial. Y lo intentan evitar”.

-¿Es verdad que te robaron papeles de la caja fuerte de un hotel?

“Es verdad”.

-Cuéntame eso.

“El 27 de febrero de 2006 me encontraba en Punta Cana con mi familia. Yo investigaba diversos incidentes en los que estaba trabajando y tenía en el portátil información sensible sobre ellos. Me abrieron la caja fuerte y me lo robaron todo: ordenador, reloj, 26.000 euros, papeles. Fue todo muy raro. Alguien se hizo pasar por mí ante la señora que hacía la habitación. Todo demasiado raro para ser un robo normal”.

-Cuando el avistamiento de Vigo, ¿hubo gente en tierra que divisó el extraño objeto?

“Sí, fueron recogidos diversos testimonios, entre ellos el de un chico de 13 años que vio algo así como una bola de fuego, sobre las dos de la mañana, que salía del mar. Llamó a varios miembros de su familia y se acojonaron. El chico se llama Arturo Estévez. Y también otro testigo, Carlos Hermida, que salía de viaje en ese momento, pero a otra hora del día, las tres de la tarde”.

(El comandante Juan Reyes lo tiene todo documentado. Y no puedo evitar preguntarle sobre las características que se les presume a estos objetos no identificados. Y me responde que no son concebibles ni comparables con nuestra tecnología del espacio o del transporte aéreo. Pueden pasar de 0 a 15.000 kilómetros de velocidad en segundos. “Un F-18”, me dice Juan, “que es un avión veloz y mortífero para nosotros, no tiene nada que hacer con unos gigantes como estos”. Y añade que está convencido de lo que dijo anteriormente, que no vienen a hacernos daño, que están preocupados por los derroteros que va adquiriendo la Tierra, que corre peligro de auto destruirse, que poseen una tecnología realmente impresionante y que en la cara oculta de la Luna se han detectado edificios construidos por no se sabe quiénes. Y me hace una pregunta:)

“¿Por qué crees que hace 50 años que ni Estados Unidos ni Rusia han vuelto a la Luna? Pues porque o han vuelto y no nos hemos enterado, o porque saben más cosas, muchas más cosas de las que cuentan”.

-¿Crees que está colonizado nuestro satélite, entonces?

“No lo sé, pero pueden haber sido construidas bases por seres que quieren estar más cerca de nosotros o por programas secretos terrestres que desconocemos. Existen otros mundos que han dejado testimonios en la Tierra. ¿Con qué tecnología se construyeron las pirámides de Egipto? ¿Quién trasladó y cómo al lugar que ocupan las enormes estatuas de la isla de Pascua? Son preguntas que siempre nos hacemos, pero las respuestas no las hallamos jamás”.

-Bajemos a la Tierra. Tú eres especialista en investigación de accidentes. Y te pasas el tiempo de tu jubilación buscando respuestas científicas, lo cual es muy loable. Hace poco apareció publicada la noticia de un avión que intenta aterrizar en Maiquetía (Caracas), 37 años después de haber despegado.

“No tan poco tiempo, ya hace años que se publicó, pero, bueno. Efectivamente, un DC-4 de Pan-Am que partió de Nueva York hacia Miami desapareció de los radares durante la ruta seguida, se buscó en el mar infructuosamente durante semanas por parte de la Guardia Costera y la tripulación de este mismo avión pidió permiso para aterrizar ¡en Caracas, treinta y siete años después!”.

-Pero no tomó tierra.

“Sí, sí tomó tierra. Pidió pista, el controlador se la asignó y cuando estaba a punto de acercarse la escala, el controlador de servicio en Maiquetía, que tiene nombre y apellidos, le dio la fecha en la que habían aterrizado, 37 años después del despegue. Algo debió ocurrir entonces porque, antes de que se abrieran las puertas y aprovechando que no se había bloqueado el avión por parte de la policía, metió motores, tomó velocidad, despegó inopinadamente y desapareció de nuevo de los radares”.

-Joder, Juan. ¿Y esto no tiene relación con el famoso vuelo de Malaysia Airlines, cuyo avión, un Boeing 777 nadie ha encontrado?

