tribuna

Vamos al cine que es gratis

En los años 50 del siglo pasado se había inventado la función fémina en el cine Parque Victoria de La Laguna, el que estaba en la plaza del Adelantado. Era los jueves y aquel salón, que parecía un almacén del Oeste, se llenaba de chicas y soldados que lo inundaban todo con el olor a baqueta de sus botas. Las entradas estaban muy rebajadas y no llegaba a una peseta, menos de cinco céntimos de euro de hoy. Claro que eran otros tiempos, pero los tiempos sirven para refrescarnos la memoria y comprobar que todo está inventado. Dicen que en la campaña electoral ha irrumpido la Inteligencia Artificial, pero yo creo que ha sido la tontería. Hace años que tenemos la rebaja para los mayores de 65, pero esto no ha hecho que la gente vaya más a los multicines.

Conocí hace mucho tiempo a Ricardo Évole, el dueño de Yelmo Cineplex. En una visita que le hice a sus oficinas de la calle Princesa, en Madrid, me dijo que el negocio consistía en el ahorro de personal, atender 18 salas con un solo operador, y, sobre todo, en vender cotufas y Coca Cola. En el fondo era lo que les veía hacer a mis sobrinos cuando ponían una peli en el televisor de su casa. Una Coca Cola de litro y medio y un gran paquetón de palomitas de maíz. Todo ello me hacía pensar que el cine había pasado a ser algo subsidiario y que Évole tenía razón.

La cosa ha llegado al extremo cuando compruebo que la que vende las cotufas es la misma que recoge las entradas. Así se pueden hacer todas las rebajas que se quieran. Sánchez acaba de sacar una de sus medidas estrella con la que acabará estrellándose si no se pone de acuerdo con la Coca Cola para hacer una oferta completa. El cine tiene ahora que ver con estas cosas y ha pasado a formar parte, junto con McDonald y Burger King, de lo que llamamos el ocio masivo. Debe ser eso a lo que se refiere una candidata cuando propone generar espacios públicos de ocio. Esta campaña electoral se ha convertido en la tómbola de la Chochona. A propósito, recuerdo una vez en la plaza de San Telmo, de Las Palmas, una rifa a la que fui muy temprano, debían ser las nueve de la mañana, con Paco Martínez y Eduardo Millares, Cho Juá. Nos tocaron tres muñecas seguidas cuando éramos los únicos clientes. Nos dio tanta pena del dueño que se las regalamos.

Al día siguiente ocurrió la anécdota, que Paco contaba, de cuando dejó los calzoncillos en la terraza de la Residencia Capitol para que se orearan y el viento se los llevó durante la noche. Aparecieron ondeando como una bandera en unos cables del alumbrado. Era domingo y no pudo comprar el repuesto, así que regresó a Tenerife sin los gayumbos. Al explicarle a Margarita lo que había pasado se inventó la milonga de que se enrolló con una sueca en un hotel de la playa de las Canteras y se le quedaron traspapelados entre las sábanas. “Eso no te lo crees ni tú”, le dijo ella. Y él le contestó: “Si te cuento la verdad es cuando no te lo crees”. Hoy, como todos los lunes, argumenta Iván Redondo algunos vaticinios sobre e 28 M. Se está convirtiendo en un asunto muy manido. Lo hace en torno a un recuerdo al diario Pueblo, al que seguro no tuvo ocasión de conocer, solo por un tema de cronología vital. Habla de Raúl del Pozo y de José María García, amigos míos del café Gijón de aquellos tiempos. No sé por qué lo he emparentado con la rebaja de los cines, que proviene de la época en que Franco era cabo.

Los años cumplidos son muy traicioneros, y hacen que te acuerdes de cosas pasadas que teníamos olvidadas y hoy se venden como novedades. Son problemas del adanismo, de ese empeño de que el mundo empezó el día de nuestro nacimiento. Solo funciona como un requiebro, en esa copla que dice: “El día que tú naciste, nacieron todas las flores”. Al hacerle la oferta de rebaja a los mayores de 65 se corre el riesgo de que algunos digan que eso es más antiguo que el hilo negro. En fin, se trata de seguir el consejo de los asesores, que parecen todos expertos en ventas del Corte Inglés. No sé a quién se le ha ocurrido que a alguien que ha sufrido un cáncer piense en pedir una hipoteca, precisamente.

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