Una simple inyección ha conseguido duplicar la vida que les quedaba a unos ratones muy viejos. Y lo que es mejor, ha mejorado también su salud en general, un rejuvenecimiento en toda regla. Es un pequeño paso, uno más, en el área más prometedora de la medicina, la de la medicina regenerativa, que está viviendo un boom en la actualidad. Son solo de momento promesas pero el horizonte de vencer el envejecimiento parece cada vez más cerca.
Desde que Shinya Yamanaka descubriera los factores epigenéticos que pueden revertir las células su estado pluripotente (antes de diferenciarse en una célula específica de un tejido), en 2006 los avances en este campo más allá de la teoría habían sido escasos. No obstante, en los últimos años han comenzado a probarse estos factores con resultados muy prometedores.
No es la primera vez que se alarga la vida de un animal manipulando sus genes. Un trabajo seminal a principios de los años 90 mostraba cómo modificando un único gen se duplicaba la vida de un pequeño gusano, C. elegans. Este descubrimiento convirtió a su autora, Cynthia Kenyon, en una de las gurús contra el envejecimiento.
Sin embargo, no ha sido hasta el descubrimiento de los factores Yamanaka que se ha comenzado a plantear estas posibilidades en animales más complejos. Estos cuatro factores eliminan los marcadores epigenéticos que se van acumulando en el genoma a lo largo de la vida y que van provocando el envejecimiento, esto es, la pérdida progresiva de la funcionalidad.
En 2016, un estudio liderado por el español Juan Carlos Izpisúa Belmonte mostraba cómo la introducción de estos factores lograba extender la vida de ratones con progeria, una enfermedad que provoca su envejecimiento prematuro. El año pasado logró el rejuvenecimiento de varios ratones con la misma técnica, refinada de tal forma que evitaba su mayor riesgo, la aparición de cánceres.
El nuevo estudio, liderado por investigadores de la start-up Rejuvenate Bio, surgida del Instituto Wyss de Harvard y entre cuyos fundadores se encuentra uno de los padres de CRISPR, George Church, ha aplicado una técnica parecida en ratones extremadamente viejos: 124 semanas, el equivalente a 77 años humanos.
Lo han hecho inyectando a los ratones tres de los cuatro factores Yamanaka –OCT4, SOX2 y KLF4, abreviados como OSK– mediante un virus, un procedimiento que recuerda al de algunas vacunas. Se modifica el genoma del virus introduciéndole las secuencias genéticas deseadas (al tiempo quese eliminan aquellas imprescindibles para su reproducción, de tal forma que el virus sea seguro), aunque en esta ocasión van encaminadas a destruir los marcadores epigenéticos del envejecimiento.
Los autores del estudio, que todavía no ha sido revisado por expertos independientes, señalan que la inducción del sistema OSK en los ratones alargó su vida 18,5 semanas, frente a las 8,86 del grupo control.
Se trata de un 109% más de vida –algo más del doble– tras el tratamiento aunque solo un alargamiento del 7% en términos absolutos. No obstante, los investigadores recalcan que, de aprobarse estas terapias en humanos, se harán en adultos mayores para rejuvenecerlos en lugar de en individuos más jóvenes con el objetivo de retrasar su envejecimiento.
Además, no han observado tumores macroscópicos, uno de los principales riesgos de esta técnica. Adicionalmente, comprobaron que la salud de estos ratones mejoraba respecto a los que no habían recibido la terapia.
Un “optimismo cauto”
Los autores destacan que, si bien en experimentos anteriores se inducía cada factor por separado, su experimento es el primero en hacerlo en una sola inyección. Por otro lado, utilizaron esta técnica en células del cuero cabelludo de un individuo varón de 65 años, en las que observaron una reversión en los marcadores epigenéticos asociados al envejecimiento.
Estos resultados les generan un “optimismo cauto de que la terapia de rejuvenecimiento parcial puede ser aplicada con seguridad en humanos” y señalan que serán necesarios nuevos estudios en animales más grandes para probar su seguridad y eficacia.
Hay una serie de sombras en este estudio que tienen que resolverse antes de dar los siguientes pasos. La más importante es que no se especifica qué células de los ratones fueron afectadas por la terapia y, por tanto, reprogramadas. Es imprescindible conocer la senda recorrida por el tratamiento antes de aventurarse en nuevos pasos. También se necesitan más garantías de que no produce teratomas, un tipo de tumor que afecta a los tejidos.
En declaraciones al MIT Technology Review, el director científico de Rejuvenate apunta que “esta es una poderosa tecnología, y aquí está la prueba de concepto”, y recalca: “Quiero mostrar que es realmente algo que podemos hacer en nuestra población envejecida”.
Con todo, algunos expertos llaman a la precaución. El profesor de la Universidad de Standford Vittorio Sebastiano señala a la misma revista que “es un hermoso ejercicio intelectual, pero yo evitaría hacer algo remotamente similar a una persona”.