“¿Tú qué piensas? Yo pienso que ambos aviones fueron abducidos por una nave espacial”.

-¿Y lo dices tan tranquilo?

“¿Y por qué no? Yo he investigado a fondo ese accidente y no le encuentro otra explicación”.

-¿Volverá esa gente a la Tierra?

“Estoy convencido de ello. Y, además, estoy también convencido de que el comandante de ese vuelo era uno de ellos. La NASA lo sabe. 38 aviones y 57 barcos peinaron el mar, miles y miles de kilómetros cuadrados, en 2014. No hallaron nada. Los supuestos restos del avión encontrados en el Índico eran falsos. ¿Por qué botó el comandante el combustible, si no comunicó emergencia? ¿Por qué los móviles de los pasajeros siguieron funcionando hasta seis horas después de la pérdida del rastro del Boeing 777? Los flaps que aparecieron en una playa de Madagascar eran falsos. Mi opinión personal, repito, es que esos pasajeros regresarán a nuestro mundo, tarde o temprano. El avión volaba desde Kuala Lumpur a Pekín y nunca comunicó emergencia alguna. Una nave espacial lo abdujo en el estrecho de Malaca. Estamos hablando de 239 personas, entre pasajeros y tripulación”.

-Dicen que la aviación es el medio de transporte más seguro.

“Y lo es. En mis 42 años de servicio han desaparecido 19.506 pasajeros y tripulantes. Esto significa 38,7 pasajeros afectados por mes en todo el mundo. Compáralo con los accidentes de coches o de trenes”.

-Háblame del accidente del avión de Spanair con destino a Las Palmas, que despegó de Madrid, al parecer con carencias técnicas importantes.

“Mira, ese avión tenía vencido el certificado de aeronavegabilidad y se lo renovaron mediante un télex. Habían sido emitidos, además, cinco reportes para reparar correctamente la sonda de la temperatura, una avería que necesita sólo tres horas de trabajo y cuyo fusible cuesta 500 dólares. En la aviación civil mandan los operadores y existe mucha presión a causa de lograr la puntualidad. Los accidentes ocurren por fallos en cadena, lo sabe todo el mundo. Si todo se hubiese hecho correctamente el avión habría advertido de los fallos a los pilotos y no hubiese habido accidente alguno”.

-Por tu condición, eres experto en gestión de catástrofes. ¿Estamos seguros en Canarias apagando los incendios con helicópteros?

“Bonita pregunta. En la extinción de los incendios son cruciales las dos primeras horas. Los helicópteros de ese tipo no vuelan de noche, habitualmente, porque es peligroso. Un avión estacionado en Los Rodeos y otro en Gando bota seis toneladas de agua y apaga en minutos el brote inicial, que es el peligroso. Los aviones, aunque parezca que no, son mucho más eficaces en la lucha contra el fuego”.

-Y otra pregunta, si quieres de moda. ¿Vuelan bien las mujeres?

“¡Muy bien! Y son mucho más meticulosas que los hombres. Es una garantía ver a una mujer comandante en un avión. Nuestras profesionales son muy buenas, cada vez mejor preparadas y muy competentes”.

-En los últimos días he leído que algunas compañías, para ahorrar costos, van a situar a un solo piloto en los aviones. Se prescinde del copiloto.

“Eso es una locura, un disparate mayúsculo. Un copiloto gana una media de 4.000 euros al mes. ¿Qué significa eso? Nada. Sería un suicidio que un avión fuera pilotado por una sola persona. Ahora los seguros pagan una media de 15.000 euros por víctima aérea. ¿Cuánto cobrarían de prima a un avión con un solo tripulante técnico? Una cantidad desorbitada. Que se dejen de inventar estupideces. ¿Ya no recuerdan al comandante José Badel de Gener, de Air Europa, al que le dio un infarto en pleno aterrizaje? Fue su segundo quien puso el avión en la pista salvando a todos los pasajeros”.

-Pues que recuerden esto los que quieren jugar con la vida de la gente.

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