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La sanidad

Pide Blas Trujillo, consejero del ramo, paciencia para arreglar la sanidad. Vale. Le daré al bueno de Blas, excelente persona por cierto, algunos datos. El ciudadano viene soportando durante 20 años las mentiras alevosas sobre los hospitales del Norte y del Sur. Ninguno de los dos funciona. Se construyeron, se han gastado en ellos millones de euros, pero no alivian en absoluto la situación de saturación de los hospitales de referencia (el Clínico y La Candelaria). ¿Otras consecuencias? Terrible tráfico en las autopistas, incomodidad sobre todo para personas mayores y ninguna facilidad para los usuarios de los pueblos más lejanos, que han de levantarse a las cuatro de la madrugada para que les practiquen análisis preoperatorios en los grandes centros de la capital, cuando perfectamente podrían realizarles esas pruebas en los centros de salud más próximos e incorporarlos a los historiales de estos pacientes. Un auténtico desastre de organización. Me refiero también a la mala educación de los enfermos, que acuden a urgencias hospitalarias cuando sus pequeños problemas se podrían solucionar en los centros de salud, aliviando así el caos en las urgencias de los dos centros de referencia. Tampoco existen servicios de emergencias adecuados, que yo sepa, en los pseudo hospitales del Norte y del Sur. ¿Para qué se han realizado estas inversiones? ¿Qué es lo que falta en el sistema público de salud en Canarias? ¿Inteligencia, sentido común, un poco de organización? Lo del covid fue un caos. He visto morir a amigos de mi edad durante la pandemia que tendrían que estar vivos y coleando. ¿Por qué? No lo sé, posiblemente por lentitud en ser atendidos, o por el agobio de los sanitarios motivado por la pandemia, o quizá por falta de personal. La sanidad pública, que era modélica, se ha convertido en caótica. ¿Qué nos ha pasado realmente, Blas? ¿Se arreglará con paciencia?

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