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Cuando el Heliodoro Rodríguez López se vacunó contra el racismo

Aunque antaño se oyeran allí cánticos discriminatorios, el homenaje de desagravio al hispano-ghanés Iñaki Williams en 2020 sitúa al templo deportivo santacrucero al frente de la lucha contra el odio en el fútbol español
La afición tinerfeña se ganó el aplauso general por su espontáneo respaldo a Iñaki Williams. / @AthleticClub

A Thomas N’Kono, portero del RCD Espanyol, le lanzaban plátanos desde el fondo en el Nou Camp del FC Barcelona en 1984. A Wilfred Agbonavbare, también guardameta y camerunés, aunque del Rayo Vallecano, en 1993 le espetaban en el Bernabéu, estadio del Real Madrid CF, cánticos como “¡Negro, cabrón, recoge el algodón!”. Dos años después, Jesús Gil (delincuente condenado reiteradamente por gravísimos delitos y dueño del Atlético de Madrid) decía textualmente de Adolfo -el tren- Valencia que “a ver si le matan” o “a ver si le corto la cabeza” y, claro, al delantero colombiano sus propios hinchas le gritaban al salir del entrenamiento frases como “¡Negro, basura, tu piel no tiene cura!”.

Los casos se cuentan por decenas, pero baste esta pequeña muestra para comprobar que el racismo hace mucho que es un problema pendiente en España y, desde luego, en su fútbol profesional, donde la masiva llegada de jugadores de raza negra a partir de la década de los años 90 del siglo pasado puso en evidencia, otra vez, que este espectáculo de masas servía de refugio a comportamientos intolerantes como los descritos, y que hoy están tipificados como delitos de odio.

El Heliodoro Rodríguez López, como prácticamente ningún campo de España, no era ajeno a estos deleznables comportamientos, por mucho que a más de uno -en una inconsciencia favorecida por la permisividad social imperante en aquella época- le parecieran similares semejantes denuestos para despistar al adversario como es imitar gritos de monos si el rival tenía algún jugador negro que, por ejemplo, aburrir a un central del Sestao de abundante cabellera al insistente grito de “¡peludo!” en cuanto tocaba la pelota.

Sin embargo, desde finales de enero de 2020, el Heliodoro Rodríguez López bien puede presumir de ser un templo deportivo vacunado contra el racismo. Con motivo de una eliminatoria de Copa del Rey disputada justo después de que el delantero de origen ghanés del Athletic de Bilbao, Iñaki Williams, sufriera intolerables insultos racistas por parte de energúmenos en un partido celebrado en Cornellá, sede del RCD Espanyol, fue desagraviado a 3.000 kilómetros de distancia.

Aunque la trifulca originaria no venía a cuento de los hinchas tinerfeños y la rivalidad deportiva en aquella eliminatoria fue notable (finalmente pasó de ronda el Athletic tras una emocionante prórroga), la reacción de los birrias por lo sucedido tres días después es un ejemplo de cómo se ha de combatir socialmente el racismo, dado que se entonaron cánticos de apoyo en el Helidoro al deportista y en contra del racismo, que además fueron respaldados con pancartas en las gradas del recinto de la calle de San Sebastián.

“No tenían por qué hacerlo, pero se han sentido identificados conmigo. Es una gente que la guardo en el corazón”, manifestó en Tenerife Williams. “Con gente buena se acabará con el racismo”, dijo el ariete, antes de añadir que “aquí tienen a un seguidor más. Les seguiré de cerca. ¡Vamos Tete!”.

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