Las patologías respiratorias están afectando este invierno a la población canaria y española, especialmente la gripe y la bronquiolitis en menores, un sector vulnerable al llevar más de dos años y medio apenas expuestos a su influencia. Desde la Sociedad Canaria de Pediatría de Santa Cruz de Tenerife se insta a no alarmarse ante el aumento de incidencias.
Para su presidente, Luis Ortigosa, “tenemos varias infecciones víricas activas, comenzando por el SARS-CoV-2, que lleva acompañándonos desde hace tres años, pero con la vacunación masiva del 94% de la población española, no así en niños, pues solo se ha llegado a un 40% de inmunización, la COVID está muy bien controlada”. Pese a los contagios en niños y adultos, afortunadamente “el curso de la enfermedad es leve, sin presión en hospitales ni tantos fallecimientos como antes”.
En cuanto al resto de virus que proliferan, Ortigosa recordó que “han sido justamente los que circulaban antes a 2019 en épocas frías”, que en Canarias es diciembre y, sobre todo, enero y febrero, “con picos altos de gripe y virus respiratorios sincitiales (VRS), sobre todo en niños”.
Cabe recordar en primer lugar que los menores “se enferman de gripe y son los vectores que más transmiten esta enfermedad en sus familias”. La población con mayor afectación son de 0 a 4 años y, después, de 4 a 12 años. “Se enferman mucho e infectan mucho; sin embargo, no lo hacen gravemente ni fallecen, salvo casos muy excepcionales. El grupo de mayores de 65 años con patologías crónicas son el tercero que más se infecta, los que más hospitalizaciones tienen y los que más suelen fallecer. En España, entre 3.000 y 4.000 personas fallecían cada año por la gripe antes de la COVID”, indicó.
En cuanto a la bronquiolitis, que es debida a virus respiratorios sincitiales (VRS), “hay que recordar que también puede afectar a adultos”. “Los niños menores de seis meses tienen mayor riesgo de enfermarse y, sobre todo, de sufrir complicaciones, llegando a ser hospitalizados para mantener el compromiso respiratorio”.
En España, no tiene por qué fallecer ningún menor con bronquiolitis, “pero de vez en cuanto salta algún niño pequeño que sufre complicaciones”, aunque señaló que “no es la enfermedad respiratoria que mata a más pequeños”. Sin embargo, comenta, “sí es de las que más complicaciones padece el sistema sanitario”. En las últimas semanas, tanto las consultas en Atención Primaria como las hospitalizaciones en el área pediátrica “han sido abundantes y, en ocasiones, se habilitaron los Planes de Contingencia de los hospitales para poder asistir a los afectados”, manifestó Ortigosa.
Estreptococos
Cuestionado por la afloración a la luz pública de casos de estreptococos, y si habría que tener una alarma al respecto, el presidente de la Sociedad Canaria de Pediatría de Santa Cruz de Tenerife aseguró que “el estreptococo lo conocemos de toda la vida. Esta bacteria habitualmente se encuentra en la nasofaringe de niños y adultos y produce enfermedades leves como las anginas, la amigdalitis con placas, fiebres con dolor de garganta… y se trata con antibióticos”. Recordó que “es el mismo germen que produce la escarlatina, que parece del pasado, pero que de vez en cuando tenemos algún caso aislado”.
A principios de diciembre se observó en Reino Unido un número de infecciones mayor del habitual de estreptococos, lo que “generó una alerta para profesionales pediátricos, así que estamos pendientes y notificamos los casos que lleguen, que están siendo muy aislados”.
La peligrosidad de las infecciones por estreptococos, neumococos y otras bacterias es que “pueden generar complicaciones en las infecciones gripales o de virus respiratorios sincitiales”, es decir, cuando un niño o un adulto tiene una infección viral importante “se puede coinfectar con un esteptococo y puede padecer una complicación, como bajar hacia las vías aéreas inferiores y producir neumonía, invadir la sangre, provocar enfermedades en la piel, artritis o incluso meningitis. Es ahí cuando hay que utilizar los antibióticos”, enfatizó.
Por tanto, Ortigosa instó a estar atentos ante los virus y bacterias respiratorias: “No hay que generar alarma. La alerta sanitaria la tenemos los pediatras y profesionales sanitarios que estamos a la expectativa. Tenemos métodos diagnósticos, incluso en Atención Primaria, para hacer las pruebas rápidas correspondientes y así controlar la infección”. Pero reconoció que, “en menores, más del 90% de las infecciones son de origen vírico”.
Preocupación
Sobre el plazo para acudir a un especialista, el experto afirmó que “hay que recalcar que cuando un niño tiene un proceso catarral o de gripe, si tiene un estado de salud general bueno, lo ideal es mantenerle en casa, evitar acudir al colegio o guardería para no transmitir la enfermedad, así como darle antitérmicos si se encuentra incómodo o con malestar. Además, que se lave la nariz con suero fisiológico, que beba agua, que tome fruta… No hay que acudir a un Centro de Salud y menos aún a una Urgencia Hospitalaria si el proceso catarral es leve. Hay que consultar con los especialistas si en 24, 48 o 72 horas el niño o adulto tiene síntomas de dificultades respiratorias, pitos en el pecho, cansancio respiratorio… Todo ello por si es una bronquitis, una bronconeumonía o una neumonía, y, evidentemente, debe ser tratado con broncodilatadores, etc.. Si si es un proceso que se ha complicado, habrá que administrar un antibiótico”.
En este sentido, Ortigosa recalcó que “en invierno la mayoría de los procesos respiratorios son víricos y, por tanto, solamente hay que usar antitérmicos y medidas físicas específicas para bajar la fiebre. Hay que evitar el mal uso de antibióticos y guardarlos para cuando realmente sean necesarios: en una sinusitis, una otitis, una neumonía o una complicación”.