Las cucarachas blancas existen y es posible que hayas visto alguna en algún momento. Aunque son menos frecuentes que las cucarachas de color marrón, estas pueden aparecer en tu casa, por lo que es importante que sepas cómo actuar ante su presencia.
En primer lugar, es necesario aclarar que las cucarachas blancas no corresponden a otra especie de insecto. En realidad, se trata de una fase de transición que atraviesan todas las cucarachas antes de adquirir el característico color marrón que conocemos. Este cambio de color es parte de su ciclo de vida.
El ciclo de vida de las cucarachas consta de tres fases: huevo, ninfa (con diferentes estadios) y adulto. Las ninfas son las etapas juveniles de las cucarachas y se caracterizan por ser más pequeñas que las adultas. Cada estadio de ninfa es más grande que el anterior, y finalmente, tras la última fase, se convierten en adultos.
Una característica de las cucarachas inmaduras es que, al cambiar de estadio, las ninfas recién nacidas son blancas o albinas. Por lo tanto, cuando se avista una cucaracha blanca, en realidad se trata de una ninfa de cucaracha en proceso de maduración, específicamente en una fase de muda que dura solo unas horas.
El exoesqueleto de las cucarachas es muy resistente, lo que dificulta su eliminación aplastándolas. Este exoesqueleto recubre y protege a los insectos. Durante la maduración, las ninfas de cucaracha cambian su exoesqueleto débil y blanco por uno endurecido y oscuro, adquiriendo el aspecto más común de los adultos. Este proceso dura aproximadamente de 10 a 12 horas.
Es importante actuar de inmediato al observar una cucaracha blanca debido a que su presencia indica que una población de cucarachas adultas se encuentra cerca o dentro de tu hogar. Además, es probable que haya más ninfas cerca, las cuales, al alcanzar la etapa adulta y madurez sexual, podrían reproducirse y generar una plaga o infestación importante.
Ante esta situación, se recomienda determinar el lugar donde se están alojando las cucarachas y aplicar un tratamiento directo. Por lo general, prefieren lugares oscuros y húmedos, como grietas, debajo de los muebles, drenajes o agujeros. Si la plaga está muy avanzada, es recomendable contactar a un experto en control de plagas para que brinde asistencia adecuada.