El terremoto de magnitud 7,8 que azotó el norte de Siria y el sureste de Turquía dejó a una gran cantidad de huérfanos, como la recién nacida Aya, quien fue rescatada después de más de diez horas bajo los escombros. Su madre, su padre y sus hermanos murieron en el desastre.
El tío abuelo de la pequeña se encargará de su cuidado. Él y su familia lograron huir del edificio de una planta en el que se encontraban, si bien ahora viven en una tienda de campaña. En situaciones como esta, lo común es que los parientes se hagan cargo de los niños huérfanos, pero también lidian con traumas y pérdidas.
La situación actual no permite que la cifra exacta de los niños que han perdido a sus progenitores se determine, pero UNICEF y el Ministerio de Familia y Servicios Sociales en Turquía han ofrecido ayuda.
La pequeña Aya, cuyo nombre significa “una señal de Dios” en árabe, fue rescatada junto con su madre fallecida, a la que todavía estaba conectada por su cordón umbilical. Ahora se encuentra en buen estado de salud y no tiene daños en la columna vertebral, como se temía inicialmente.
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