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El tinerfeño Yeray Núñez ya cuenta con oxígeno en su casa para calmar las durísimas crisis de dolor

Afectado por la cefalea en racimos o de Horton, el peor tipo de dolor de cabeza, agresivo, insoportable e incapacitante, demandó en DIARIO DE AVISOS oxigenoterapia domiciliaria
El tinerfeño Yeray Núñez ya cuenta con oxígeno en su casa para calmar las durísimas crisis de dolor

El joven tinerfeño Yeray Núñez, afectado con una cefalea de racimo y una migraña crónica, que denunció que Canarias es la única comunidad autónoma que no autoriza el uso de la oxigenoterapia domiciliaria para aplacar las durísimas crisis que sufren estos pacientes, recibió por sorpresa finalmente en su domicilio en Tegueste una botella de oxígeno, lo que ha supuesto una gran alegría y una “mejora de mi calidad y esperanza de vida, al disminuir las horas de dolor y de sufrimiento innecesarios”, declaró ayer a DIARIO DE AVISOS.

Yeray y su padre, Juan Carlos Núñez denunciaron en el DIARIO que más de un centenar de canarios sufren el peor tipo de dolor de cabeza, la cefalea en racimos o de Horton, tan insoportable, agresiva e incapacitante que no solo llegan a desmayarse, sino que también se denomina cefalea suicida.

Yeray Núñez padece insoportables dolores diarios, entre siete y diez episodios cada noche, de una duración de entre 20 minutos a varias horas. Si bien la gran mayoría de los pacientes la experimentan de forma episódica, en un 20% la cefalea en racimos es crónica, es decir, los periodos de remisión no desaparecen, como en el caso del tinerfeño.

Es una patología para la que no hay todavía cura, por tanto es crónica. El tratamiento farmacológico es la primera elección en este proceso, pero en muchos casos genera efectos secundarios. Cuando ya no mejora la situación, y la cefalea se ha cronificado, se pueden realizar técnicas quirúrgicas cerebrales. Sin llegar a este extremo, se incorpora como coadyuvante la inhalación de oxígeno, con notable evidencia científica asociada a su uso en este trastorno, con grandes beneficios sobre el paciente, evitando nuevas patologías por los fármacos y reducción de costes sanitarios.

Precisamente, cuando Yeray y otros afectados acuden a urgencias por una crisis reciben como tratamiento oxigenoterapia al 100% en mascarilla con reservorio. Por tanto, tener ya la bombona de oxígeno en casa supone que los afectados, cuando comienzan a notar los primeros signos de un episodio de dolor, se ponen la mascarilla para calmar su intensidad y, además, reduce el tiempo de duración de los episodios.

En Canarias, al menos 40 pacientes podrían ser tratados con oxigenoterapia domiciliaria. Hace unos años, un grupo de neurólogos de diferentes hospitales públicos del Archipiélago remitieron un escrito al Servicio Canario de la Salud solicitando que se tuviera en cuenta esta propuesta para el tratamiento de sus pacientes y reconocían los beneficios que suponen para calmar los frecuentes episodios de dolor. Sin embargo, el SCS lo denegó escudado en que la indicación de oxígenoterapia no está financiada por el Sistema Nacional de Salud para estos pacientes, cuando ya en otras Comunidades se había autorizado.

Llorar de alegría

El pasado viernes por la tarde Yeray Nuñez se encontraba descansando en casa cuando recibió una llamada al móvil. Era la empresa suministradora del oxígeno medicinal que le indicaba que pasarían en breve por su domicilio para instalarle una bombona. “Me cogió por sorpresa, porque nadie de Sanidad nos había llamado ni enviaron un correo informando que había sido concedida la petición, por tanto estoy a la espera de hablar con el neurólogo”, señaló feliz.

Una de las primeras llamadas fue a su padre Juan Carlos, que había luchado para que le ofrecieran esa terapia a su hijo. “Si Yeray está dando saltos de alegría, yo estoy llorando de la emoción. La bombona en casa es un paso importante y una mejora en su calidad de vida. Es el mejor regalo que me han dado en la vida, solo tengo palabras de agradecimiento para todos los que han contribuido”, afirmó.

Al preguntar a Yeray cómo ha pasado estas primeras noches con la oxigenoterapia en casa, señaló que “he tenido las mismas crisis, en el caso del viernes fueron siete, pero en las seis primeras me puse el oxígeno y el dolor comenzó a descender y a la media hora ya había desaparecido. Estoy muy satisfecho, cuando noto que llega la crisis me pongo la mascarilla, no tengo que ir a urgencias, lo que es una ventaja enorme. Al aplicar antes el oxígeno la intensidad no sube tanto y a los 10 o 15 minutos ya empieza a calmarse y a los 20 o 30 minutos ya ha desaparecido”. Sin oxígeno en casa o llegando a Urgencias del Centro de Salud, los episodios duraban entre 40 y 45 minutos, y si tenía que acudir algunas veces cada noche, me tenía que llevar mi mujer, pero no podíamos dejar solos a los niños, así que en muchas ocasiones tenía que aguantar el dolor en casa como podía”.

Menor sufrimiento

Para Yeray Núñez su calidad de vida ha aumentado muchísimo. “El hecho de que cuando empiezo a notar que me va a dar el brote de dolor me pongo la mascarilla me alivia muchísimo, estoy más tranquilo y, sin duda, estas primeras noches no tienen nada que ver con que he pasado estos últimos años. Por lo menos, aunque he tenido siete u ocho golpes de dolor, los episodios intensos han disminuido, estoy más calmado, me recupero antes, y he podido descansar mejor. Tras finalizar el último brote, a las 6.30 de la mañana, me podido dormir más tranquilo, con el cuerpo no tan hecho polvo y tan cansado como otras noches”, reconoció.

Reducir en 20 minutos cada episodio de dolor supone más de dos horas menos de sufrimiento que soporta cada noche y, por tanto, tener una mayor calidad de vida. “Son más minutos en los que puedes descansar, no mucho porque te despierta el siguiente brote de dolor, pero en ese momento me pongo la mascarilla y al rato comienza a calmarse, no tengo que angustiarme pensando cómo aguantar el dolor o a quién despierto para que me lleve a urgencias”.

Su familia también está aliviada con este tratamiento en casa. “Mi mujer está muy contenta porque sabe lo mucho que he sufrido, y ella también conmigo. Al igual que mis padres, ella sabe que es un alivio enorme que tenga un tratamiento que me calme el dolor por la noche”, subrayó Núñez.

La botella de oxígeno tiene una capacidad de 23,6 litros, lo que supone que no llegará a tres noches de uso. “Durante estos años, tanto en urgencias como mi doctora María José, me ha enseñado a usarla y regular el flujo de oxígeno entre 12 y 15 litros por minuto, y voy bajando la intensidad cuando se me va calmando el dolor”.

Llegar a todos

Tanto Yeray Núñez como su padre Juan Carlos desean que otras personas que están sufriendo puedan optar a oxígenoterapia en sus casas. “Yo no tengo por qué ser especial, hay muchas personas como yo que están sufriendo cefaleas en racimo, por la noche o el día, que podrían beneficiarse del uso del oxígeno. Mi neurólogo Cristian Morales ha luchado y ha pedido varias veces esta terapia para calmar mi dolor y, con la ayuda del DIARIO DE AVISOS y otros medios de comunicación que han dado a conocer mi caso, se ha conseguido. Pero hay otros pacientes en el HUC y La Candelaria que también podrían beneficiarse”, finalizó Núñez.

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